Movimiento Médico

“EL MOVIMIENTO MÉDICO”

Como resultado de la expansión de los servicios de salud, el número de trabajadores de salud creció. Las condiciones de trabajo para los médicos eran pésimas, bajos salarios, pocas prestaciones, largas jornadas de trabajo (36 horas). Los becarios, estudiantes del último año de medicina que laboraban en los hospitales, eran considerados como “estudiantes”, no tenían contratos de trabajo, ni antigüedad y escalafón. Lo que ellos pedían era el aumento de sueldos, la reinstalación de los despedidos, no represalias, preferencia para ocupar plazas de médicos en los hospitales a los egresados de esas instituciones.

El conflicto inició el 26 de noviembre de 1964, los médicos residentes e internos formaron la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos, AC., iniciaron un paro de labores que se prolongó hasta el 20 del mes siguiente. Bajo la promesa de solucionar sus problemas levantaron el paro, sim embargo, tales soluciones nunca llegaron. Ni el secretario de salubridad, ni el presidente Díaz Ordaz aceptaron negociar. Ante esta situación se realizaron dos paros (enero y abril), en ambas ocasiones los paros se levantaron con la promesa de una solución, y como era de esperarse el gobierno tomo represalias por los paros, se llevó a cabo una campaña para desvirtuar al movimiento, propició agresiones físicas. Aún en ese clima se formó la Alianza de Médicos Mexicanos (AMM).

Los dirigentes de la FSTSE pretendieron capitalizar el movimiento y convertirse en los interlocutores con el gobierno. Los médicos los rechazaron y exigieron el reconocimiento de la AMM.

Los médicos iniciaron un paro el 16 de agosto de 1965, en respuesta se desalojaron violentamente a los paristas de los hospitales 20 de noviembre, Colonia y Rubén Leñero. Se elaboraron listas negras de los médicos participantes para impedirles que volvieran a trabajar en hospitales dependientes del gobierno y encarcelaron a sus dirigentes. Al poco tiempo mejoraron las condiciones de trabajo, salarios, y las demandas del movimiento.

El problema no consistía en que no hubiera capacidad del Estado para satisfacer positivamente las demandas de los médicos, la cuestión era que Díaz Ordaz no estaba dispuesto a aceptar ninguna petición que, desde su punto de vista, entrañara presión o desafío a la autoridad.

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