El Psicoanalisis

Sigmund Freud

Es el padre del psicoanálisis nació el 6 de mayo de 1856 en un pequeño pueblito austriaco. Ya en sus años escolares se destaca por sus dotes intelectuales. Precozmente comienza a estudiar medicina, realizando su especialización en histología e histopatología del sistema nervioso. Siendo muy joven conoce a Joseph Breuer y a través de él, el caso de Anna O.

En 1885 viaja a Paris, donde pasa un tiempo con Charcot- eminente neurólogo estudioso del fenómeno hipnótico. Con el comienza su acercamiento al estudio de la histeria. Sigmund Freud tenía gran interés en la sugestión hipnótica.

A partir de esto aparece un mundo inexplorado para Freud: el de la actividad psíquica inconsciente.

El caso de Anna O

Con el estudio de Anna O, cuyo verdadero nombre era Bertha Pappenheim, sale a la luz que el problema no consistía en los procesos psíquicos conscientes, sino en los inconscientes. El instrumento para acceder a estos fue, en primera instancia, la sugestión hipnótica, utilizada para persuadir a que se produjera material de la región inconsciente de su psique.

“El Inconsciente” – Sigmund Freud

Freud descubre que ciertos territorios psíquicos se desconectan del campo de la conciencia y forman lo que el denomino el “psiquismo inconsciente”. Con este descubrimiento la concepción del sujeto cambia: ya no se considera al individuo como un ser comandado por su conciencia, sino que el centro de interés era el inconsciente.

En la primera tópica de sus modelos teóricos Freud define al inconsciente de la siguiente manera: si una representación pertenece al nivel inconsciente, podrá pasar al nivel de la consciencia a través del tratamiento psicoanalítico, en donde el psicoanalista interpreta las representaciones inconscientes de su paciente para que estas lleguen a su conciencia: lapsus, sueños, chistes y actos fallidos.

Principal problema de Joseph Breuer en el tratamiento de Anna O

Poco a poco Anna O fue mejorando, pero es importante señalar que ella no podía hacerlo sin Breuer: mientras se encontraba en sus estados hipnóticos, necesitaba tener las manos de Breuer con ella, pero desafortunadamente surgieron nuevos problemas. Joseph reconoció que él y su paciente se habían enamorado. Además la paciente le comentaba a todo el mundo que estaba embarazada de él. Por lo cual este, un hombre casado abandonó las sesiones y perdió total interés en la histeria.

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