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Martin Fierro


Enviado por   •  30 de Julio de 2012  •  9.083 Palabras (37 Páginas)  •  472 Visitas

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I

Fierro se presenta como un gaucho cantor que tiene una pena extraordinaria y se consuela cantando. Pide ayuda a los santos y a Dios para que refresquen su memoria y pueda expresarse con claridad. Dice que él conoce a otros cantores que tienen fama pro que no las pueden sostener porque se niegan a competir; a él nada lo espanta y si todos cantan él también quiere hacerlo, ya que vino a este mundo a cantar y cantando morirá. Dice que no es cantor que sepa de letras pero que si comienza a cantar no termina nunca porque las coplas salen de su boca con la misma naturalidad que el agua sale del manantial. En su lugar es buen cantor y cuando está en otro lado es mejor, si alguien lo quiere probar, los desafía a ver quién gana, ya que no le tiene miedo a nadie. Es un gaucho que se enfrenta con lo que sea necesario, vino a este mundo sin posesiones, solo con aquello que Dios le dio (la vida) y lo mismo que trajo se llevará.

Ama su libertad y vivir libre como el pájaro en el cielo, no crea lazos ni tiene pareja porque le gusta vivir libre en el campo. Nunca pelea ni mata sino es por necesidad y que los malos tratos los arrojaron a una mala vida. Pide que escuchen lo que tiene que cantar un gaucho que fue un buen padre y un buen marido y ahora la gente lo tiene por bandido y lo persiguen.

II

Dice que nadie le hable de penas porque él vive penando, y que aún las personas que creen que lo tienen todo pueden perderlo rápidamente. La vida da a las personas situaciones de sufrimiento y llanto y eso da al hombre experiencia porque nada enseña tanto como sufrir y llorar. Ni bien el hombre nace, ya las desgracias comienzan a empujarlo y con los cambios que trae el tiempo viene el aprendizaje. Cuenta la vida del gaucho que vive en un rancho con su mujer y sus hijos y al amanecer se levanta para trabajar en las diferentes tareas del campo (domar, sembrar, trasladar animales). Antes era un orgullo ver trabajar a un gaucho, y verlos a la noche reunirse para conversar y divertirse. El gaucho más pobre tenía una buena tropilla de animales (caballos) y nunca le faltaba dinero; cuenta las buenas épocas de las guerras, los gauchos no lo tomaban como trabajo sino como diversión, las mujeres cocinaban comidas típicas (carbonada, mazamorra, pasteles) y los hombres trabajaba, bebían y se divertían. Todo eso terminó porque ahora el gaucho se la pasa huyendo de la autoridad, lo maltratan y si se defiende dicen que es malo y lo llevan a la cárcel: ahí comienzan las desgracias ya que no hay salvación porque lo mandan a defender la frontera o al batallón.

III

Cuenta que él tenía mujer, hijos y hacienda pero lo echaron a la frontera y no encontró nada al volver. Él vivía tranquilo le gustaba ir a las pulperías a cantar ya que cuando ha bebido algo es cuando mejor canta. Una vez estaba en una pulpería, y llegó el juez de paz para juntar hombres y mandarlos a la frontera. Algunos lograron huir pero él como era un hombre manso se quedó. Lo llevaron a él, a un gringo, al cantor, a un inglés que vino a hacer zanjas y a otros más. El juez tenía entres ojos a fierro porque en las últimas elecciones no había ido a votar y lo acusaba de ser opositor al gobierno. Les dijeron que solo iban a estar allá 6 meses y él se llevó todo lo que tenía en la casa (un buen caballo, poncho, todas las cosas necesarias como boleadoras, lazos, etc)

Cuando llegó a la frontera les mostraron el cantón, que era el lugar donde iban a vivir, era una ratonera; no largaron a ninguno de los que allí esa y a uno lo estaquearon y ya nadie se quejó. Les avisaron que el que quisiera escapar se llevaría 500 latigazos y a nadie le dieron armas porque las tenía el coronel para cuando hubiera una invasión. Continuamente los castigaban y no peleaban contra los indios sino que los enviaban al campo del coronel a trabajar; cuenta que sembró trigo, hizo un corral, adobe, un quincho y nunca le pagaron. Estuvo más de un año haciendo esos trabajos y los indios hacían lo que querían porque no los perseguían, no tenían armas o no tenían caballos. Nadie los entrenaba para ser soldados y para defenderse, solo había lazas y sables viejos, armas de fuego no, porque no había municiones. Un sargento algo borracho le contó que venían las municiones para cazar avestruces y por eso que los indios se llevaban todo lo que querían. El indio entra, roba y mata a las poblaciones, nadie se salva de su furia, ni niños, ni viejos, ni mujeres, da miedo verlo con el caballo al viento y la lanza en la mano dispuesto a atacar a quién sea. El indio nunca se cansa, nunca tiene hambre o ser y día y noche está despierto; sabe manejar las boleadoras, es difícil matarlo y pelea malherido; a las mujeres cautivas le descarnaban los pies. Ellos no podían hacer nada con los animales viejos que tenían y no podían perseguirlos, a veces solo se limitaban a juntar la hacienda que no se habían llevado los indios. Describe un malón en el que los indios llegaban gritando y haciendo temblar la tierra, fierro confiesa que tuvo miedo. Los indios tenían buenos caballos y fierro tuvo una terrible pelea con uno de ellos que era el hijo de un cacique al que finalmente mató

IV

Fierro cuenta que no les pagaban el sueldo, que no tenían ropa y que era un dolor verlos, todo lo que él se había llevado ya lo había perdido o estaba roto; hasta había perdido su caballo ya que como era bueno se lo sacó el comandante. Pasaron los meses, pasó un año y las cosas siguieron igual. Lo único que hacían era una noche, cuando no había indios cerca, salían a cazar avestruces y otros animales y vendían al pulpero los cueros y las plumas. Fierro critica al pulpero porque se aprovechaba con los pecios y todos los soldados le debían dinero. El día de la paga, todos sacaron las pertenencias que habían empeñado en la pulpería por las deudas atrasadas, y el pulpero se quedó con casi todo el dinero. Todos recibieron su sueldo menos fierro, que cuando fue tranquilamente a preguntar por su dinero le dijeron que no porque no estaba inscripto. Él no quiso quejarse para no armar lío y al día siguiente lo llamó el comandante para decirle que quería averiguar bien que había pasado porque sos no eran tiempos de rosas y que a nadie se le debía. Él se dio cuenta que iban a ser unos trámites interminables pero para que no lo castigaran se hizo el tonto.

V

Fiero quería aprovechar la ocasión de un malón para escaparse de la frontera y volver a su hogar, no le gustaba estar sirviendo al gobierno porque el lugar era como una ratonera, tenía que trabajar como peón aunque había ido allí como soldado y cuando peleaban contra los indios no tenían ni armas ni caballos. Estaba enojado porque una noche

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