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Extremos De Un Segmento Conciliatorio: Anarquismo Y Espiritismo En La Cultura Obrera De Principios De Siglo XX


Enviado por   •  26 de Enero de 2014  •  7.370 Palabras (30 Páginas)  •  538 Visitas

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Extremos de un segmento conciliatorio: Anarquismo y espiritismo en la cultura obrera de principios de siglo XX

Introducción

En el inicio del siglo XX en Puerto Rico las expresiones políticas marginales -entiéndase anarquismo, librepensamiento, masonería, espiritismo, socialismo utópico entre otras-, parecen desembocar en las luchas iniciadas en el siglo anterior bajo un manto común, la idea de la fraternidad universal. En un artículo titulado: La invención anarquista, Christian Ferrer, afirma que en la modernidad, el anarquismo se difundió al modo de las antiguas herejías, como una urgencia espiritual que impulsó a los ideales emancipadores a correrse más allá de los límites simbólicos y materiales permitidos por las instituciones a las que se había otorgado el monopolio de la regulación de la verdad. A juicio de Ferrer, lo anterior se debió probablemente a que los anarquistas fueron los albaceas más fieles del ideal jacobino tanto como correas de transmisión del antiguo impulso milenarista, que pudieron transformar el lema "libertad, igualdad y fraternidad" en el trípode de una mística desmesurada.

A tono con los ideales de la fraternidad universal -ampliamente difundidos durante todo el siglo XIX- apunta Ferrer que tres doctrinas: liberalismo, marxismo y anarquismo se constituyeron en los vértices del tenso triángulo de la filosofía política emancipadora. A juicio de este autor, los matices particulares tanto de Stuart Mill, como Marx y Bakunin estaban atravesados por la pasión y por la excelencia del siglo XIX.

Para José Álvarez Junco, los instrumentos políticos concretos a que el anarquismo -en especial el español- apela para aunar en la práctica la solución comunitaria y el máximo respeto a la libertad individual son precisamente, dos artificios liberales: el federalismo y la teoría despreciada por Juan Jacobo Rousseau de los derechos naturales del ser humano.

Con relación a la teoría de los derechos naturales el autor destaca que, al hablar de derechos naturales se alude a unas prerrogativas inherentes a la naturaleza humana y anterior a la existencia de la sociedad y los anarquistas acentúan el aspecto de la intangibilidad de tales derechos por cualquier ley o disposición social. Valiéndose de la filosofía política el autor presenta a los anarquistas españoles como herederos de la corriente iusnaturalista racional secularizado de los siglos XVII y XVIII, cuya base era el ser humano como organismo material, y cuyo objetivo no es tanto edificar un conjunto de normas éticas reguladoras de la actividad social -Derecho Natural- derivadas de la común participación universal, sino un conjunto de facultades individuales -derechos naturales- que pueden esgrimirse frente a la compulsión política-social.

No debe pasarse por alto que el liberalismo económico acompañó al liberalismo político retando los controles del sistema mercantil, de ahí que ambas tendencias liberales se confabularon sobre la premisa de que el hombre de su tiempo es un ser racional, altamente individual y que por tanto los factores de producción son libres, lo que a su vez garantiza la producción de individuos racionales, que laboran por su propio bienestar y para el bien común de la sociedad. Con lo anterior en mente los principales exponentes del liberalismo justifican la idea de que la función del Estado sea la de proteger al individuo, y a la propiedad privada.

Ese conjunto de facultades individuales con la que Álvarez Junco designa a los derechos naturales, esgrimidos por los filósofos de la Ilustración, parece ser la fuente de donde brota la concepción de orden que los protagonistas del siglo XIX utilizan para impulsar sus respectivos proyectos políticos -entiéndase: liberalismo, marxismo y anarquismo- y que como señaló Ferrer arriba se constituyeron en los vértices del tenso triángulo de la filosofía política emancipadora.

Ahora bien a juicio de Santiago Castro Gómez -profesor de Filosofía de Social de la Universidad Javeriana- es a partir de Juan Jacobo Rousseau, y en pleno siglo de las luces, que la filosofía empieza a levantar la sospecha de que los procesos socio-culturales de la modernidad y el desarrollo del capitalismo no conducen a un reino de felicidad y solidaridad entre los hombres, sino que conllevan la esclavización paulatina y tal vez irreversible del ser humano, así como la destrucción de la naturaleza. Sostiene Castro Gómez que diversos tipos de crítica a la modernidad han sido esbozados por las principales figuras de la filosofía social hasta mediados del siglo XX: Rousseau, Schiller, Hegel, Marx Nietzsche, Weber, Freud, Horkeimer y Adorno.

Lo anterior ameritaría una discusión más amplia pero debido a la naturaleza del trabajo no puedo desarrollar en este momento, sin embargo es precisamente en este descontento social que podrían ubicarse a los espiritistas y anarquistas.

