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Victimización En Los Centros De Reinserción Social Hacia Las Mujeres


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2013  •  2.572 Palabras (11 Páginas)  •  457 Visitas

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Victimización en los centros de reinserción social hacia las mujeres.

Cristian Quijas Aldana

Objetivo: En este articulo trato de analizar un sector muy poco estudiado y que daña gravemente a las mujeres, es su victimización en las prisiones. ¿Sera acaso esto posible?, ¿Cómo se da y manifiesta?, ¿Cómo afecta esto a su reinserción social?, Procuro responder estas preguntas a lo largo de este artículo.

Palabras Clave: Victimización, delincuencia, prisión, cacheo.

“Aquel que permite la opresión, comparte el crimen.” Erasmus Darwin

Al ir escudriñando la delincuencia en el ámbito femenino tenemos forzosamente que quitarnos todos los mitos sobre su sensibilidad y emociones que han despertado las mujeres en la historia relacionados en su obrar en el papel de ciertos delitos.

Las mujeres cometen homicidios con los mismos fines e instrumentos que los hombres y lo que se puede apreciar mas es: cuando comete un acto delictivo o en este caso un homicidio, tiene los mismos motivos que el hombre: dinero, celos, amor, etc.

El ambiente del centro de reinserción social y su antiguo sistema de control

Hace dos siglos atrás hasta la actualidad, los actos antisociales que ingresan dentro del sistema de la ley penal llevan consigo una consecuencia, que es la pena privativa de libertad, castigo que se cumple en un edificio con apariencia no tanto agradable con ciertos niveles de seguridad: extrema o máxima seguridad.

Hoy en día, mujeres delincuentes de bajo estatus suelen habitar en las cárceles pues se sabe que el sistema de control social se aplica solo para delincuentes fracasados, son las desdichadas del delito y la miseria. El sistema actual penal, en su aplicación, victimiza y el Estado no solo se limita a la restricción de la libertad, sino que también quebranta muchos de sus derechos, principalmente el de la dignidad, degradan la identidad, forzan el ocio y se adueñan de la vida del recluso, en este caso, la reclusa. Las leyes penales, tienen una excelente función y estructura en el papel, pero en la realidad daña y las humilla.

En las cárceles mediante la aplicación del control social, se ejemplifica y ello se podría extender a otras áreas y situaciones en cualquier ámbito, donde se ejerce el control mediante la represión.

Esto, en una prisión, se puede ver como un medio donde sirve para aislar a cualquier persona en el sentido de que no permite ciertas conductas. Situación, que toda persona, debe adaptarse a lo que pasa y a las represiones, que pretenden legitimar el uso de la prisión como medio para la sumisión, en pocas palabras, la dominación y el control.

Lo que se busca es dar una razón de justificación a los medios de control criminalizador y al castigo en sí, esto supone y se ve en los códigos que el ser humano delincuente tiene poca relevancia en los tiempos del capitalismo. La cárcel como castigo y sistema o instituto, se justifican mediante la disciplina por una de los lados y en la mejor de las situaciones, por una suerte de inculcar la sumisión.

A la invocación de las leyes, estas siguen de modo consecuente diciendo de una reinserción a la sociedad y rehabilitación dentro de una prisión, y se han formado institutos o áreas para estos objetivos, donde se clasifican los delincuentes por medio de profesionales de las más variadas ciencias, en especial psicólogos y criminólogos, donde acuden a dar tratamientos.

Mujeres y hombres se convierten en sencillas categorías y números legales. La pena la recibe quien cometió el hecho delictivo pero la punición cae obligadamente sobre su vida y no se deja libre socialmente nunca más pues la culpa no se termina de cumplir en muchas sociedades donde la discriminación reina, y al mismo tiempo, vengativa, como la nuestra, en que la detención preventiva ya es un castigo y el modo de gobernarse en sí, que se observa en cientos de miles de cárceles, constituye una pena de tortura. El ambiente carcelario conlleva en el amito material donde las reglas están formadas para el beneficio de la aplicación de una mejor dominación.

El Estado no se descuida en las muchas formas de comportarse socialmente y trata de moldearlos en beneficio de fortalecer la seguridad que el o la reclusa habían violado, inculcándole una mentalidad “normal” que dañe su creatividad y espontaneidad. De ahí que la prisión tiene un claro objetivo político y se conforma en un ambiente que adjetiva la seguridad social y la violencia. La severidad es de tal nivel un tanto excesivo que termina por transformar a quien quebranto las pautas de convivencia y rechazo el código penal, en una víctima del sistema penal.

Las actividades que se realiza de manera continua en prisión y que las leyes prevén, son orientadas al trabajo domestico, en el caso de las mujeres, al orden de las cosas, la conducta “correcta” que se inculca es la sumisión y pasividad. Todas las actividades que se realizan están orientadas a recordarles que son mujeres en una cultura machista: cursos de gastronomía, costura y dogmas de educación para ser mujeres de casa aun que sean maltratadas por sus maridos.

Debido al machismo todavía presente en nuestra sociedad y al poco cultivo de la cultura por parte de ella, no tenemos actualmente un marco educativo solido, situación que en las prisiones se reproduce este sistema tan pobre y esquemas abusivos, cosas que son un reflejo de las diferencias sociales.

La política de sumisión es descrita como una implicación del olvido sistemática de los conflictos de la mujer en prisión, de su proyección humana y sensibilidad.

La unión de la reclusa a la rehabilitación y de todo ese proceso, es fundamental para ellas y para la correcta administración penitenciaria desde que está relacionada a la disciplina como complemento. Pero esta situación puede llevar a muchas mujeres a que piensen miles de razones para auto culpabilizarse, a veces de un modo tanto exagerado y a expresar una necesidad de manifestar y exteriorizar su amor maternal.

En las prisiones, si no se lleva un correcto trabajo de rehabilitación o reinserción social por parte del psicólogo o criminólogo hacia la persona, enfocado a la mujer, ellas, que son victimas de la prisión, que han sido victimizadas, han perdido su individualidad e iniciativa personal y por ello su autoestima, factos que denigran el trabajo y eficiencia del tratamiento, cosa que puede llevar a la mujer a delinquir de nuevo. Pero también se pueden dar casos donde el destino doméstico de obediencia se robustece en la prisión donde se reproduce el comportamiento pasivo que se subraya cuando la reclusa se interioriza que ese “buen comportamiento” puede llevarles a la libertad condicional.

El registro a los familiares del reo(a) y victimizaciones a las

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