Autocontrol

AUTOCONTROL

Considerado como la capacidad que posee el individuo de regular y/o controlar sus propias emociones a fin de obtener un beneficio, el autocontrol es por ahora el significado de vigilar y encaminar nuestras reacciones e impulsos.

Etimológicamente hablando y haciendo énfasis en la combinación de dos palabra, Auto que proviene del vocablo griego Autos y significa “uno mismo” y la palabra Control, del francés contróle “autoridad sobre uno mismo”. Se puede llegar a la conclusión de considerar el autocontrol como “la potestad que tengo sobre mi mismo de regularizar mis emociones consientes y de manera voluntaria”.

Estudiosos de ésta técnica, afirman que los individuos que asumen posturas de serenidad y relajación, están en capacidad de enfrentar más acertadamente las situaciones que puedan acarrearles algún inconveniente. La paciencia llega a ser una virtud al momento de autocontrolarse.

Se hallan una serie de técnicas que son recomendadas al momento de efectuar ésta práctica, que son un conglomerado de pasos sencillos y lograrán que no nos dejemos guiar por nuestros impulsos, que nos calmemos y que no nos alteremos más de lo preciso. Entre las más sobresalientes, se encuentra el bostezar, ya que con el regulamos nuestra respiración y por consiguiente recibir una mayor cantidad de oxigeno, mejorando el estado del sistema nervioso central, que sirve para fomentar la salud ya que comunica con todo el cuerpo.

Respirar lenta y profundamente, reduce los latidos del corazón y relajación en los músculos, como el estado de la mente y el cuerpo están conectados entre sí, estos actores originan a su vez un reflejo de relajación de la mente. Además, una mayor oxigenación del cerebro tiende a normalizar la función cerebral, reduciendo los niveles de ansiedad.

Ciertos de los beneficios coligados con el autocontrol, incluyen menos enfermedades y mejores grados de éxito interpersonal. Los individuos que tienen habilidades de autocontrolarse, se llevan mejor con otras personas mientras que los que tienen bajos niveles de autorregulación demuestran más agresividad e impulsividad, siendo estos, posibles factores de abuso de sustancias, relaciones personales conflictivas y marginalidad social durante la adolescencia.

Igualmente un buen autocontrol aumenta la felicidad al ser más libres, la probabilidad de una mejor autoestima, capacidad de controlar nuestra vida y consecución de nuestras metas.

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