Elecciones México 2000

ELECCIONES 2000

Tres eran los principales contendientes para ganar la Presidencia de la República en el año 2000: Francisco Labastida Ochoa, por parte del PRI; Cuauhtémoc Cárdenas, abanderado del PRD, y Vicente Fox, candidato del PAN.

La campaña presidencial fue intensa, enconada; los medios de comunicación fueron utilizados como nunca antes y, también, como nunca antes se mostraron o fueron obligados a la apertura y la relativa imparcialidad. Igual que en 1994, los candidatos a la presidencia debatieron públicamente y, a diferencia del pasado, la autoridad tenía la capacidad de controlar, a satisfacción de todos los actores políticos, el padrón de los electores, la selección del personal de las casillas y moderar las ventajas de recursos entre los partidos.

Así, el 2 de julio, Ernesto Zedillo debió reconocer públicamente la primera derrota de su partido en 71 años. Fue así como terminó el monopolio del poder de un solo partido y, también por primera vez en la historia del México independiente, el país experimentó una transferencia del poder a la oposición pacífica y ordenada. El resultado electoral le dio a Vicente Fox 42.52% de los sufragios, mientras que Francisco Labastida sólo obtuvo 36.10% y Cuauhtémoc Cárdenas 16.64%. El resto de los candidatos y los votos nulos representaron 4.73% del total.

En realidad, lo ocurrido entonces fue algo más que un cambio de gobierno y de partido al frente de la presidencia: fue un cambio de régimen político, pues del viejo autoritarismo presidencialista surgido de la Revolución Mexicana se pasó a un sistema de democracia representativa, que puso a México de un golpe a tono con la modernidad política.

México comenzaba así su nueva vida política con un sistema tripartidista donde el PAN estaba representado con 207 diputados y 46 senadores, el PRI con 211 diputados y 60 senadores y el PRD con 51 diputados y 7 senadores. Ningún partido tenía capacidad para controlar el Poder Legislativo. En el resto del país, 19 estados eran gobernados por el PRI, siete por el PAN y cuatro por el PRD, mientras que los gobiernos municipales también se habían pluralizado: 57% eran priístas, 13.4% panistas y 10% perredistas.

Al concluir el siglo xx, el presidencialismo sin contrapesos y el pluralismo limitado que caracterizaban a México, habían dado paso a una auténtica división de poderes y un pluralismo político equiparable con las democracias de raigambre. La legitimidad del nuevo gobierno que iniciaba sus labores en diciembre de aquel año tenía muy pocos precedentes en el curso de la historia mexicana.

Pero...

El presidente Zedillo y las principales fuerzas políticas y económicas vinculadas con el PRI aceptan de buena gana los resultados electorales. Señala Lorenzo Meyer (El espejismo Democrático): “En el 2000, la lucha fue

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