Divina Comedia

Dante, extraviado en una selva obscura, quiere dirigirse a un monte vecino que columbra iluminado por los rayos del sol. Tres fieras le salen al encuentro y se lo impiden: una pantera, un león y una loba. Entonces viene en su auxilio Virgilio, enviado por Beatriz, la moradora del Paraíso, a servir de guía a su amado. Juntos atraviesan las sombrías moradas del Infierno. Consta de nueve círculos que van estrechándose a medida que bajan hacia el centro de la tierra. En él sufren castigo eterno, proporcionado a su culpa, los condenados, menos en el primero que, reservado al limbo, alberga almas sin pena ni conocimiento de Dios, inocentes sin fe. Los condenados están distribuidos según sus malas disposiciones y culpas y los castigos imperan conforme se desciende hasta el fondo, donde está Lucifer. Dante ha colocado en el infierno a los grandes culpables de la historia y a sus enemigos personales. También están allí los hipócritas, ladrones, aduladores, herejes, malos consejeros y en el fondo reina Lucifer de tres rostros: Bruto, Casio y Judas, traidores al Imperio y a la Religión.

Situado en el extremo opuesto del infierno, en una especie de gran montaña, está el Purgatorio, región en que se purifican temporalmente las almas, con tormentos proporcionados a sus fallas. Aparece divido en siete círculos, uno por cada pecado capital. En el extremo superior del purgatorio, hallan el primitivo Edén, donde el hombre fue creado, lugar de la tierra más próximo al cielo, y tras una procesión que representa la historia de la Iglesia, aparece Beatriz y Virgilio desaparece.

El paraíso, lugar en que reciben los justos el premio infinito proporcionado a su mérito, está situado en torno de la tierra, más allá de las esferas del aire y del fuego integrado por nueve globos superpuestos. En cada uno de los siente primeros, preside un planeta, en el octavo, las estrellas fijas, y, en el último, a donde ascienden Dante y Beatriz, presencian el triunfo de los ángeles y tienen una lejana visión de Dios. San Bernardo ilustra a Dante sobre la disposición del Paraíso, le hace escuchar una oración a María y le guía en la visión suprema de la Santísima Trinidad, circundada de nueve coros de ángeles

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