En este ensayo pretendo abordar las posibles tangencias ideológicas entre el anarquismo y el espiritismo y su impacto en la comunidad obrera puertorriqueña de principios de siglo XX. La consulta a pensadores anarquistas y espiritistas de primer orden, es menester a la hora establecer posibles vínculos con el contenido ideológico de la prensa obrera. Con esto en mente habré de examinar el discurso de la prensa obrera de la época, con la intención de identificar, trazar y problematizar las ideas anarquistas y espiritistas, así como los protagonistas puertorriqueños que en alguna medida se vieron identificados con lo anterior.

Proyecciones materiales y espirituales de la vida en sociedad

Luisa Capetillo -una de las primeras líderes obreras de la Isla- sugiere en un artículo que lleva por título: "Anarquismo y espiritismo," unas claves que muy bien podrían sugerir más afinidad que diferencias. Capetillo destaca con la intención de armonizar ambos pensamientos lo siguiente: 1. que muchos ignorantes dirán cómo pretendo unir los anarquistas y espiritistas, 2. ¿Qué acaso los anarquistas no tienen alma o la tendrán constituidas en otra manera?

La autora señala en tono de crítica: que muchos espiritistas desearían ser como los anarquistas, que son más justos, equitativos, humanos amigos leales y seguros compañeros a pesar de la distancia. La líder feminista sugiere que para realizar un estudio de ese tipo es imprescindible revisar las siguientes obras: La filosofía anarquista, La conquista del pan, Dios y el Estado y La psicología del Socialismo anarquista.

En sintonía con la intención de Luisa Capetillo de acoplar los anarquistas y espiritistas so pretexto de que los primeros tienen alma y que son más justos y equitativos que los segundos, Allan Kardec en su obra, El libro de los espíritus, presenta un tema dedicado al egoísmo que por un lado, podría servir de defensa al argumento de la líder obrera, mientras que por el otro deja entrever las bases del proyecto espírita.

Se pregunta Kardec: "¿Qué medio hay para destruir el egoísmo?" a lo cual contesta: "De todas las humanas imperfecciones, la más difícil de desarraigar es el egoísmo, porque deriva de la influencia de la materia de la cual el hombre está muy próximo aún a su origen, no ha podido emanciparse, y todo contribuye a sostener esa influencia: las leyes, la organización social y la educación. El predominio amenguará con el predominio de la vida moral sobre la material, y sobre todo con la inteligencia que os da el Espiritismo de vuestro estado futuro real, y no desnaturalizado con ficciones alegóricas".

Sentencia Allan Kardec que el egoísmo en el ser humano y la influencia material que el mismo ejerce, lo que lleva a éste a sostener todo un sistema de ley y de organización social de carácter antinatural. De ahí, que el atrevido junte de Luisa Capetillo a dos propuestas ideológicas aparentemente distantes no estaba tan lejos de su observación.

A simple vista la pregunta de: ¿Qué medio hay para destruir el egoísmo? podría interpretarse como una mera interrogante doctrinal de la filosofía espírita, sin embargo el espiritismo se concibió como una ciencia al servicio de la humanidad a la par con las otras ciencias de su momento, pero con la misión de llenar el vacío generado por el discurso de la razón con argumentos intuitivos como la reencarnación. De ahí que en la contestación de la misma está contenido parte del proyecto social espiritista. Entre las propuestas del proyecto espírita están: en primer lugar, desarraigar al egoísmo, en otras palabras eliminarlo de raíz, porque es precisamente el egoísmo el responsable de la segunda, la influencia material. Influencia material que el hombre está aún muy próximo a su origen y que no ha podido emanciparse, dicho de otra forma liberarse, porque el mismo sujeta su progreso. Esa misma restricción contribuye a sostener las leyes, la organización social y la educación, factores que contribuyen a su vez a reproducir y se quiere a perpetuar la enajenación del ser humano de lo que los espiritistas consideran lo real. Entendiendo por lo real el predominio de la vida moral sobre la material, predominio que sólo se consigue a través de la inteligencia que da el Espiritismo de su estado futuro real, y no desnaturalizado con ficciones alegóricas.

Esta desnaturalización con ficciones alegóricas parece llamar la atención del desenlace de las propuestas cientificistas de moda en la Europa del siglo XIX. Es precisamente en este punto donde se puede apreciar cierta confluencia de ideas entre los proyectos espiritistas y anarquistas sobre todo lo que respecta a ofrecer alternativas al predominio de la vida moral sobre lo material.

El anarquismo por su parte sostiene varias propuestas ideológicas como son: la afirmación de la libertad, de la libre iniciativa, del pensamiento y de las manos libres, porque un progreso que tiene por delante dogmas, credos cerrados, preconceptos autoritarios, no podrá ser más que parcial y deficiente. Algunos estudiosos del anarquismo sostienen que dicha corriente no pretende la anulación del orden y la imposición del desorden, sino la formación de una sociedad natural que no tiene reglas, ni leyes porque éstas no son necesarias. De ahí que la base esencial del anarquismo es el hombre natural, anterior y más fundamental históricamente que el hombre político.

