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Vida Espiritual


Enviado por   •  28 de Enero de 2012  •  4.345 Palabras (18 Páginas)  •  1.744 Visitas

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VIDA ESPIRITUAL

Un primer sentido de «vida espiritual» es el que se refiere a la vida de los seres espirituales, del mismo modo que la vida vegetal es la vida de las plantas, o la vida animal la de los animales. Pero no todos los seres espirituales son iguales. Es cierto que la vida espiritual es la vida más allá de lo sensible o material; pero profundizando más, podríamos afirmar que la vida espiritual es principalmente la vida de relación con Dios. Pero si la vida espiritual es la vida de los seres espirituales, la vida espiritual humana es toda la vida del ser humano, toda la vida humana y no sólo su trato con otras personas o con Dios.

Podemos afirmar en una primera aproximación que dos notas caracterizan la vida espiritual. De un lado, la conjunción de vida espiritual, vida interior y vida creyente, aunque esto no sea algo exclusivo de la vida cristiana. De otro, y aquí reside lo radicalmente nuevo, ser fruto de la iniciativa divina y, por tanto, don gratuito que eleva el ser humano al nivel sobrenatural.

La vida interior, la vida espiritual y la vida religiosa se integran de manera armónica. «Desde este punto de vista, el cristianismo aparece como una forma de vida espiritual en la que la relación más personal y más íntima se produce con un Dios -que es también lo más personal en su realidad trascendente-, una relación que está plenamente reconocida y formalmente cultivada.

Toda la vida espiritual de los cristianos se origina y se funda en el hecho de que Dios nos ha hablado a través de su Palabra viviente, que se ha hecho carne entre nosotros. Es decir, de la vida del Dios trino anunciada y comunicada en Cristo, transmitida por el Espíritu Santo a través de la Iglesia a cada hombre.

Buscar la armonía interior, estar en armonía con los otros y con la naturaleza toda. Ser un estandarte de paz sin que por ello haya que tolerar la injusticia. Escuchar el doble de lo que se habla y cultivar el silencio tanto como sea posible.

Sentir la vida como una aventura diaria, en el simple acto de despertarse cada mañana y respirar, dejar de buscar respuestas que nos brinden la seguridad. Lanzarse a la inmensidad de la vida con la clara intención de crecer. Existen muchos senderos que conducen a la verdad y cada persona puede buscar el propio. Si cultivamos el sentido de intrépida aventura, nuestra vida ordinaria se transformará en una vida extraordinaria. La práctica de valores espirituales será la guía permanente que estará siempre presente al penetrar en lo desconocido

Vivir espiritualmente “guiado” significa estar dispuesto a sentarse en el silencio, permitir que el conocimiento se haga presente, abandonar los miedos y soltar todo aquello a lo estamos encadenados…. Elegir perdonar cuando hay motivos para el odio, elegir tener fe cuando la situación es desesperada, elegir la paciencia cuando estamos consumidos por la furia. Vivir algo más importante que los pequeños egoísmos de cada uno. Cada individuo encuentra su propia llave del reino. Algunos buscan la elevación de su conciencia, la sabiduría y la iluminación.

1. Iniciativa de Dios

La iniciativa de Dios no es sólo un mensaje, sino una persona Jesucristo- en la que se nos comunica el mismo Dios trino. La vida espiritual se presenta así como la vida en Cristo. Pablo dice «No soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí».

El hombre es imagen de Dios, (Gn 1,27) la imagen personal de Dios en el mundo actual, o sea es hijo de Dios. El conocimiento y amor humanos llegan a ser realmente conocer y amar a Dios porque Dios mismo inhabita en el alma y actúa en el mundo a través del hombre: el Espíritu Santo derrama la caridad en el mundo a través del corazón humano.

2. Vida espiritual y vida trinitaria:

El hombre es imagen personal del Dios trinitario.

Dios desciende al ser humano hasta el punto de que el hombre ha sido introducido en la vida íntima de Dios y Dios se ha introducido en la vida íntima del hombre. Recuerda san Pablo: «¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?» (1 Co 3,16). La vida espiritual es la vida con Dios, vida trinitaria en Cristo y según el Espíritu. La vida espiritual consiste en percibir cada vez con mayor hondura la cercanía de Dios en mi vida y ser coherente con el proyecto que tiene conmigo, con el proyecto que yo soy («nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor» Ef 1,4).

3. Vida trinitaria y filiación divina:

La existencia cristiana no es otra cosa que la vida de los hijos de Dios.

Los cristianos somos «partícipes de la naturaleza divina» (2 Pe 1,4), de la vida trinitaria; «no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos» (1 Jn 3,1). Esta transformación del ser nos hace participar de la única Filiación natural del Dios Hijo, por eso se afirma que somos hijos en el Hijo.

4. Cristocentrismo de la vida espiritual cristiana

«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida», afirma Jesús en la conversación que mantuvo con los discípulos después de la última cena. Y a continuación añade: «nadie va al Padre si no es a través de mí. Si me habéis conocido a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora le conocéis y le habéis visto» (Jn 14,6-7).

5 ¿Cuáles son las actitudes espirituales que implica el cristocentrismo?

a. Creer en Cristo

La relación con Cristo se inicia con la fe. Más concretamente, con una fe plena en Él; es decir, fe no sólo en su palabra sino en su persona.

Ser cristiano, ser creyente significa «estar aprisionados, estar dominados -en todas las dimensiones de la voluntad de vivir- por la voluntad de vivir de Cristo.

b. Conocer la vida de Cristo

«Al regalarte aquella Historia de Jesús, puse como dedicatoria: "Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo"

c. Tratar a Cristo

El trato vivo con Cristo es de hecho uno de los ejes de la vida espiritual, ya que es fruto o reflejo de dos realidades fundamentales. En primer lugar, y ante todo, la presencia real y activa de Cristo, que sale al encuentro del hombre, llamando al trato con Él. En segundo lugar, y presupuesto lo anterior, la acogida por parte del hombre, en la fe y

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