REFLEXIVO

Atrévete a colocar a dios en el principio de tu vida, y veras que todo cambia. No por fuera. Coloca en orden tu mundo anterior: llena el vacío de tu corazón y trae luz a tu vida.

Haz de este año un año de “Victoria”. Coloca a Jesús en primer lugar, porque “en el principio creo Dios los cielos y la tierra”.

La Victoria es fruto de continuar a pesar de los fracasos ocasionales. El desafió es correr detrás del ideal que Dios tiene para ti. Tómate de la mano poderosa del Señor y escribe una nueva pagina de tu historia.

Antes de iniciar las actividades de un nuevo día reconoce tu incapacidad y ve a Dios como el Padre de amor que el es.

Que Dios te conceda muchas “Victorias” ¡ Ah ! Y no te olvides de que en aquellas días él fue al monte a orar, y paso la noche orando a Dios.

Recuerda que la misericordia es el amor elevado a la infinita potencia, es la plenitud del amor. Levanta la cabeza mira el sol: hoy es una nueva oportunidad. Todo puede ser diferente si confías en Dios.

Haz de tus días, días de lucha y de trabajo. Sigue luchando y confiando en Dios, hasta el último minuto. Dios asegura que desde antes que nacieses él ya tenia un plan para tu vida. Nada sucede en este mundo sin el poder de Dios. Tú eres fruto del amor maravilloso de Dios. Dios nos amo y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

Las tareas pesadas se vuelven leves si las realizas por amor.

Haz de hoy un día de libertad, echa fuera los complejos; rasga los vicios arrójalos al basurero. Acepta la promesa de Dios. Acepta la promesa de Dios. El dolor es fruto del pecado; no necesariamente del tuyo, sino del pecado como rebeldía del universo. Detente, piensa y medita en las intenciones que Dios tiene para ti. No importa las barreras que encuentres delante de ti. Enfrenta tus desafíos usando la lógica divina. Confía en el Señor.

Vivir el presente es aprender con el pasado. Los recuerdos son las raíces de cada ser humano. Cada día es día de nuevas oportunidades. Los errores de ayer ya fueron cometidos; pero, si aceptas a Jesús como tú salvador, y si se los confesaste, también ya fueron perdonados. Revisa hoy la manera en como te relacionas con las personas, y sé consistente de tu interdependencia. Porque ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies.

Permite que Dios haga la diferencia en tú vida hoy. Entrégale tú corazón. Comprométete con él, y que Jehová, el Dios de tus padres te haga mil veces más de lo que ahora eres y te bendiga, como lo ha prometido.

La Victoria no es solo el resultado del esfuerzo; la confianza en Dios da sentido al esfuerzo. Cuando el esfuerzo es apenas el resultado de la autodisciplina, se transforma en frustración. Si es el fruto de la presencia de Dios

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