El abordar el anarquismo y el espiritismo de manera integral, -obedeciendo a la propuesta de Capetillo- parece conducir a hallar más similitudes que diferencias entre ambas materias de estudios. Al examinar las posturas ideológicas, se puede observar de inmediato una similitud entre lo que los anarquistas llaman la Naturaleza, entendida como la totalidad o el universo de la vida, y lo que los espiritistas llaman Dios, entendiendo por Dios no sólo una entidad religiosa, sino un Ser todopoderoso, todo bondad, y que al igual que la Naturaleza representa la totalidad de la existencia.

Lo anterior parece estar en consonancia y tiende a validar la tesis de Pedro Kropotkin sobre el apoyo mutuo de las especies. En su libro que lleva por nombre El apoyo mutuo, Kropotkin elabora un discurso coherente con el que sostiene que al lado de la lucha de las especies de Darwin -concepto usado por los idealistas burgueses para la defensa a ultranza del Darwinismo social y por ende de la superioridad racial del blanco- se forjaba una ayuda mutua de las especies de un mismo género - y en casos excepcionales de otros- por preservar las especies. Esa idea del apoyo mutuo de Kropotkin se convierte luego en uno de sus paradigmas a la hora de auspiciar la supervivencia de la economía en la sociedad anarquista.

La idea del apoyo mutuo de Pedro Kropotkin con la cual elaboró muchos de sus preceptos políticos, parece estar respaldada por la necesidad de la vida social del espiritismo. Para Allan Kardec, Dios ha hecho al hombre para vivir en sociedad y no le ha dado inútilmente la palabra y todas las otras facultades necesarias a la vida de relación.

Con relación al aislamiento pregunta Kardec, "el aislamiento absoluto ¿es contrario a la ley natural?", a lo cual responde, "sí, puesto que los hombres buscan por instinto la sociedad y puesto que todos deben concurrir al progreso ayudándose mutuamente. El hombre, al buscar la sociedad, ¿Obedece únicamente a un sentimiento personal, o bien tiene ese pensamiento un fin providencial más general? El hombre debe progresar. Solo no puede hacerlo, porque no tiene todas sus facultades y le es preciso el contacto de los otros hombres. En aislamiento se embrutece y languidece".

Añade el autor, -validando la tesis de Kropotkin: "el hombre no creó la sociedad, la sociedad es anterior al hombre"- que ningún hombre tiene facultades completas. Por medio de la unión social se complementan los unos a los otros para asegurarse el bienestar y progresar. De aquí que necesitándose unos a otros, han sido hechos para vivir en sociedad y no aislados.

En sintonía con el pensamiento anarquista, Allan Kardec pregunta: "¿Puede estar regida la sociedad sólo por las leyes naturales, sin el concurso de las humanas? Podría estarlo, si se las comprendiese bien y se tuviese el deseo de practicarlas, ellas bastarían. Pero la sociedad tiene sus exigencias y le son necesarias leyes particulares". A reglón seguido pregunta Kardec: "¿Cuál es la causa de la inestabilidad de las leyes humanas? En tiempo de barbarie son los más fuertes los que hacen las leyes y las hacen en provecho suyo. Ha sido preciso modificarlas a medida que los hombres han comprendido mejor la justicia. Las leyes humanas son más estables a medida que se aproximan a la verdadera justicia, es decir, a medida que son hechas en provecho de todos y que se identifican con la ley natural".

En consonancia con la idea de la ley natural y la verdadera justicia en provecho de todos, que hablaban los espiritistas, Pedro Kropotkin señala que: "todo lo necesario para la producción ha sido acaparado por algunos en el transcurso de esta larga historia de saqueos, guerras, ignorancia y opresión en que ha vivido la humanidad antes de aprender a domar las fuerzas de la Naturaleza".

Otra de las coincidencias entre el anarquismo y el espiritismo es en lo referente a la igualdad y la desigualdad de los seres humanos, de la cual está fuertemente imbuida la teoría anarquista.

Extremos de un segmento conciliatorio: Anarquismo y espiritismo en la cultura obrera de principios de siglo XX

Antes de comenzar a evaluar los posibles paralelos entre los anarquistas y los espiritistas, en el caso de Puerto Rico, considero necesario comenzar la discusión en el contexto de 1898. De ahí, que la consulta a la prensa obrera de estos años resulta imprescindible.

