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Moda En Inglaterra: Siglo XVII


Enviado por   •  16 de Mayo de 2012  •  3.199 Palabras (13 Páginas)  •  2.595 Visitas

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LA INDUMENTARIA DEL SIGLO XVII (INGLATERRA).

Los espectáculos del teatro isabelino eran visualmente muy llamativos debido a la indumentaria utilizada que era elegante, colorida y lleno de complementos de difícil manipulación en escena. En las arcas de vestuario de las compañías se podían encontrar pelucas, encajes, postizos, bastones, collares, capas, zapatos de tacón y botas de montar. Los complementos y ropas utilizada por los actores eran nunca correspondían con la época en que se desarrollaba la pieza. Al igual que en nuestros corrales de comedias, se utilizaba un vestuario a la moda, es decir, coetáneo a la época en que vivían. Es curioso constatar como en una escena de Julio César , de Shakespeare, un personaje hace el siguiente comentario a propósito de la indumentaria de Julio César: "Cuando vio aquel rebaño de populacho alegrarse de que rehusaba la corona, me pidió abrir su GOLA y les ofreció el cuello para que lo cortasen".

Ante la desnudez casi completa del escenario, el actor debía captar la atención del espectador no sólo con su interpretación, sino también con su apariencia, que era toda una llamada al sentido de la vista. Se buscaba la belleza y el lujo por medio de ropas suntuosas. Más aún cuando se representaba delante de la reina Isabel ó el rey Jacobo, más tarde. Al final de cada representación, los actores saludaban a su majestad y a todo su séquito.

El vestuario, además, caracterizada externamente al personaje y esto facilitaba al público el seguimiento de la obra. Había, igual que en otros aspectos de la representación, una serie de convenciones establecidas que el público conocía. También Julio César , en sus primeros versos, nos da muestras de hasta qué punto el vestuario era de gran importancia en la comprensión de la obra. Flavio y Marulo ven a ciudadanos vestidos con elegantes trajes e investigan:

Flavio. (...) ¡Habla! ¿Cuál es tu oficio?

Ciudadano. A la verdad, señor, soy carpintero.

Marulo. ¿Dónde está tu delantal de cuero y tu escuadra? ¿Qué haces luciendo tu mejor vestido?

Por su parte, los empresarios teatrales rivalizaban por poseer el mejor y más fastuoso vestuario en su compañía; normalmente, en las tragedias se llevaban las mejores y más lujosas ropas. Pero toda esta riqueza no estaba a cargo de la compañía, pues habría sido un lujo muy difícil de sobrellevar económicamente (en Francia, en cambio, el vestuario iba a cuenta del propio actor; carga demasiado pesada para un oficio tan mal pagado y tan poco reconocido socialmente). Estos trajes eran donados por ilustres personalidades y grandes señores. Al parecer, era costumbre de un verdadero gentleman dejar en testamento sus ropas a sus sirvientes, quienes negociaban su venta a las compañías, puesto que ellos, por su condición social, no podían llevarlas; en otras ocasiones, se adquirían de segunda mano -o mejor dicho, de tercera- comprándolos a otras compañías. Además, las ropas eran las mismas en todas las obras representadas.

Modos de vestir

Los elementos principales de la indumentaria inglesa eran básicamente los mismos para todos los estamentos; las diferencias sociales y de clase las marcaban la calidad y color de la tela, la cantidad de adornos y el grado de influencia de las modas de otras cortes europeas. Las clases bajas y el campesinado usaban el lino y la lana, en colores marrones y grises principalmente. Las clases altas se decantaban por seda, raso, terciopelo y damasco, en colores intensos y brillantes como el rojo, el azul turquesa y el negro. Las prendas de los campesinos y de las clases medias eran, lógicamente, mucho más sencillas que las modas de la corte. Por el contrario, los trajes de colorido muy vivo hacían estragos en los gustos de las clases altas: el color favorito era el rojo. Y las clases medias los imitaron cuanto pudieron, a pesar de tenerlo prohibido. En Inglaterra se aprobaron en 1597 unas Laws of Apparel ó Sumptuary Laws ("Leyes de Vestimenta") que prohibían a la burguesía el uso de algunas telas consideradas exclusivamente para la aristocracia: terciopelo, tisú de oro o plato y armiño.

A mediados del siglo XVI las modas españolas imponen leyes de moda, desplazando la hasta entonces primacía alemana en el vestir. Dos detalles caracterizaban la moda del nuevo imperio español: las prendas ceñidas y los colores oscuros. Los cortesanos españoles llegados a Inglaterra con Felipe II influyeron de tal modo sobre los ingleses que éstos pronto adoptaron prendas similares. Esta influencia española persistió hasta finales de siglo.

Los hombres indicaban su casta aristocrática a través de su indumentaria, manteniéndose erguidos dentro de sus acolchadas y rígidas prendas; rigidez a la que contribuyó sin duda alguna el aumento de la gorguera (que llegó a límites casi disparatados hoy a nuestros ojos). La gorguera, que mantenía la cabeza erguida en actitud de desdén, era un evidente signo de privilegio aristocrático. Demostraba que quien la utilizaba no necesitaba trabajar, o al menos no de un modo agotador. Por supuesto, las mujeres también las llevaban; pero su uso creaba una especie de conflicto con el uso del escote, método principal de explotar el encanto femenino. Tal conflicto se resolvió con la aparición del compromiso isabelino -a propósito de Isabel I de Inglaterra-; consistía en abrir la gorguera por delante para mostrar el escote, elevándola por detrás de la cabeza en unas alas de gasa ( The rainbow portrait , retrato de Isabel I pintado alrededor de 1600 es el mejor testimonio del grado de sofisticación al que llegó esta prenda). Así las mujeres de la corte consiguieron estar atractivas a la vez que mostrar su rango.

Al abandonarse, sobre la segunda mitad del siglo XVI, las gorras planas se pusieron de moda diversos tipos de sombreros. Unos eran los bonetes de copa alta, endurecidos con bucarán. El capotain era un sombrero con copa alta de forma cónica. Podían ser de distintos materiales: castor, fieltro, piel. Se podían adornar con una pluma ó una joya prendida en la banda del sombrero. La chistera o stovipipe hat era un gorro de corona alta de fieltro negro. También había sombreros de copa baja y de ala ancha, y unos parecidos al bombín moderno. Los magistrados y otros profesionales los llevaban rectos sobre la cabeza; pero todo caballero isabelino que se preciara de tal, mostraba su gallardía colocándose el sombrero ladeado o bien caído sobre la nuca. En Hamlet Polonio aconseja a su hijo sobre la indumentaria que debe llevar en su estancia en Paris:

Viste cuan fijo permita tu bolsa;

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