REVOLUCION INDUSTRIAL

Ahora bien, el avance de la tecnología comienza a invadir estos nuevos puestos de trabajo humanos. Gracias a cajeros automáticos, al uso del internet, a la automatización de servicios que antes hacían personas, parece que ya nada es irremplazable. No debería sorprendernos la progresiva sustitución del personal de transporte en algunos países, la casi completa robotización de la industria automotriz, el trabajo desde la computadora, que ya se hagan películas en donde las caras de actores reales sean llevadas a la animación 3D y las aplicaciones cada vez más inteligentes que se desarrollan en terrenos militares, financieros e incluso domésticos, en la computadora personal.

Las máquinas del futuro pueden llegar a combatir en los campos de batalla, realizar operaciones quirúrgicas, limpiar nuestras calles e incluso hacer tareas intelectuales tediosas; para luego ser capaces de hacer innovaciones técnicas y laborar como científicos en los laboratorios. ¿Qué pasará con el empleo de la creciente población mundial? Será cada vez más superficial, decorativo, simbólico.

Asumiendo que los despidos masivos de personas fueran remunerados por la creación de puestos de trabajo como supervisores, nos acercaríamos a un mundo donde prácticamente no fuera necesaria la lucha de clases, puesto que el bienestar personal podría ser alcanzable por todos. Esto sin embargo enfrenta enormes dificultades de cumplirse en la realidad. Aún si la producción y los servicios fueran suficientes para todo el planeta, eso no significa que repentinamente fueran distribuidos equitativamente. Los filósofos del capitalismo entienden que es necesaria la competencia en la humanidad para otorgarle una finalidad a la vida, obviando todo el florecimiento cultural que pudiera llegar a tener el hombre en la completa libertad de su espíritu, y es la cultura el verdadero legado de la civilización. La gente tendría todo el tiempo del mundo para desarrollar otras habilidades que en la actualidad están en segundo plano, como la pintura y la escultura, la música y la danza, el teatro y el cine… todas las artes en general. Se tendría el tiempo de viajar, conocer otras costumbres, otras comidas; de hacer eventos entre la gente, de explorar una infinidad de placeres de todo tipo. Es precisamente eso lo que no se debe olvidar, que al final eso es igualmente esfuerzo… trabajo, no se olvida el trabajo. Lo que sucede es que este sería un trabajo autodidacta. La educación no sería academicista, ni parcializada, ni estaría enfocada, como hoy, en preparar para el futuro empleo del individuo. Se centraría en motivar el placer intelectual y la búsqueda del yo interior.

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