Algunos de los estudiosos del movimiento obrero en Puerto Rico han sostenido que el 1898 fue el crisol donde afloraron con mayor fuerza las contradicciones de clase en la sociedad puertorriqueña. Valiéndose del análisis materialista de la historia, se ha elaborado un discurso político que tiende a ubicar la lucha, entre dos clases potencialmente antagónicas. Por un lado, la clase señorial que ejercía una influencia decisiva, cuasi-hegemónica, aunque sin control estatal y, del otro lado, la clase obrera que veía en el nuevo arreglo colonial una oportunidad para salir del anonimato, al que un poco lo había reducido la metrópoli anterior.

La consulta a la prensa obrera en los años '90 del siglo pasado revela una fuerte dosis anarquista detrás del movimiento obrero puertorriqueño. El eco proletario, "semanario consagrado a la defensa de la clase obrera", señala lo siguiente bajo el título de "El obrero en Puerto Rico",

Para ser obreros libres dije en el segundo artículo era necesario tener conciencia de sí mismos, saber evaluar nuestros dotes de inteligencia y de valer. Ahora bien, desde que nacemos apenas nos damos cuenta de que existimos, sentimos bullir en nosotros un instinto de libertad, pero tan confuso, que á [sic] no cuidar de nuestra educación verdaderos maestros conocedores del partido que puedan sacar de ese instinto en provecho del Progreso; á [sic] pintárnosle, ... y comprensible colores desaparecen dejándonos sumidos en los horribles centros del obscurantismo.

Se desprende del artículo antes citado una genuina preocupación por la educación como toma de conciencia del obrero a la luz de la idea de la libertad y del progreso.

El eco proletario, también da cuenta de la suerte que corrieron cuatro anarquistas en Jerez que fueron ejecutados por el gobierno. Esta información publicada por el semanario demuestra lo bien documentados que estaban los dirigentes obreros puertorriqueños sobre los acontecimientos internacionales. Lo anterior podría sugerir posibles vínculos con anarquistas del exterior ya que desde la Habana llegaban telegramas informando los principales acontecimientos del mundo anarquista.

Por otro lado, en 1897 sale a la luz pública el semanario político el Ensayo obrero, órgano de la clase obrera puertorriqueña y de tendencia anarquista a juzgar por un artículo publicado con el título En razón exponen parte de sus reacciones al acontecer político de Puerto Rico:

El obrero, se ha dicho con sobradísima razón, que no debe pertenecer á [sic] ninguna política de bandería, porque la experiencia nos ha demostrado siempre que todo partido al ser gubernativo, se convierte en feudo del pueblo que trabaja y que produce, subsistiendo, por consiguiente esa guerra civil que se libra entre el poder y el trabajo.

No obstante, esta visión comenzó a cambiar en las filas de los artesanos. En otro artículo titulado: Como pensamos en época de elecciones, el semanario expone su posición en torno a la defensa del Partido Autonomista:

El partido autonomista tiene en su seno hombres, de un corazón magnánimo y generoso, de ideales justísimos y nobles, y con esto cuenta la clase obrera para alcanzar alguna de sus reivindicaciones, mucho de los derechos negados.

Lo anterior les sirve a los dirigentes del semanario para impulsar los esfuerzos del Partido Autonomista, por entender que estos últimos ayudarían en los reclamos de la clase obrera.

La participación de los artesanos en los procesos electorales se debió a que para las elecciones de 1898 se puso en vigor el sufragio para los varones mayores de veinticinco años. A la luz del constante apoyo que el Partido Conservador brindó a las restricciones electorales impuestas por la metrópoli, los artesanos no tuvieron otra opción que apoyar a los liberales autonomistas.

Por otro lado, apuntan García y Quintero, que los liberales estaban divididos entre los autonomistas ortodoxos -antimonárquicos-, adversarios de los acuerdos con los conservadores de la metrópoli y los llamados liberales fusionistas, partidarios de la fusión al Partido Liberal Monárquico de España con el fin de obtener la autonomía para Puerto Rico. La dirección del periódico Ensayo Obrero, la emprendió contra los liberales fusionistas, más sin embargo, representaron la tendencia minoritaria en las filas autonomistas ya que el Partido Liberal Puertorriqueño triunfó en las elecciones de 1898. Su triunfo no obstante, no tuvo mucha trascendencia ya que en el 1898 se produjo la invasión estadounidense.

Por otro lado, se debe tomar en consideración el hecho de que el poder monárquico exigió la unidad del autonomismo al momento de instrumentar la autonomía. En otras palabras, los partidos autonomistas no fueron a una elección a disputarse el poder.

Luego de la invasión estadounidense la organización obrera en Puerto Rico adquiere una dimensión singular en lo que respecta a sus aspiraciones de clase. Rubén Dávila Santiago, en su libro El derribo de las murallas: Orígenes intelectuales del socialismo en Puerto Rico, ubica el pensamiento político del movimiento obrero puertorriqueño en tres tendencias.

Una tendencia izquierdista, que encuentra eco en el socialismo libertario. Esta tendencia planteaba la necesidad de la revolución social para destruir la propiedad privada de los medios de producción, abogaba por la abolición de la sociedad de clases y sostenía la bandera roja del internacionalismo proletario.

