EDUCAR PARA LA PAZ

Educar para la paz, una frase que pudiera parecer trillada, fuera de lugar o quizás terriblemente ambiciosa, en este momento histórico; entre guerra en medio oriente, crisis económica en Europa y aparente resistencia de sobrevivencia en América. Hablar de paz en un mundo aparentemente más caótico y problemático, nos debería poner a reflexionar sobre lo que estamos haciendo cada uno de los habitantes de este. Nos debería preocupar y ocupar y realmente, a través de la educación lograr un cambio de actitud y conducta. Dando paso de la agresividad-violencia al reconocimiento, empatía y asertividad. Por ello, en el presente proyecto se mostro el interés por una parte de la población más agredida y violentada, los adolescentes, quienes atraviesan una etapa que por sus mismas características de cambios y aparente complejidad resultan ser estigmatizados, más aun cuando se trata de adolescentes a quienes el transito por dicha etapa del desarrollo humano se les ha dificultado aun más. Si, refiero a los adolescentes “ingobernables”, aquellas personas carentes de afecto, reconocimiento y comprensión; a quienes el trato que se les ha brindado enmarca la intolerancia, imposición y el castigo (comentario basado en 18 años de experiencia laboral). De aquí el interés y la motivación por ofrecer algo cada vez mejor, diferente, enriquecido; cuyo fin pueda ser cubrir las necesidades o carencias detectadas a nivel emocional y conductual. Siendo esto lo que dio origen al trabajo que se presenta, denominado DESARROLLO DE HABILIDADES SOCIALES EN ADOLESCENTES PARA LA TRANSFORMACIÓN PACÍFICA DE LOS CONFLICTOS. El cual se estableció de 12 sesiones, a fin de trabajar en el descubrimiento, desarrollo y/o fortalecimientos de habilidades sociales tales como: autoestima, empatía y asertividad.

Destacando que a la par de desarrollar y/o fortalecer dichas habilidades en los adolescentes, también se trabajo en la clarificación, comprensión y aplicación de valores tales como: respeto y reconocimiento (autoestima), amor y compasión (empatía) y tolerancia y responsabilidad (asertividad). Así mismo se fortaleció su capacidad resiliente a fin de lograr un cambio de mentalidad, con la cual se deje de creer que los conflictos son problemas que deben ser resueltos porque son algo negativo y se les perciba como posibilidades de desarrollo, requiriendo su transformación de una manera pacífica, siendo este un paso importante en el desarrollo y fortalecimiento de una cultura de paz entre iguales .

2. Descripción del problema y la necesidad a resolver

El problema de la ingobernabilidad e inadaptación social de los adolescentes data de tiempo atrás, pero ha adquirido especial gravedad en esta época, ello amerita una cuidadosa reflexión y una adecuada intervención (consejería, orientación y/o tratamiento). Cuando se trata de adolescentes ingobernables (trasgresión de reglas, violación de normas, conflicto con la figura de autoridad, actitud negativista-desafiante, conducta agresiva, entre otros), la prevención social cobra interés, ya que en este nivel existe el riesgo de convertirse en antisociales (delincuentes) por lo cual es de vital importancia incidir a tiempo, pues más tarde se podrían alcanzar altos niveles de gravedad.

En los últimos años, se ha registrado un aumento considerable en la conducta ingobernable de los adolescentes, por ejemplo Medina-Mora y colaboradores en su investigación titulada “Consumo de drogas entre adolescentes: resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones, 1998”, reconocen la existencia de riesgo latente en los adolescentes para incidir en el medio de las drogas. Sobre todo en aquellos con problemas emocionales (carencia de habilidades sociales, baja autoestima, sin proyecto de vida, etc.), requiriendo atención apropiada para evitar que estos consuman drogas como un mecanismo para “enfrentar” problemas.

Por otro lado, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), pone en conocimiento que en un estudio que se realizó entre Agosto y Noviembre del 2012 en estados de la República Mexicana (Chihuahua, Colima, Edo. De México, Guerrero, entre otros), se encuestaron a 1400 alumnos de secundaria de entre 13 y 14 años de edad. Los resultados arrojaron que un 26.3% de ellos les gustaría ser narcotraficantes y sicarios, “oficios o profesiones” por encima de profesor, policía o funcionario público. Situación alarmante y quizás aún más preocupante sea que un 39.7% (4 de cada 10) dijo no aspirar a ninguna alternativa: empleo, profesión u oficio. Lo cual es un reflejo del deseo y modelos de un tejido social descompuesto. La carencia de expectativas en los adolescentes y la aparente impotencia para desarrollarse y desenvolverse socialmente hablando, nos coloca en situación de alarma, siendo esta situación una de las muchas cosas que se viven en México.

En entrevista personalizada con la Lic. Adriana Martínez Ruiz, presidenta de la Preceptoría Juvenil Regional de Reintegración Social en el Municipio de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México, institución que brinda orientación y consejería a adolescentes canalizados de escuelas del municipio por conducta “ingobernable” (rebeldía, conflicto con la autoridad, agresividad, acoso escolar, entre otros). Comenta que durante los últimos tres años el ingreso a la institución sea visto marcado especialmente por adolescente inadaptados socialmente hablando y que en más de un caso la conducta del adolescente tipifica en antisocial (robo, acto libidinoso, portación de arma de fuego, etc.), señalando que de acuerdo al libro de gobierno de ingresos que se encuentra en la Institución, se reportaron en 2011 167 adolescentes fueron atendidos, en 2012, 204 y en lo que va del 2013 se encuentran registrados 80 ingresos. De los cuales egresaron con un pronóstico favorable el 60%; en 2011, 70% en 2012 y un 15% en 2013. Los ingresos que se señalan arriba nos hablan del riesgo latente que existe en los adolescentes de este Municipio de no ser atendidos de manera preventiva y orientados para desarrollar capacidades (habilidades sociales) que les permitan establecer relaciones socialmente favorables y crear proyectos de vida, acordes a sus posibilidades y potencialidades. Siendo esto parte de la misión de la institución citada.

Lo anterior tiende a originar alteraciones en la vida y convivencia de las personas. Lo cierto es que actualmente nos preocupamos más por proteger nuestra seguridad e integridad económica, que por preservar los valores y el respeto por las normas y reglamentos. No en un nivel de obediencia, si en el sentido

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