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La desobediencia como problema psicológico y moral


Enviado por   •  20 de Octubre de 2019  •  Ensayos  •  1.115 Palabras (5 Páginas)  •  755 Visitas

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La desobediencia como problema psicológico y moral

La delincuencia en la escuela

Tanto el hombre como la mujer, ha evolucionado hasta ser el que es mediante actos de desobediencia, todo nuestro desarrollo sólo se ha hecho posible que a fuerza de que existan personas que a pesar de su largo tiempo de vida, son las únicas que se han atrevido a decir “no”. Nuestra evolución intelectual, depende mucho de la capacidad de desobediencia hacia las autoridades, que siempre han tratado de silenciar a nuestros nuevos pensamientos, incluyendo en este los movimientos de nosotros, “si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana, la obediencia podría muy bien provocar el fin de la historia humana”.

En su libro Sobre la desobediencia y otros ensayos Erich Fromm discute acerca de cómo la desobediencia cambió la historia humana, es decir, explica cómo Adán y Eva no cometieron una “desobediencia”, justificándolos al decir que ella era un elemento primordial para la trascendencia, pues al romper con la obediencia dieron el primer paso para sentirse independientes y gozar de su libertad. Prácticamente el hombre evolucionó mediante estos actos, actos que si no son manejados con responsabilidad podrían tener consecuencias que afectan psicológicamente como moralmente.  Es por esto que a continuación presentaremos cómo la desobediencia da origen a la delincuencia en las escuelas.

La delincuencia es una problemática que a lo largo del tiempo se ha dado tal vez por falta de conciencia autoritaria, que dentro del texto se define como “aquella voz internalizada de una autoridad a la que estamos ansiosos de complacer y temerosos a desagradar”. Estas autoridades que son comúnmente nuestros padres delegan parte del trabajo de la formación del individuo a las instituciones educativas, en las que se espera se enseñen valores, virtudes y normas que guíen al educando a un próspero desarrollo, es así como la llamada conciencia autoritaria se ve formada por nuestra familia, nuestro entorno, la escuela, etc. Hay que recalcar que el carácter de la persona se forma en la familia, porque es en ésta donde se adquieren las primeras bases, donde se pasa del estado de desorganización social a la adquisición de las primeras normas. Una falta de corrección en las primeras etapas hará que el sujeto en algún punto de su vida llegue a atentar contra la integridad de los demás, viéndose consecuentemente envuelto en una crisis de valores. Pareciera ser que no todas las personas poseen este tipo de conciencia, ya que los jóvenes al incurrir en actos de delincuencia dentro de las escuelas están afectando la integridad de sus iguales, cosa que nos lleva a afirmar que tampoco existe una conciencia humanística, dado que el sujeto ya no tiene un “conocimiento intuitivo de lo que es humano e inhumano, de lo que contribuye a la vida y lo destruye”.

Situémonos en la situación en la que un alumno cometa un delito, como amenazar a algún compañero de clase. En tal caso el sujeto demostraría un sentido de superioridad, pensando que al desobedecer las reglas de la institución tendrá más poder, porque un poder externo a él mismo no le es suficiente, no le basta con que unas cosas no estén permitidas en el reglamento escolar, ya que a su parecer las medidas de la institución no son las correctas.  En estas situaciones el desobedecer, refiriéndonos al dudar y cuestionar, es una respuesta válida y totalmente razonable, pero sólo si nos enfrentamos a una autoridad irracional, siendo este camino de desobediencia el único medio para alcanzar nuestro progreso. Sin embargo, los actos de delincuencia nunca se justifican, porque ante todo debe prevalecer la conciencia humanística. Las personas llegamos a ser libres por consecuencia de nuestros actos de desobediencia, por la capacidad de elegir, seguir, rechazar, objetar; tener miedo a la libertad significa decir “no” a las cosas, dice Fromm. Se dice que la libertad y la capacidad de desobediencia van de la mano, adaptando las ideas del psicoanalista: una institución que predique que cualquier persona goza de libertad, pero no le permita desobediencia, no es sincera.

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