La tendencia del centro cuya figura representativa es Santiago Iglesias Pantín, quien predicaba la lucha por el mejoramiento de su presente y la emancipación futura. De ahí que el eje de su planteamiento era la lucha, por medio de reformas, para superar la situación de miseria, razón por la cual su atención iba dirigida a la lucha por los salarios, las condiciones de trabajos y la negociación. Afirma Dávila Santiago que es precisamente esta tendencia la que controlaba la Federación Libre de Trabajadores (FLT) y la que a su vez es mayoritaria aunque no logra el impacto de la primera.

La tercera tendencia es la que él ha llamado de derecha. Esta sostenía claramente la conciliación de clases, la disolución de las contradicciones, y mantuvo un apoyo abierto con los partidos políticos burgueses, a juicio del autor consultado, dicha tendencia intentaba frenar el movimiento huelgario y la agitación socialista. Es esta misma tendencia de derecha es la que organizaba los Círculos Obreros.

Una de las claves para entender las divisiones que ha señalado Dávila Santiago, con relación al apoyo abierto de los Círculos Obreros a los partidos políticos burgueses, me parece que podría entenderse a la luz de la vinculación de esta tendencia con el movimiento espiritista presidido por Matienzo Cintrón, propulsor de un frente llamado "Unión de Puerto Rico y que los sectores electoralistas, lo transformaron en el Partido Unión.

No es un misterio el acercamiento de Matienzo Cintrón al movimiento obrero. En el libro El obrerismo en Puerto Rico: Época de Santiago Iglesias (1896-1905), su autora Igualdad Iglesias de Pagán comenta que Matienzo Cintrón y Santiago Iglesias tomaron la palabra en una reunión celebrada en Ponce en donde ambos líderes explicaron las diferencias entre el movimiento obrero y el espiritismo. La autora en cuestión cita al periódico La Unión Obrera con fecha de 3 de mayo de 1905 y al periódico La Democracia con fecha de 7 de mayo de 1905.

De otra parte, no sólo el espiritismo fue un factor de peso, pienso también en otras ideologías marginales como el librepensamiento, la teosofía y la masonería. Una muestra de lo anterior parece ser un artículo de José S. Belaval publicado en La Conciencia Libre, Seminario Librepensador, donde se expone detalladamente el propósito de dicha organización. Este autor deja meridianamente claro que en su entidad no habría de establecer un programa ni a redactar un credo, que para éstos podría resultar negativo. Apunta el autor que desde el momento en que dieran a su investigación reglas y fórmulas dentro de las cuales debiera quedar encerrada, y se estableciera para los adeptos al librepensamiento un conjunto de doctrinas de obligatoria admisión, que tuviera un credo, en ese instante, dejarían de ser libre-pensadores".

Las ideas y preocupaciones sociales de esta organización no sectaria se dejaron sentir con la publicación de decenas de artículos que tocaban directamente la institución del matrimonio.

Con relación a los Círculos Obreros en especial el de Caguas -señala Dávila Santiago- habrían de servir de medio para reorganizar la vida del trabajador, y así sentar las bases para su regeneración. De ahí que la educación será la vía para comprender la ley moral que rige al individuo. En otras palabras el obrero debía de convertirse en un buen ejemplo para luego alcanzar la gradual salvación de la clase. Con ello -apunta esta concepción- se evitaría que la clase trabajadora se lanzara a la lucha no sólo inútil sino innecesariamente en ese momento.

Lo anterior podría interpretarse como un riguroso proyecto de capacitación y entrenamiento educativo, con el fin de lucir una fuerte dosis de intelectualidad y de autoestima a la hora de hacer valer sus derechos de clase. Sin embargo, considero que los Círculos Obreros fueron algo más que eso.

A juicio de Dávila Santiago estas organizaciones obreras eran conservadoras, me pregunto si este señalamiento del autor apunta a que las mismas carecían de un proyecto político que catapultara sus aspiraciones de clase, en el marco de una república organizada. Parece ser que el prescindir de ese proyecto político organizado era su proyecto político. Me explico: desde el punto de vista anarquista es el Estado quien causa los males de la sociedad porque en el altar de su preservación se sacrifica el bienestar de la mayoría en beneficio de una minoría que detenta el poder.

Desde el punto de vista marxista, lógicamente resulta ser una propuesta conservadora -hasta cierto punto neutral- en la medida en que no propone un proyecto político destinado a derrocar la clase dominante y en su lugar sustituirla por la dictadura del proletariado. El descontento de estos Círculos con los métodos organizativos tradicionales de la clase obrera los lleva a atacar continuamente a la FLT.

