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Análisis de la canción "La estatua del jardín botánico"


Enviado por   •  30 de Julio de 2022  •  Tutoriales  •  829 Palabras (4 Páginas)  •  159 Visitas

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Un ejemplo de análisis de la canción «La estatua del jardín botánico», de Radio Futura[1]

La canción está compuesta por dos estrofas exactamente iguales de nueve versos cada una. Luego de la primera estrofa, hay un estribillo de tres versos. Y hay, además, un coro de dos versos que se canta cuatro veces: una vez luego de la primera estrofa y el estribillo, y tres veces luego de la segunda estrofa. En cuanto al análisis de la métrica, las estrofas son de 13, 12, 10, 11, 12, 13, 7, 5, 9 sílabas métricas. Por su parte, el estribillo tiene 12, 11, 10 sílabas métricas en cada verso, y el coro: 11 y 20 sílabas métricas en cada verso. De manera general, podemos decir que la estructura de esta canción respeta una forma simple: estrofa, estribillo, coro, estrofa, coro (repetido dos veces más). Las dos estrofas son exactamente iguales, con verbos conjugados en presente, y es en ellas en las que se presenta al sujeto poético. Nos habla de aquello a lo cual el sujeto se siente resignado (su rutina diaria). En el estribillo, encontramos el verbo en pasado «me atrapó la ilusión»; este estribillo sirve como una confirmación de la situación del sujeto poético (atrapado). El coro sirve de definición; en él, el sujeto llama a las cosas como son: «Soy metálico…». Me parece importante que el coro se repita varias veces al final, como veremos en el siguiente párrafo del análisis. Entonces, debemos tener claros los tres movimientos temáticos de la canción: presentación del sujeto y de su rutina diaria (estrofa); confirmación de su situación en un pasado quizás remoto (estribillo); y la definición clara de la situación del sujeto: qué es y dónde está (coro).

En esta canción, el manejo de imágenes es sumamente importante e interesante. El sujeto poético en esta canción se autopresenta y se autodefine como la estatua del jardín botánico (la estatua del título), lo cual funcionaría como una primera imagen. Así, la canción es una entera personificación de esta estatua, en donde la dicotomía entre lo móvil y lo inmóvil, o lo espiritual y lo mineral es artísticamente manejada: el sujeto poético está quieto, pero mira el movimiento de los peces; es de metal, pero piensa y siente. El vocabulario utilizado, por una parte, confirma lo inmóvil, lo inactivo de la estatua: tres veces se usa el verbo «quedar» («me quedaré»), mientras que «esperando» y «al compás de las horas» dan cuenta de un tiempo suspendido. Además, tenemos la definición que el mismo sujeto se da: «Soy metálico»). La sensación del tiempo que pasa, del día que se repite («un día más», «otra vez», «cae la tarde», «esperar») nos comunica o transmite un sentimiento pesado, fatalista: «soy una estatua». Por otra parte, a pesar de que quien habla es una estatua, hay imágenes que ayudan a concebir a esta estatua como un ser espiritual. Él «persigue un enigma» (hay voluntad), escucha «el lenguaje de las plantas» (hay comunicación), aprendió a esperar (hay deseo), o quiere «tomar una determinación» (hay decisión). Pero la realidad, que llega a nosotros a través del coro («Soy metálico…»), siempre está presente. No podemos dejar de tener compasión por este sujeto poético. Es un ser que siente muchas cosas, que se pregunta, que «quiere», que «escucha», que «aprende». Pero que, en la realidad tangible, física, solo es una estatua. Su pena es aún más grande porque se encuentra en un «jardín botánico», en donde incluso el más ridículo vegetal tendría más vida que él. Toda la canción se organiza a partir de la imagen de la estatua metálica, ubicada, como para reforzar el contraste, en un contexto extraño («un jardín tan extraño») para este sujeto representado por lo estático.

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