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La Pedagogia Del Oprimido


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2012  •  3.366 Palabras (14 Páginas)  •  500 Visitas

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HERMENEUTICA Y CRITICA

Mariflor Aguilar Rivero

Desde hace algunos años se han presentado varios intentos de pensar la hermenéutica como un instrumento filosófico útil para la crítica social. Se piensa por ejemplo en una hermenéutica crítica o en una genealogía hermenéutica que articula sobre todo a Gadamer con Foucault. Hay quienes también quieren ver en la hermenéutica una crítica radical a la razón del tipo de Nietzsche y la llamada posmodernidad participando de la misma fuerza crítica que se atribuye a estas teorías. Todo esto contrasta con uno de los cuestionamientos a la hermenéutica que más han circulado que la acusan de ser un pensamiento conservador y tradicionalista. No me voy a detener en el análisis de si la hermenéutica es o no un pensamiento de tipo posmoderno. Prefiero reflexionar acerca de qué es lo que hace posible que la hermenéutica se piense como útil para la crítica social a pesar del supuesto conservadurismo del que se le acusa, para lo cual me concentraré en dos tareas: primero, enfatizaré ciertas tesis que pueden ir en contra de la crítica de tradicionalismo y, segundo, intentaré mostrar que la estructura de la comprensión hermenéutica puede verse ella misma como una estructura relevante para el pensamiento crítico.

Antes quisiera aclarar que no voy a entender por pensamiento “crítico” su sentido especulativo tal como pasó a la Ilustración y al idealismo alemán sino más bien su sentido de emancipación práctica, es decir, de una reflexión que es útil para la clarificación de las luchas sociales. Es claro que una teoría útil para este tipo de reflexión no tiene que referirse ella misma a las luchas sociales. Una teoría puede considerarse útil para el pensamiento crítico si su aparato conceptual sirve, por ejemplo, para revelar ciertas estructuras de dominación. Esto es lo que creo que ocurre con la hermenéutica y que intentaré mostrar.

Pero comenzando por el principio, la acusación a Gadamer de tradicionalista se basa por lo general en un argumento que adopta formas diferentes. Mencionaré una de sus formas básicas y una derivada. La forma básica parte de la idea de que ser tradicionalista es considerar que un punto de vista tradicional es correcto no porque se haya juzgado reflexivamente como racionalmente aceptable sino simplemente porque es tradicional. Las consideraciones que acompañan la postura tradicionalista anterior suelen ser las siguientes: dado que somos históricamente finitos, dado que no tenemos un concepto de racionalidad que sea independiente de la tradición a la que pertenecemos y, por ende, no contamos con principios y normas universales a las cuales apelar, no debemos deshacernos de la autoridad de la tradición . Puede ser claro que a esta postura que reconoce acríticamente la autoridad de la tradición puede llamársele “tradicionalista” y desplazada a la política se trataría de una postura conservadora.

Una forma derivada de esta crítica se refiere también a la ausencia de puntos de vista universales desde los cuales criticar y, por lo tanto, a la imposibilidad de formular una crítica a las estructuras del poder que necesariamente conforman el plexo de la tradición. Esta forma derivada parte del supuesto de que lo que ocurre en la hermenéutica es del orden del “acontecer” de tipo heideggeriano, es decir, se trata de eventos que acaecen sin la participación consciente de los sujetos, se trata en suma de lo que ocurre a nuestras espaldas. Este planteamiento va como sigue: si cada interpretación está fundada en algún contexto particular y cada contexto puede ser permeado por estructuras de poder no reconocidas, se plantea entonces el problema de que no hay un punto arquimídeo desde el cual decidir lo que es el poder, un punto de vista que esté libre de toda estructura de poder. ¿Cómo, entonces, puede evaluarse el poder en un sentido crítico y liberador? .

Puede observarse que en ambos casos la base de la crítica incluye dos elementos: la tradición y ciertos puntos de vista estables desde los cuales hacer la crítica. La tradición, en tanto se ha convertido en autoridad, sustituye los principios para toda evaluación.

Son muchos, en efecto, los lugares donde Gadamer se refiere a la imposibilidad de abandonar la tradición; y no sólo eso, sino llega a afirmar que la tradición es el fundamento de la validez de las costumbres (VM,348) . La tradición como autoridad, los prejuicios como autoridad, son ciertamente tesis que forman el repertorio de frases comunes del Gadamer de divulgación. Lo que parece inferirse del inevitable rol que juega la tradición en la comprensión es que si no podemos escapar de ella tampoco tenemos derecho a criticarla. Y, sin embargo, no es tan obligado sacar esta conclusión. Mucho se ha escrito para refutar esta inferencia, empezando por el mismo Gadamer quien se ha cansado de decir que la hermenéutica que él propone no va en contra de la posibilidad de criticar a la tradición. Ha dicho también que no toda tradición es conservadora sino que hay también tradiciones revolucionarias y habla también de las múltiples voces de la tradición. Por otra parte, es ya clásica la intervención de Paul Ricoeur en este debate en que sostiene que la crítica a la tradición se hace también desde otra tradición. En realidad, son varios los puntos de apoyo que se han encontrado dentro del discurso gadameriano para salvarlo de la acusación de tradicionalista, y uno de ellos es la redefinición de la noción misma de crítica.

Por más que, como decía, Gadamer se ha cansado de decir que su hermenéutica no va en contra de la posibilidad de criticar a la tradición, tal parece que lo que entiende por crítica no convence a sus detractores. Y este me parece que es el punto central pues se podría ver que detrás de la concepción de la tradición y de los prejuicios como autoridad se recorta una noción de crítica diferente. Se puede reinterpretar la tesis de la autoridad de la tradición como una tesis que invita a pensar la crítica como una actividad que no requiere de un punto arquimídeo para llevarse a cabo sino más bien de una interacción con la pluralidad inscrita en el mismo proceso hermenéutico. Esta pluralidad está presente al menos en dos tesis: una es la de la circularidad de la comprensión; la otra es la de la pluralidad de voces de la tradición.

La idea de la circularidad de la comprensión en algún sentido impide pensar en el tradicionalismo en tanto que según ella, aunque el contexto condiciona la comprensión ésta a su vez condiciona el contexto ; es decir, puede verse el proceso hermenéutico de la comprensión como un proceso de resignificación incesante tanto del pasado como del presente que impide pensar en un concepto estático de tradición

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