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Bases Biológicas de los procesos psicológicos.


Enviado por   •  15 de Mayo de 2017  •  Ensayos  •  1.243 Palabras (5 Páginas)  •  215 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA[pic 1][pic 2]

 DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES

ZARAGOZA

PSICOLOGÍA

ETAPA BÁSICA

Bases Biológicas de los procesos psicológicos

Percepción háptica

Profesor: Alejandro Valdés Cruz

Alumna: Fuentes Morales Dulce Frida

Grupo: 2205-A

 

¿Cómo percibimos lo que sentimos?

El tacto es igual de importante que el resto de los sentidos, sólo que estamos tan acostumbrados a él que, en ocasiones no se le presta la atención debida, sin embargo nos ayuda a comprender el mundo de forma única, y gracias a esto reconocer diferentes tipos de estímulos, y además también puede ayudar a compensar la pérdida de otros sentidos, como la vista y el oído, en el caso del primero, las personas invidentes pueden reconocer algunos objetos e incluso leer gracias a el sentido del tacto, lo mismo ocurre con el oído, las personas que han perdido este sentido o nacieron sin él, pueden identificar las vibraciones de las melodías o diversos sonidos gracias al sentido táctil.

 La percepción mediante el tacto es muy completa, debido a que tiene diversas modalidades sensoriales, por ejemplo, en nuestra vida cotidiana nos permite sentir las caricias suaves de nuestra pareja, puede recibir también estímulos de temperatura, ya que si pasas tu mano por el fuego sentirás el calor e incluso puede producir dolor, lo mismo si te colocas un hielo en cualquier parte de la piel, percibes el frío y puedes llegar a sentir que quema tu piel, aunque sentir dolor ante diversos estímulos puede ser un mecanismo de supervivencia, ya que gracias a él se activan los mecanismos de alerta, pero ¿cómo es que percibimos todo esto mediante el tacto? 

La respuesta inicia desde la piel, ya que es el órgano que se responsable de que podamos relacionarnos con el exterior gracias al tacto, y en ella se encuentran los receptores para cada tipo de estímulo, como lo son los corpúsculos de Meissner, que son receptores para el tacto fino, y como se mencionó anteriormente, gracias a estos receptores podemos sentir las caricias, y generan impulsos nerviosos al inicio de la estimulación y están especialmente concentrados en los pulpejos de los dedos, los párpados, los pezones, las manos, la punta de la lengua, las plantas de los pies, el clítoris y el glande; los receptores que permiten detectar los movimientos en la superficie cutánea que producen los movimientos de los pelos son los plexos del folículo piloso, que son receptores de tacto grueso y tienen una rápida adaptación; para el tacto superficial, son los llamados Discos de Merkel, que están relacionados con el tacto epicritico, que nos permite discriminar en forma burda acerca de las características físicas de alguna estructura; aquellos que nos permiten percibir los cambios de temperatura relacionados con el calor y también registran su estiramiento son los corpúsculos de Ruffini, que están especialmente concentrados en las manos y las zonas erógenas; hay receptores que responden a las vibraciones y la presión mecánica, estos son los Corpúsculos de Paccini, que detectan vibraciones de mayor frecuencia; por último, aunque también con una gran importancia están los nociceptores, que nos permiten la sensación de dolor y son terminaciones nerviosas libres que se encuentran en todos los tejidos del organismo, excepto en el cerebro. (Tortora & Derrickson, 2007).

Con todos estos receptores es que puede darse la percepción Háptica, que Ballesteros (1993) define como una combinación de la percepción táctil y cinestésica, que proporciona información válida acerca del mundo, lo que sería aquella información que optenemos a través del sistema cutáneo y motor.

Para que exista este tipo de percepción en los organismos debe de haber un sistema nervioso y un procesamiento a través de él, que ocurre desde los receptores hasta llegar al sistema nervioso central, para lo cual la sensibilidad  debe recorrer los nervios del sistema nervioso autónomo, posteriormente pasar por el tálamo para enviar la información a las distintas áreas de la corteza y alcanzar el sistema nervioso central. La información que llega a través de la piel llega a la médula espinal en dónde se divide, en el sistema espinotalámico, que es el encargado del dolor y la temperatura y el Sistema Lemniscal, que es el responsable de la propiocepción y la información de los músculos, los tendones y las articulaciones (Valdés-Cruz, 2017)

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