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DECÁLOGO


Enviado por   •  17 de Mayo de 2013  •  Trabajos  •  2.454 Palabras (10 Páginas)  •  324 Visitas

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DECÁLOGO

TEOLOGÍA MORAL

SUMARIO

I. Historia de la tradición.

II. Análisis.

III. Significado:

1. Decálogo, historia y pacto;

2. En el judaísmo tardío;

3. En el Nuevo Testamento

4. En la Iglesia antigua;

5. Para el creyente de hoy.

El decálogo trae su denominación de la tradición patrística (el término griego dekálogos aparece por primera vez en IRENEO, Adv. Haer. 4,15,1, y en To1.011150, Ep. ad Floram 3,2), mientras que en la Biblia se usa la expresión "las diez palabras" de Yhwh (cf Éx 34,28; Dt 4,13; 10,4: textos analizados a fondo por M. LESTIENNE, Les dix "paroles" 484-492). En los textos bíblicos se presenta la lista de los diez mandamientos, que constituyen la base de la alianza de Dios con su pueblo en el Sinaí. El número no se justifica por un pretendido valor simbólico; parece más bien tener una función pedagógica, pudiéndose numerar los mandamientos con los dedos de las manos (así H. GUNKEL, Die altorientalischen fiteraturen, 75).

I. Historia de la tradición

Hoy poseemos dos redacciones escriturísticas del decálogo en Éx 20,217 y en Dt 5,6-21. El texto de Éx se encuentra incluido en la narración elohísta de la revelación divina del Sinaí (cc. 19-24), que se remonta al siglo vlii. El decálogo de Dt forma parte del código deuteronómico, que comprende los capítulos 5-26 del libro, y que se remonta al siglo vii. Poniendo los dos textos en paralelo se pueden notar fácilmente algunas diferencias, unas más significativas que otras; en total, 20. Entre las más importantes hay que destacar la del descanso sabático, que en Éx se basa en la acción creadora de Dios, que trabajó durante seis días y descansó el séptimo, mientras que en Dt se evoca la estancia de las tribus israelitas en tierra de Egipto y la esclavitud. El mismo mandamiento del descanso sabático es introducido de manera distinta: Éx obliga a "acordarse" del sábado, mientras que Dt añade "observar" el día séptimo. En el último mandamiento, la redacción de Dt pone delante a la mujer del prójimo respecto a su casa como objeto de "concupiscencia", mientras que Ex enumera a la mujer entre los bienes que pertenecen al prójimo. No es el momento de tomar nota de otras diferencias.

Dejando de lado las características de cada una de las dos redacciones y las ampliaciones del Dt, es posible reconstruir un texto del decálogo que constituya el fondo común de las redacciones bíblicas (Grundfoxm en alemán). Pero no conseguiremos una versión del decálogo que pueda reivindicar ser la matriz de nuestras dos redacciones, porque es fácil encontrar en el fondo común la impronta del lenguaje típico de la tradición deuteronomista a la que se remonta Dt 5,6-21, y que posteriormente ha reelaborado el texto de Éx 20,2-17. Mucho menos se podría conjeturar que tenemos la forma original del decálogo (Urform en alemán). Además, se nota que Éx 20,2-17 ha sido incluido de modo forzado en la narración elohísta de la alianza del Sinaí (Éx 19-24), porque no es continuación de lo anterior. Efectivamente, la conclusión del capítulo 19 tiene su continuidad lógica en el capítulo 24. Nuestro decálogo y el llamado código de la alianza (Ex 20,22-23,33) son inclusiones en la trama de la narración. Lo que significa que la redacción del decálogo de Éx 20,2-17, aun perteneciendo a un bloque de origen elohísta del siglo vln, no es elohísta en la forma en que nos ha llegado a nosotros. Tanto la redacción del Dt como la del Ex en su forma actual se remontan no más allá del siglo vil, y propiamente son un texto de tradición deuteronomista. Estamos, por lo tanto, muy lejos de los tiempos del Sinaí y de Moisés. Sin embargo, no es imposible remontarse en el tiempo y trazar la larga historia que hay detrás del decálogo presente en Éx 20,2-17 y en Dt 5,621. Esto nos permitirá también ver cómo la historia del decálogo no acabó con la redacción deuteronomista del siglo vn, sino que continuó con la existencia de Israel hasta la interpretación última y definitiva en Cristo. El decálogo ha sido una realidad dinámica, en continua evolución según las exigencias del tiempo y la fe del pueblo.

El texto del decálogo común a Éx y Dt aparece poco homogéneo desde el punto de vista formal; mientras los dos primeros mandamientos (prohibición de adorar a otros dioses y de hacerse estatuas de la divinidad) son presentados en primera persona como expresados por Dios, todos los demás son propiamente sólo palabra profética, anunciadora de la voluntad de Dios, que aparece en tercera persona. Además, sólo dos mandamientos (el del descanso sabático y el de honrar a los padres) están expresados en forma positiva; los demás aparecen en forma negativa, es decir, como prohibiciones. Una tercera constatación: algunos mandamientos son enunciados en forma breve y sintética (p.ej., "No matarás", "No cometerás adulterio", "No robarás', mientras que otros tienen una formulación más analítica y llena de motivaciones (p.ej., el mandamiento del descanso sabático y la última prohibición de "desear" la casa del prójimo, la mujer del prójimo, su esclavo, su esclava, su buey, su asno).

1) Por estos aspectos formales, una corriente de especialistas, como, por ejemplo, J.J. Stamm, E. Nielsen y últimamente A. Lemaire, creen poder afirmar que la forma positiva y la formulación desarrollada y analítica son resultado de elaboraciones y actualizaciones sucesivas de un decálogo más antiguo, expresado de un modo uniforme en una serie de prohibiciones absolutas, incondicionales, muy breves, del mismo tiempo, por ejemplo, que el mandamiento "No matarás". Sobre la datación de un Urdekalog así no faltan quienes lo hacen remontar al tiempo de Moisés, o al menos a la época de la primera sedentarización de las tribus israelitas en la tierra de Canaán (cf, p.ej., G. Botterweck, G. von Rad, A. S. Kapelrud), mientras otros, como S. Mowinckel, se inclinan por una época más reciente, por ejemplo, en tiempo del profetismo clásico.

En particular, los defensores de la hipótesis de un decálogo original piensan en una Urform como la siguiente: -No adorarás a otro Dios; -No te harás ninguna imagen de Dios; -No

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