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Historia de la psicología: sistemas escuelas y movimientos ANTONIO SANCHEZ- BARRACO RUIZ.


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2016  •  Apuntes  •  3.983 Palabras (16 Páginas)  •  305 Visitas

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Historia de la psicología: sistemas escuelas y movimientos ANTONIO SANCHEZ- BARRACO RUIZ

EL NEOCONDUCTISMO

Introducción

La innovación que Watson trajo para la psicología fue básicamente metodológica, con una ruptura ontológica, epistemológica e ideológica respecto a la psicología introspectiva. La propuesta del conductismo clásico no desemboco en la creación de un cuerpo explicativo coherente y sistemático, sino en una provocativa acumulación de datos empíricos extraídos de trabajos basados en el soporte instrumental dado por el condicionamiento pavloviano.

Impulsaron a una serie de psicólogos de los años treinta a un replanteamiento de su campo de trabajo y de sus construcciones científicas, para renovar todo ello sin abandonar el modelo de E-R ni tampoco la metodología positivista. La aportación del operacionalismo y de la filosofía de la ciencia del Circulo de Viena fue algo definitivo: la propuesta del neopositivismo, positivismo lógico

El positivismo lógico se inició en Viena durante los años veinte de nuestro siglo como una afirmación de la concepción científico-natural del mundo y como una reacción contra el idealismo imperante. El principio fundamental del positivismo lógico era la afirmación de que todos los enunciados filosóficos eran de alguna de las siguientes categorías: analíticos, verificables por observación o carentes de sentido. Apoyados en este trípode perseguían arrojar la metafísica al terreno de lo absurdo, combinando el positivismo de Mach con el aparato lógico de Russell y Whitehead.

Para los neopositivistas edificar teoría científica era algo así como construir un sistema geométrico, de modo que podían y debían utilizarse además de las proposiciones empíricas, esto es, las concernientes al mundo observable, proposiciones de la naturaleza formal, que pudieran conectarse entre sí mediante axiomas, sin darle ningún lugar a la metafísica. Es bien sabido que el objetivo neopositivista no fue logrado, dado que la pretendida distinción entre proposiciones empíricas y proposiciones lógicas, además de otras cuestiones, resulto muy difícil de mantener, sustituyéndose esta filosofía de la ciencia por otras de orientaciones históricas, sociológicas y psicológicas.

Esta nueva visión de conocimiento científico penetro en Norteamérica, concretamente en Harvard, por medio de Feigl, que se instituyo en el portavoz de las ideas del circulo de Viena. Junto a ello, el concepto de Brigman respecto a la definición operacional, dio alas a los nuevos miembros del conductismo: La definición operacional, mediante la cual un término teórico es utilizable siempre que pueda ser susceptible de una descripción por medio de una determinada operación empírica, permitía que cualquier concepto teórico fuera valido siempre que se hiciese equivalente a un grupo específico de operaciones.

Esta propuesta, fue introducida en la psicología por Stevens, siendo particularmente influyente en McGeogh, Tolman y Boring entre otros, abriendo el camino a la emergencia del conductismo lógico o lógico metodológico, esto es, el conductismo propositivo de Tolman y el conductismo formal de Hull.

El neoconductismo no solo incluye tales enfoques, sino también aportaciones diversas de los seguidores de Hull, que han calificado de conductismo informal. Se consideran programas de trabajo más o menos alejados de la estricta perspectiva lógico- metodológica, como es el caso del conductismo asociativo de Guthrie y del conductismo radical de Skinner, el último de los cuales llevaría al sistema conductista a sus más altas cotas de prestigio y aceptación académica hasta finales de los cincuenta, movimiento en que entro en liza la psicología humanista por un lado y la psicología cognitiva por otro, quedando solo presentes los conductistas de la tercera generación, muchos de los cuales optaron por autonomizarse conductistas metodológicos.

El conjunto de autores y teóricas de la segunda generación considera dentro del epígrafe general de neoconductismo, dadas las notables diferencias teóricas y epistemológicas existentes entre Guthrie, Tolman, Hull y Skinner, por citar las figuras más representativas de este encuadre. En todo caso, debe distinguirse entre el conductismo asociativo de Guthrie, el conductismo lógico-metodológico (conductismo propositivo de Tolman y conductismo formal de Hull) y el conductismo radical de Skinner.

En cuanto al conductismo asociativo, posee características más cercanas al conductismo empírico que a los modelos propiamente neo conductistas, se tienen en cuenta conceptos no observables; pero estos no corresponden ni a genuinas variables intervinientes ni a verdaderos constructos hipotéticos. Para describir esta aportación bajo el epígrafe de neoconductismo es más por razones de coincidencia cronológica que de otro tipo

Respecto a las características generales que definen al conductismo lógico-metodológico son las siguientes:

  1. Aceptación del modelo E-R, aunque abriéndose a la participación de variables no directamente observables, siempre que estas sean susceptibles de definiciones operacionales a través de sus relaciones empíricas con las variables objetivables, lo que hace que aquellas variables intervinientes o intermedias accesibles a la experimentación científica.
  2. Consiguiente apertura hacia un desarrollo teórico que incluya términos y relaciones que vayan más allá de lo estrictamente observable, con las limitaciones antedichas.
  3. Acentuación del carácter metodológico de la investigación, afinando y precisando diseños experimentales que incluyan tanto la perspectiva inductiva como la hipotético-deductiva.

El conductismo radical se adscribió a una fundamentación epistemológica pragmático-positivista, pudiendo ser delimitado por notas como las siguientes:

  1. Recuperación del modelo de Caja Negra y consiguiente abandono de las variables no observables directamente, buscando los principios explicativos de la conducta a través de experimentaciones con un rígido control de las variables empíricas en juego.
  2. Preponderancia del condicionamiento operante (R-E) sobre el condicionamiento clásico (E-R), interesando especialmente las consecuencias que los actos del organismo producen en la situación ambiental, así como los estímulos antecedentes que señalan si los eventos consecuentes están o no disponibles para el organismo, lo que controla la emisión de la respuesta oportuna. La fórmula básica, seria, pues: estimulo discriminativo- respuesta- consecuencias.
  3. Insistencia en una metodología analítico-experimental de tipo inductiva, con estudios exhaustivos de casos únicos o escaso número de sujetos y consiguiente abandono de las estrategia hipotético-deductiva y de los abordajes estadísticos, al estimarse que estos se empleaban porque las variables en juego no están adecuadamente controladas y que la vía hipotético-deductiva no tenía opción en el estado en que estaba el saber psicológico.

La clave esencial que aleja el conductismo lógico-metodológico del conductismo radical es la utilización de las variables orgánicas o intermediarias, diferenciando las variables intervinientes propiamente dichas de los constructos hipotéticos. Tolman fue el primero que se comprometió formalmente con tal asunto, afirmando que los procesos mentales han de concebirse como un conjunto de variables intermediarias funcionales entre los estímulos, los estados fisiológicos iniciadores, la herencia y el aprendizaje pretérito del organismo, por un lado, y las respuestas resultantes por otro. Años después, concreto que la variable interviniente es cualquier tipo de proceso psicológico inaccesible a la observación directa, que se intercala entre la variable empírica situacional (E) y la variable empírica de respuesta (R)

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