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Carcel De Standford


Enviado por   •  30 de Junio de 2013  •  1.659 Palabras (7 Páginas)  •  446 Visitas

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EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS

“Empecé a notar que perdía mi identidad, que no era yo la persona que se llamaba Clay, la persona que se metió en ese lugar, la persona que se presentó voluntaria para ir a esa cárcel; porque fue una cárcel para mí y aún lo es. No lo considero un experimento o una simulación, aunque fuera una cárcel regida por psicólogos o gobernada por el Estado. Empecé a sentir que aquella identidad, la persona que yo era y que había decidido ir a la cárcel, estaba muy lejos de mí, que era un extraño, hasta que finalmente ya no era esa persona, sino que era el 416. Yo era, en realidad, un número”.

De acuerdo a lo anterior, es que me cuestiono diversas interrogantes como; ¿Hasta dónde pueden llegar nuestros límites?; ¿Puede un uniforme cambiar nuestra identidad?; ¿Cómo reaccionaríamos a situaciones límites?; ¿Qué habría ocurrido si se hubieran intercambiado los roles? ; ¿Qué rol cumpliría el trabajador social en el contexto del experimento de la cárcel de Stanford? …

En el año 1963 el señor Stanley Milgram psicólogo de la universidad de Yale, autor del experimento del mundo pequeño y amigo de Phillips Zimbardo, realizó un experimento que marcó un memorable aporte a la sociedad, denominado “Obediencia a la autoridad”.En el cual su propósito estaba en medir la buena voluntad de un participante a obedecer las órdenes de una persona en autoridad, aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal. Simulando que el objetivo del experimento era el estudio de la memoria y el aprendizaje, se requirió de personajes que cumplieran el rol de un profesor, un alumno y una persona que ejerciera autoridad. En donde por cada respuesta incorrecta por parte del alumno (actor), el profesor le daba descargas eléctricas hasta el punto máximo. Cuando el alumno (actor) pedía por favor terminar con la prueba, el profesor solicitaba permiso al observador, y si éste decía que no, el profesor debía seguir con el castigo.

En el año 1971 el psicólogo social Phillips Zimbardo, investigador del comportamiento y presidente de la Asociación Norteamericana de Psicología(2002), realizó un nuevo experimento, en donde puso a prueba la psicología social y el cual consistió en un estudio psicológico sobre la influencia de un ambiente extremo, la vida en prisión, en las conductas desarrolladas por el hombre dependientes de los roles asignados. Para esto fue necesario eligir a 24 personas consideradas equilibradas psíquica y emocionalmente a través de una moneda, asignándoles el rol de guardias a unos y presos a otros. Todo esto, realizado bajo las dependencias de la universidad de Stanford.

Para hacer este experimento más real, se crearon celdas bajo la universidad, a los dos grupos, según sus roles, se les otorgaron sus propias vestimentas para distinguirlos.

En el caso de los guardias, estuvieron un día antes para que conocieran la cárcel, y los presos fueron detenidos ficticiamente, de manera que la situación simulara ser real. Para esto, los policías les vendaron los ojos y sin saber cómo, se vieron en la cárcel sin sus ropas y solo con un traje blanco hecho de saco. Mientras que a los guardias, les otorgaron su respectiva vestimenta de guardia y gafas que se reflejaran para que los presos evitaran el contacto visual.

Durante el primer día del experimento no ocurrió ningún incidente, de hecho, Zimbardo pensaba que en el contexto social de ese año, donde los jóvenes eran activistas de los derechos civiles, se revelarían, pero no sucedió. Al momento de que los presos presentaron incomodidades, se revelaron en contra de los guardias, éstos pidieron consejos a Zimbardo, quien cumplía también un rol dentro de la cárcel de superintendente, y él les dio toda la responsabilidad, diciéndoles “es su cárcel, ¿Qué van a hacer? ” .

Pasado los días se dieron cuenta del abuso de poder que ejercían los guardias contra los presos, humillándolos, y violentándolos tanto física, psicológica y sexualmente, desnudándolos, pegándoles y dejándolos en una celda sin cama ni abrigo como castigo. Mientras que a los presos que tenían buen comportamiento, se les premio con una celda aparte donde gozaban de todos los privilegios. Esto provocó que se generaran diferencias entre los mismos presos, quienes comenzaron a sufrir de crisis emocionales, tanto así que en el caso particular del preso número #819 tuvieron que aislarlo:

Cuando Zimbardo, al ver la situación límite de este preso le instó a salir, éste se negó, quería demostrar a sus compañeros que no era un mal recluso. Entonces mantuvieron esta conversación:

- “Escucha, tú no eres el recluso #819. Tú eres [su nombre] y yo me llamo Dr. Zimbardo. Soy psicólogo y no superintendente de prisiones, y esto no es una cárcel real. Esto es sólo un experimento y aquellos chicos, como tú, son estudiantes y no reclusos. Vámonos.”

Dejó de llorar de golpe, le miró como un niño pequeño que acaba de

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