Escuela Calmecac

• INTRODUCCIÓN:

Para que un tema se entienda con claridad se debe saber desde el inicio, en el caso de la gran Tenochtitlán, la capital de los mexicanos se convirtió en una de las mayores ciudades de su época en todo el mundo y fue la cabeza de un poderoso estado que dominó una gran parte de Mesoamérica. El florecimiento de la ciudad se realizó a costa del tributo pagado por los pueblos sometidos a su poder. Por ello, cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, numerosas naciones indígenas se aliaron con ellos con el objetivo de poner fin a la dominación tenochca.

Cuauhtémoc, último tlatoani de México-Tenochtitlán, encabezó la resistencia de la ciudad, que cayó el 13 de agosto de 1521 a manos de los españoles y sus aliados indígenas, todos bajo el mando de Hernán Cortés.

Sí, Tenochtitlán estaba en una época gloriosa y nadie creería lo que iba a pasar a la llegada de los españoles, sin embargo no era que no estuvieran preparados para guerras, de hecho los educaban para ello.

Ya que en la sociedad mexica la educación era el medio por el que se transmitían los valores a los nuevos ciudadanos con la finalidad de que cada persona cumpliera con las obligaciones exigidas de acuerdo a la posición social.

La educación estaba centrada en cuatro instituciones:

Calmécac: Escuela destinada a la educación de los nobles aztecas, se les enseñaba historia, religión, música, etc. enseñados por sabios llamados tlamatinime, a base de una férrea disciplina corporal.

Telpochcalli: Ahí concurrían los hijos de los macehuales, la educación era menos preparada y se les enseñaban oficios, como utilizar armas y como combatir en la guerra.

Cuicacalli: Escuela dedicada al canto y al desarrollo musical, principalmente culto a los dioses.

Sin dejar de lado que también existía Ichpochcalli “la casa de las doncellas” escuela femenina.

Como se puede notar las escuelas eran clasificadas por el estatus social en el que estaban rodeados, en su mayoría, los hijos seguían los paso de su padres aprendiendo a detalle de ellos, los padres los educaban psicológicamente para la entrada a su escuela, repitiéndoles una y otra vez, que debían de ser obedientes, diligentes y respetuosos, ya que ellos eran el último eslabón de la cadena familiar, y nunca deberían avergonzar a sus ancestros, ya que se tenían que formar para que fueran sabios y de corazones firmes, sin embargo la jóvenes eran enseñadas por su madre a cocinar y a tejer (trabajos del hogar).

Además que los mexicas sabían que la educación era necesaria para la supervivencia del imperio y, en consecuencia le ponían especial atención, ya que los templos de enseñanza eran considerados templos en donde los niños se volvían hombres, es por eso que dicho ensayo esta dirigido a la escuela Calmècac ya que fue una de las más importantes en esta cultura.

• DESARROLLO:

El mundo mexica se caracterizaba por el cuidado que ponían los gobernantes en el buen funcionamiento de su sistema educativo, como ya se menciono, en las escuelas de Tenochtitlán atendían a los jóvenes de acuerdo con su extracción social.

Era muy importante que dentro de la familia los niños aprendieran que en la generación del universo, llevada a cabo por los dioses, los hombres y las mujeres se habían unido para dar fuerza a la creación de la vida; así como “Oxomoco y Cipactónal son una pareja de ancianos en a los cuales los dioses señalaron a la vieja como atributos, el hilado, el tejido y el manejo de los granos de maíz para curar y adivinar mientras que al viejo el cultivo de la tierra” (Mendieta, pp. 32; 1996) por ello las mujeres educaban a las hijas, mientras que los varones instruían a los hijos; se puede decir que en la educación se combinaban los discursos solemnes, entre las muestras de amor y cariño de padres a hijos, con castigos y reprimendas sumamente rigurosos.

De los tres o cuatro años en adelante, los niños debían ejecutar tareas sencillas con gran obediencia; conforme pasaban los años el trabajo se hacía más complejo y las labores más pesadas, de ese modo los niños aprendían oficios del padre mientras que las niñas aprendían labores domésticas: asear la casa, preparar los alimentos, hilar las prendas de vestir de la familia, entre otros.

De esa manera, durante todo el proceso de educación informal que se llevaba en la familia, niños y niñas aprendían las conductas adecuadas y diferentes para cada sexo, en la actualidad nos podemos dar cuenta que seguimos en la misma situación debido a que se le sigue considerando a la mujer incapaz de realizar actividades o trabajos que realiza el hombre.

En un principio, a los niños rebeldes se les amenazaba con una buena paliza, que se hacía efectiva cuando mostraban desobediencia; más tarde, ante las actitudes negativas de los niños y jóvenes, los padres les aplicaban dolorosos punzamientos con púas de maguey (preparándolos, de paso, para las futuras prácticas del auto sacrificio), o bien los semiasfixiaban con el humo de chiles quemados. Por su parte, las adolescentes que mostraban actitudes negativas, como el coqueteo y el gusto por el chisme, eran obligadas a barrer de noche fuera de la casa, lo que era considerado como algo peor que recibir una paliza.

Al cumplir los quince años, los hombres adolescentes eran obligatoriamente enviados por sus padres al Calmécac o al telpochcalli, enfocándonos más en el primero de estos.

Los hijos de los nobles acudían al Calmécac, institución que se hallaba dentro del recinto ceremonial, aquí los hijos de los pipiltin aprendían los relatos históricos contenidos en los ámatl, o libros pintados (hoy conocidos como códices), que eran leídos en interminables discursos por los viejos sacerdotes.

Todos los alumnos del Calmécac, sin excepción alguna, debían dominar los giros literarios más elegantes de su lengua, el náhuatl, y conocer las grandes creaciones poéticas de los antiguos bardos, así como saber declamar con donaire y distinción. Aprenderían además el difícil manejo de la administración pública y en el futuro serían maestros,

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