La revista Voz humana habrá de destacar la posición anarquista. Varias consignas sobresalen alrededor de su título: "Proletarios de todos los países, Uníos" y "Fraternidad e Igualdad." Considero oportuno aclarar, que aunque se hace mención de dichos principios, los redactores de la revista entienden que los conceptos: libertad, igualdad y fraternidad existen de manera tergiversada en la organización social de las clases dominantes:

La República menos franca que la monarquía pretende engañar a los obreros, colocando en sus banderas las palabras, Libertad, Igualdad y Fraternidad. Se conoce la palabra Libertad por que encarcelados igual que en la monarquía son los hombres que propagan ideas contrarias a los intereses republicanos. No existe en la República la Igualdad, porque cimentado un régimen capitalista considera sagrado el derecho a la propiedad, que divide a los hombres en castas, permitiendo que el fruto del trabajo de los más sea acaparado por los menos, precisamente por aquellos que no trabajan. No puede existir la Fraternidad en un Estado republicano, porque establecen fronteras entre los hombres, influyendo en sus cerebros las ideas de patria, semillero eterno de rivalidades y guerras fratricidas, que hacen derramar mares de sangre proletaria, que siempre es el mísero esclavo, el sacrificado ante los altares patrios de la República.

Los autores concluyen su artículo señalando que:

La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, sólo podrán subsistir sobre la tierra, cuando los hombres se vean libres de los presentes, estúpidos prejuicios sociales: cuando hayan desaparecido de la mente humana las ideas de patria: cuando dueño cada hombre de lo que produzca no existan los acaparadores del trabajo ajeno; en una palabra: cuando despojado el ser humano de toda clase de fanatismos, realice libremente la misión para la que fue creado por la naturaleza.

Más adelante en su estudio, Dávila Santiago, destaca algunas concepciones teóricas globales que sustentan los Centros. Lo primero que le llama la atención al autor, es la concepción histórica y la estructura temporal particular (relación entre el pasado, presente y futuro), de dicha concepción. Esta concepción histórica le resulta significativa al autor, porque no sólo sirve de elemento integrador de la actividad teórico-práctica del centro (o de los centros) sino que resulta coherente con la manera de concebir la acción en otras esferas de la producción literaria y cultural.

La misión del centro será por ende, la de superar el nivel utópico del ideal por medio de la educación del militante. Lo anterior significa, a juicio del autor, el tratar de desarrollar una concepción totalizante de la historia como acción a partir de una ley natural del desarrollo y de la evolución. Visto de otra forma la naturaleza como sinónimo de totalidad.

Ahora bien, la manera de llegar a acceder cognitivamente a esta ley no se logra quedándose en el terreno de lo empíricamente constatable como único criterio de la verdad. Ellos se acercan, según Dávila Santiago, a la afirmación de Tolstoi según la cual: "se dice vulgarmente que la realidad es lo que existe, o que no es real sino lo que existe". Lo anterior cobra bastante similitud con el poema ontológico de Parménides: "Lo que es y lo que no es, no es".

Dávila Santiago apunta que lo anterior no significa, que el conocimiento se funda en la pura imaginación. El parámetro entre la realidad y la fantasía es la naturaleza. A tenor con esta realidad la redacción de la revista la Voz humana confirma lo señalado por el autor cuando dicen que:

Los ideales si no se forjan sobre el yunque de la Naturaleza, podrán ser ensueños irrealizables, pero jamás positivos ideales.

Con lo anterior en mente rechazan al mismo tiempo, el ser utopistas.

Utópico es el que cree y acata una idea que por lo inverosímil está fuera de la Naturaleza y de sus leyes inmutables, como la espiritualista y demás, al aceptar como principio fundamental de sus teorías, la existencia de un ser sobrenatural, creador de todas las cosas, y en la salvación de un alma espiritualizada, que no ha existido nunca.

El alejarse de lo utópico es fraguar un camino en el sentido de la historia. De ahí que la historia no es la suma de los acontecimientos del presente, ni su acumulación en el pasado, sino el movimiento natural que lleva a la realización de la comunidad humana, es decir, de la comunidad libertaria.

El "Debe ser" es tan real como lo que "Es" en el presente, por ello afirma el autor, el ideal de emancipación no es solamente búsqueda sino prueba misma de lo que es necesario y posible. De ahí que la lucha milenaria de la humanidad es tan real como el orden autoritario de injusticia y de opresión, pues precisamente la existencia de ese orden se debe a que nunca ha dejado de existir su opuesto: la lucha por la igualdad y la libertad, que aunque parte de lo que "Es" se funda necesariamente en el "Deber ser". En otras palabras la igualdad no es una fantasía, aunque no ha existido plenamente, sino que la igualdad está inscrita en la naturaleza misma, y la desigualdad no ha sido posible sino por medio de la fuerza, es decir, imponiéndose (artificialmente) y transgrediendo el orden natural. El carácter artificial del orden presente reside en su existencia misma (anti-natural), y para mantenerlo es necesaria la religión, las mentiras políticas, los militares y las guerras.

