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Capital Humano


Enviado por   •  28 de Agosto de 2014  •  2.422 Palabras (10 Páginas)  •  239 Visitas

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EL CAPITAL HUMANO COMO FUENTE DE VENTAJA COMPETITIVA

Introducción.

La dirección de personas en la organización se enfoca como una estrategia y una

práctica que busca generar valor en las empresas a través de descubrir el valor

individual y de equipos de trabajo y de retenerlo y conservarlo. La dirección de

personas se enfrenta al reto de generar ventaja competitiva a través de mantener

talentos únicos y procesos claramente diferenciables. La dirección de personas en

la organización requiere un enfoque estratégico que tenga en cuenta lo que hace

diferente al negocio y lo que busca en el corto, mediano y largo plazo, a partir de

allí vincula a las personas en estos propósitos.

Objetivos.

• Definir la dirección de personas en las organizaciones.

• Caracterizar los principales retos de la dirección de personas dentro del

contexto de la organización y del mercado.

• Conceptualizar los paradigmas de la dirección de personas y cómo estos

han evolucionado hacia su valoración como ventaja competitiva.

• Vislumbrar la dirección de personas desde un enfoque estratégico.

Al hablar de dirección de personas en la organización es necesario tener en

cuenta un problema clave: determinar cómo la organización puede crear y

mantener una ventaja competitiva que la diferencie de sus rivales y le permita

obtener una rentabilidad sostenida a lo largo del tiempo. En la teoría estratégica se

han desarrollado múltiples análisis en la búsqueda de estrategias que sirvan para

explotar y proteger la ventaja competitiva de la empresa, sin embargo, se han

realizado menores esfuerzos a la hora de intentar entender cómo las empresas

construyen sus ventajas competitivas.

Hacia finales del siglo XX, la dirección estratégica se centraba en la búsqueda de

la ventaja competitiva a través de un posicionamiento en el mercado. Lo

importante era descubrir la adecuada combinación entre producto y mercado, ya

que la competencia se entendía básicamente como una guerra de posición.

El paradigma dominante en los años ochenta fue la economía industrial y las

herramientas de análisis de sectores como el enfoque de las cinco fuerzas

competitivas de Porter (1982), en el que se enfatiza la necesidad de encontrar una

posición en el sector desde la cual la empresa se pueda defender de las fuerzas

competitivas o pueda influir en ellas de manera favorable. En este enfoque se

asume que las empresas de un sector son idénticas en cuanto a los recursos

estratégicos que c controlan, y que, en el caso de acontecer una cierta

heterogeneidad en los mismos, ésta no podría mantenerse en el tiempo debido a

la movilidad perfecta de los recursos que pueden ser adquiridos en el mercado de

factores.

Ante la continua aparición de cambios en el entorno se empiezan a realizar

estudios empíricos tratando de demostrar si este proceso de formulación de la

estrategia es o no generador de ventajas competitivas. A partir de estos estudios

se ha concluido que la fuente de ventaja competitiva no se encuentra

exclusivamente en las características del entorno, sino que también puede

aparecer en características internas de la empresa. De hecho, algunos estudios no

sólo encuentran en los recursos de la empresa el origen de la ventaja competitiva

sino que, además, observan que la parte de la rentabilidad explicada por dichos

recursos es substancialmente superior a la derivada del efecto sector.

La empresa se empieza a concebir como un conjunto heterogéneo de recursos y

capacidades, modificándose por completo el proceso de la dirección estratégica:

primero se analiza con qué recursos cuenta la empresa y qué capacidades

pueden crear estos recursos; a partir de ahí se busca aquella estrategia que mejor

explote dichas capacidades.

El análisis estratégico debe centrarse más que en una perspectiva de mercado, en

una perspectiva de competencias esenciales, y utilizan dicho concepto como

expresión de que es esa combinación de recursos y capacidades la que da a la

empresa su carácter único y permite explicar las diferencias de resultados entre

empresas del mismo sector. De esta manera la forma de competir consiste en ir

generando nuevas combinaciones de recursos y capacidades que logren obtener

nuevas ventajas competitivas, así como diseñar los mecanismos de aislamiento

que permitan proteger la fuente de ventaja competitiva del ataque de la

competencia. Este enfoque se centra en la obtención de rentas derivadas de la

posesión de recursos escasos en vez de aquellas que derivan del posicionamiento

del mercado.

Este enfoque es el propuesto por la teoría de los recursos y capacidades,

entendiendo que los límites del crecimiento de la empresa no se encuentran en el

mercado, sino en el interior de la organización, según su potencial para desarrollar

recursos y capacidades. Se analizará de qué recursos se dispone, cuáles son los

relevantes en el sector, cómo se han conseguido y de qué manera se pueden

combinar para crear una capacidad diferenciadora. Pero el análisis no termina con

la creación de recursos y capacidades, sino que se hace igualmente necesario

saber cómo mantenerlos y desarrollarlos. Mantenerlos, porque es la única manera

de sostener la ventaja competitiva de la empresa; y desarrollarlos, porque debido

a los bruscos cambios del entorno, las capacidades base de ventajas competitivas

también deben ir evolucionando para adaptarse o, en el mejor de los casos,

adelantarse a las turbulencias del ambiente que rodea a la empresa.

Según la teoría de recursos y capacidades, los recursos son el elemento básico

para la creación de capacidades y, a partir de ellas, de ventaja competitiva.

Una clasificación interesante de los tipos de recursos con los que puede contar la

empresa es la que establecen Navas López y Guerras Martín (2002), y que se

muestra a continuación en la Figura 1, quienes lo diferencian a partir de un primer

nivel que diferencia entre recursos tangibles e intangibles.

Los recursos tangibles son más fáciles de identificar y valorar dado que aparecen

recogidos en los estados contables de las empresas. Se trata de aquellos activos

con una materialización física, y de los recursos financieros. Los recursos

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