Antropologia Descrita

Humildad

Dentro de nuestro mundo posmoderno, hemos visto un cambio o evolución social y cultural en el cual se presenta un deterioro de los valores y principios antiguos bajo los cuales se regía la sociedad. Con esto no quiero decir que la evolución del sujeto colectivo sea perjudicial o contraproducente para un desarrollo benéfico de las sociedades, sino que esto cuenta con aspectos tanto favorables como desfavorables los cuales se deberían tomar en cuenta.

Uno de esos tantos valores perdidos a lo largo del tiempo es la humildad, Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento y con la cual se busca el éxito. La humildad es lo opuesto a la soberbia, ya que se basa en el concepto de la equidad entre seres humanos en donde todos comparten un mismo valor dentro de la sociedad, humildad define a una persona modesta que no piensa que su existencia es más importante que la de otro ser humano o que es mejor a esta reconociendo a su vez diferentes virtudes aptitudes y habilidades propias aprovechándolas para obrar en bien tanto propio como de los demás sin decir con palabras o exaltar dichas habilidades por medio de éstas.

Sin embargo, la humildad es algo muy complejo y difícil de alcanzar en su totalidad ya que en ocasiones en las que nos sabemos humildes, llegamos a perder esta virtud. Agustín de Hipona una vez dijo “La humildad es algo muy complejo. En el momento mismo en el que creemos tenerla ya la hemos perdido”. Con esto debemos también observar y ejercer un equilibrio entre una buena autoestima y la humildad ya que a veces por ser demasiado humildes no reconocemos nuestras propias virtudes o en caso contrario, alardeamos sobre estas y las utilizamos únicamente en beneficio propio.

El valor de la humildad ayuda a las personas a contener la necesidad de decir o hacer gala de sus virtudes a los demás. Una persona que practica la humildad, hace el esfuerzo de escuchar y de aceptar a todos. Cuando más aceptamos, más se obtendrá el conocimiento, reconocimiento y en ocasiones cariño de los demás ya que una palabra dicha o un acto realizado con humildad van más allá de algo simple; con esto igualmente podemos enriquecernos nosotros mismos ya que al compartir y aceptar conocemos más y sabemos más. Bajo las palabras de Salomón, la humildad ofrece sabiduría ya que –“Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia, mas donde hay Humildad habrá sabiduría.”-

Para ser humildes, necesitamos ser realistas, conocernos a nosotros mismos tal como somos y analizar internamente nuestra persona desde un punto de vista objetivo y de manera justa. Únicamente así podremos aprovechar todo lo que poseemos para obrar el bien. Siempre encontramos cosas en nuestra propia persona que no nos gustan, capacidades que no estamos aprovechando o cualidades que no estamos desarrollando. Lo importante es aceptar la situación

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