Lo anterior significa que lo que "Es", es la naturaleza y que la lucha por la libertad y la opresión es parte del "Es". Ahora bien acuñando el "Debe ser" como sinónimo del orden artificial -ya que condiciona lo que "Es"- se ha pretendido dominar a la humanidad con la necesidad de un Estado rector que garantice el orden en la sociedad apoyado de diversas ideologías: la religión, las mentiras políticas, el aparato militar y las guerras, que no son más que sirvientes de lo que "Debe ser". Ahora bien este "Debe ser" actúa como el agente más eficaz de la clase dominante, pero en medida alguna constituye la totalidad, en otras palabras el "Es".

En la medida en que se afirme que algo debe ser de tal o cual forma, lo que "Es" deja de ser para convertirse en lo que "Debe ser", de ahí que lo que "Debe ser" se convierte en una ideología y las ideologías representan una parte de la realidad no la realidad total. Con esto en mente, el anarquismo y el socialismo libertario entienden que lo que "Es" es la naturaleza o el orden total, no parcial. De ahí que sus posiciones con los marxistas serán irreconciliables.

De otra parte, en su libro Historia del Espiritismo en Puerto Rico, Néstor A. Rodríguez Escudero señala a Manuel Corchado y Juarbe como precursor del espiritismo en Puerto Rico. Rodríguez Escudero vincula a Corchado y Juarbe con importantes figuras del espiritismo español como son Amalia Domingo Soler, Miguel Vives, José María Fernández y Vizconde de Torres Salanot. En el 1872 destaca Rodríguez Escudero, Corchado y Juarbe publica Historias de ultratumba, relatos o novelas breves en los cuales expone con hondo dramatismo los principios fundamentales de la evolución espírita.

Ahora bien, la acción de Corchado y Juarbe no se limitaba a la publicación del tema sino que en 1873 presentó un proyecto de ley para incluir el espiritismo en el plan de enseñanza de los estudios superiores. Con relación a la penetración de las ideas espiritistas en Puerto Rico, Rodríguez Escudero lo adjudica al contrabando de libro prohibidos por la Iglesia.

Por otro lado, Teresa Yáñez Vda. de Otero señala en su libro: El espiritismo en Puerto Rico que el movimiento espírita surgió en la ciudad de Mayagüez en el 1871, bajo los auspicios de Rodulfo Espinosa, Porrata Doria, Emeterio Bacón, Luis Ramírez Casablanca y Aparicio Meléndez.

Llama poderosamente la atención la referencia que hace Teresa Yáñez con relación a la fundación de la Federación espírita. Entre los integrantes de la Federación se encontraba Lcdo. Luis Montalvo Guenard, quien era a su vez representante de los zapateros en la Federación Libre de Trabajadores en el Departamento de Mayagüez. Lo anterior podría ofrecer pistas sobre la posible vinculación espiritista con el movimiento obrero puertorriqueño de principios de siglo XX. La Federación Libre de Trabajadores por su parte deja claro que su organización no se opone a que diversos credos religiosos formen parte de la misma:

"Bases para unir a los gremios de Mayagüez en una Federación de Departamento." Base I. Consideramos que las clases trabajadoras deben estar unidas sin distinción de opiniones políticas o religiosas...

En su libro: Rosendo Matienzo Cintrón: Orientador y guardián de una cultura, su autor Luis Díaz Soler, señala que la propaganda espiritista iniciada por Matienzo en el 1901, coincidió con su resolución de desligarse del Partido Republicano, para darse a la cruzada en pro de la unión puertorriqueña.

Lo anterior sugiere que su concepción de frente común o fraternidad no estaba comprometida con la creación de un partido político. Por el contrario, su proyecto político fue concebido a la luz de las ideas espiritistas. Según Díaz Soler, Sandalio Torres Monge aseguraba que la idea de unir a los puertorriqueños en una organización patriótica, -no partidista sino patriótica- le fue comunicada a Matienzo Cintrón durante una reunión espiritista. Luego de dicha reunión, afirma Díaz Soler que Torres Monge le sugirió a Matienzo la Constitución de una asociación patriótica neutra, sin ambiciones de poder.

A juicio de Díaz Soler aún cuando Matienzo Cintrón se adentró en consideraciones sobre el espiritismo y sus consecuencias, éste no pudo sustraerse de sus arraigadas afecciones por su tierra. Valiéndose de los escritos de Matienzo Cintrón, Díaz Soler, sostiene que este último, estaba claro en que el espiritismo era cosmopolita y que la idea raquítica que se tiene de la patria, con sus instituciones, ejércitos, banderas, fronteras, prejuicios raciales, etc, eran unas especies de aduanas que dificultaban el libre movimiento del espíritu humano a través de nuestro pequeño mundo.

