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Animación Salesiana


Enviado por   •  11 de Junio de 2012  •  1.756 Palabras (8 Páginas)  •  472 Visitas

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La Amistad con Cristo en la Espiritualidad Salesiana

Lo más profundo: descubrir la Encarnación.

• En Jesucristo, el Verbo encarnado, Dios ha tomado los rasgos de nuestro rostro y ha hecho de nuestra histo­ria su propio camino.

• Nosotros, siguiendo la inspiración de Don Bosco, so­mos más sensibles para descubrir a un Dios que se hace cercano a nuestra vida concreta, acogedor y lle­no de amor para sus hijos, sobre todo para los más pe­queños y pobres: es el Dios revelado en Jesús.

• Ciertamente el rostro de Dios es siempre misterioso y nadie puede describirlo como es en realidad. Algunos evidencian con más claridad los rasgos de la cercanía de Dios (así nos ha enseñado Don Bosco); otros resaltan su condición de trascendente, inmenso, omnipotente...

La encarnación: cercanía de Dios

Cuando los creyentes hablan de encarnación se refie­ren ante todo a un hecho concreto de la vida de Jesús: Dios para salvar a la humanidad se ha hecho uno de nosotros, se hizo hombre en María Virgen, en una franja concreta de espacio y tiempo.

Los doctores de la Ley juz­gaban a Jesús de acuerdo a la idea que ellos tenían de Dios. Jesús, por el contrario les aseguraba que sólo po­dían conocer a Dios por me­dio suyo: en la humanidad que María le dio El mostra­ba el rostro de Dios. En Je­sús el Dios inaccesible y misterioso, inefable y tras­cendente se ha hecho rostro y ha llegado a ser palabra. En El descubrimos quién es Dios para nosotros y quiénes somos nosotros para Dios.

El rostro de Dios revelado por Jesús.

• El Evangelio manifiesta en todas sus páginas el rostro de un Dios cercano a los hombres, apasionado por la vida de las personas, comprometido en hacernos feli­ces. Jesús no exige elegir entre Dios y la felicidad hu­mana. El enseña que la gloria de Dios está en que el hombre viva plenamente y sea feliz. El Dios exigente y justiciero se transforma en un Dios Amor.

Curando a los enfermos y perdonando a los pecado-

res Jesús muestra que quiere poner en pie a todos los que viven plegados bajo el peso de cualquier opre­sión (Le. 13, 10-13). Realizando signos de vida en medio de tantos signos de muerte El nos explica quien es el Dios verdadero.

El Buen Pastor (Jn. 10, 7-18)

• Don Bosco quedó impresionado por la figura de Jesús Buen Pastor. Leyendo el Evangelio era particularmen­te sensible a esta imagen de Jesús. Así lo dicen sus pala­bras y sus obras: "he prometi­do a Dios que hasta mi último aliento será para mis queri­dos jóvenes".

Con la figura del Buen Pastor Jesús describe su autorretra­to. Muestra la actitud funda­mental de Dios hacia sus hi­jos y nos enseña a obrar de la misma manera. Este es el elemento central de la espiri­tualidad salesiana: la caridad pastoral, el amor de Jesús Buen Pastor que se manifiesta en Don Bosco y en sus amigos.

La imagen de Jesús Buen Pastor ha impactado a los cristianos de todos los siglos. La han pintado en las ca­tacumbas para dar esperanza a los cristianos que de­bían dar la vida por ser fieles a Jesús; la han represen­tado en las grandes catedrales para recordar a todos

un estilo que hay que continuar... Los sdb la llevan en la cruz de su Profesión perpetua junto con las palabras de Don Bosco: "Procura hacerte amar".

Dios camina con nosotros

• La persona de Jesús revela el rostro de Dios. Bastaría comprender esto para alabar y dar gracias. Esto nos hace descubrir la dignidad nuestra y de cada persona: nosotros, marcados por la pobreza y la fragilidad de ser criaturas, por la traición, el pecado y la mediocridad, hemos podido ofrecer a Dios un rostro y una palabra humana. Nuestra humanidad es la misma de Jesús.

Aunque de un modo im­perfecto, limitados, so­mos el lugar de la pre­sencia y de la cercanía de Dios.

Esta imagen de Dios re­velado en Jesús es la que Don Bosco enseñó a sus chicos y nos enseña a nosotros.

Encuentro personal y comunitario con Jesús,

• Don Bosco, al escri­bir las biografías de sus chicos, Domin­go Savio, Miguel Magone, Francisco Besucco, nos quie­re mostrar el cami­no de la amistad con Jesucristo. Desde diversas si­tuaciones cada uno puede recorrer esa senda. "Amigo",

"Maestro", "Salvador" son los términos que usa Don Bos­co cuando describe la centralidad de la persona de Je­sucristo en la vida de los jóvenes y en la vida de la co­munidad del Oratorio. "Jesús es mi amigo y compañero" dice Francisco Besucco; y Domingo Savio decía: "mis amigos serán Jesús y María", "Quien tiene a Jesús como amigo y compañero no tiene nada que temer, ni siquiera la muerte"; y Miguel Magone: "Después de comulgar me parece hablar personalmente con el mismo Jesús".

• Esta relación personal de amistad con Jesús llevará a cada joven a conocer la totalidad del misterio de Cris­to, entregado por nosotros, muerto y resucitado: su misterio pascual.

• Para Don Bosco no basta con un primer encuentro, ni con un impacto pasajero, ni con la simpatía hacia el Se­ñor. Se trata de ahondar en su conocimiento, adherir el corazón a su persona, compartir la causa del Evangelio. Se busca una respuesta concreta a su amor mediante el compromiso y la generosidad. Cuando un chico, en la casa de Don Bosco, llega a esta relación con Jesús el Señor, El va tocando toda la vida: las palabras y los pen­samientos, las opciones y las acciones, la inteligencia y la voluntad, las relaciones

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