Los conceptos que un poco identifican la idea de la patria, eran hábilmente rechazados por Matienzo, por entender que los mismos sólo obstaculizaban el desarrollo del ser humano, uno de los componentes principales del espiritismo es su aprecio a la idea del progreso humano a través de la evolución de las almas.

Lo anterior no deja espacio para especular sobre la estrecha vinculación entre el anarquismo y el espiritismo en lo que a la idea del desarrollo del espíritu humano se refiere. Señala Díaz Soler que Matienzo Cintrón concebía el ideal del espiritismo, como la anarquía blanca, evolutiva, e incruenta, que sólo se logra por la persuasión.

Llama poderosamente la atención, el adjetivo blanco que utiliza Matienzo para referirse a la anarquía. Al momento en que escribe la lucha de los anarquistas a nivel internacional había caído en excesos de violencia, lo cual evidencia la sutileza de Matienzo de no ser catalogado como un anarquista en todo el sentido de la palabra. Más adelante en el texto Rosendo Matienzo Cintrón aclara su posición respecto a eso que él llama la anarquía blanca:

Ese tipo de anarquía es el reino de Dios sobre la tierra y el "Venga a nos el Tu reino" es la plegaria que el hombre debe elevar a Dios cotidianamente.

Con relación a la humanidad, Matienzo señala que la misma aparece sobre el mundo como un árbol sobre la tierra; el árbol es un todo orgánico que sufre cuando sus raíces, cortezas, hojas, etc., reciben daño. A tenor con lo anterior Matienzo afirma que en el orden social hay que atender por igual a todas las clases sociales, o el todo orgánico, que es la humanidad que sufre. Sentencia Rosendo Matienzo Cintrón, que las masas trabajadoras deben ser atendidas; por ser ellas las raíces que nutren, sostienen y alargan la vida de las clases directivas.

Lo anterior se podría interpretar como un reconocimiento a la igualdad de las masas trabajadoras con relación a su posición subordinada frente a las clases dirigentes. Por otra parte, lo arriba señalado podría sugerir, por un lado, la estrecha relación que existía entre la doctrina espírita y el anarquismo y por otro, se podría interpretar este gesto como un interés político de Matienzo por aglutinar las masas trabajadoras en un proyecto político integrador.

Cabe señalar que ambos conceptos rechazan la pretendida autoridad que se quiere implatar sobre la humanidad en materia de organización social, visto de otra forma, la invención de un orden coercitivo que garantizara el dominio de una clase sobre otra, lo que no significa que ambas tendencias no reconocieran unas diferencias en materia del progreso de la humanidad en especial en lo moral y educativo.

Sobre este particular Matienzo sostiene que el derecho a vivir adecuadamente es el derecho de todos los hombres y que el hermoso ideal que alimenta a los vencidos en su lucha por la existencia, no puede, ni debe buscarse con la fuerza, porque ésta atrae a las fuerzas contrarias que la destruyen anulándose a su vez. La violencia es destruida por la violencia.

El plantear la igualdad social presentando un proyecto fundamentado en una base espiritual y no material podría de algún modo ser poco convincente para grandes sectores del movimiento obrero en Puerto Rico que veían la lucha política y social como la única alternativa a una sociedad más justa.

Ahora bien, en lo que concierne a la concepción espírita el Estado es un instrumento temporal que de ninguna manera su valor se antepone al progreso del espíritu humano. El reconocimiento de esta temporalidad de la materia física del Estado en relación al mundo espiritual sugiere una convergencia aunque de manera material uno y de forma espiritual el otro entre el anarquismo y el espiritismo.

Si se traduce dicha concepción al caso particular de Puerto Rico se podría deducir que no existe una contradicción entre los que profesan el anarquismo -en especial los tabaqueros (torcedores)- y los que profesan el espiritismo en virtud de la liberalización del ser humano.

Conclusión

A lo largo de este ensayo se ha podido constatar la presencia de la idea de la fraternidad universal en los movimientos obreros y espiritistas de principios de siglo XX. Ahora bien, del presente estudio se sugiere la necesidad de una consulta más extensa en lo que concierne a la prensa de la época, resulta imperativo también localizar una cantidad de documentos incautados por el gobierno federal cuando se desarticularon los Círculos Obreros Cagüeños. Este material sin duda alguna arrojará luz sobre los posibles enlaces de estos Círculos Obreros con movimientos obreros internacionales, su vinculación con el movimiento espiritista y masónico de Puerto Rico y del exterior.

El junte entre el anarquismo y el espiritismo me lleva a sostener lo que señalé en un principio respecto a la estrecha cooperación que existía entre los movimientos obreros y estos movimientos marginales. Una investigación más amplia requerirá de un esfuerzo denodado, primero para localizar las obras masónicas, espiritistas, librepensadoras, teosófica y otras, y segundo para rastrear las huellas que estos movimientos dejaron en el Puerto Rico de principios de siglo.

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