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Carta A Un Politico


Enviado por   •  11 de Enero de 2014  •  3.745 Palabras (15 Páginas)  •  670 Visitas

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Tengo amigos priistas, panistas y perredistas. Formamos parte de esa generación que nos ha hecho testigos y protagonistas de cambios tan inusitados, no solo en nuestro país, sino en nuestro querido Ciudad del Maiz. La ausencia de autoritarismos y verticalidades que no queremos que vuelvan, ha concedido que tengamos mayor libertad de decisión y acción, lo cual nos permite ampliar nuestras oportunidades de participación y concertación política. Damos nuestro mejor esfuerzo y apasionada dedicación para lograr que la sociedad se convenza que el PAN es el que cuenta con la mejor oferta social.

No importa el partido en que estemos participando, todos los jóvenes compartimos aspiraciones y anhelos. Mostramos nuestra simpatía sin prejuicios. Nuestras palabras pueden influenciar decisiones familiares o simpatías colectivas. Ahora más que nunca, un político serio inspira desconfianza. La sociedad quiere políticos profesionales que se muestren cálidos y no distantes, que no alcancen notoriedad con discursos reciclados y en cambio apelen al mensaje sencillo y claro. Nuestros votos definen el triunfo de los candidatos.

La actitud es un factor decisivo para el crecimiento político. La soberbia erosiona la aceptación de la ciudadanía. La Intransigencia carcome la posibilidad de dirigir eficientemente un equipo. Debemos reconocer con humildad, que, en cualquier conflicto de nuestro partido, nosotros hemos aportado algo al respecto; por lo cual tenemos que participar para superar esta situación y evitar una crisis que distorsione la convivencia y el trabajo.

En política, darle crédito a bocas turbulentas es una apuesta peligrosa. Nutrir intrigas suele convertirse en un ejercicio que provoca un placer insano, pero inevitablemente obtendremos el efecto de escupir hacia arriba. Un buen político es un incansable lector y apasionado del servicio público, por lo cual no empobrece su mente atendiendo al chisme ni al anónimo tan común en este municipio.

Debemos aceptar nuestros tiempos y circunstancias. Así, hay momentos en que el líder no siempre es el jefe, o que el jefe no es siempre el líder. En el sentido que fuera, ante el hecho de poseer un poder moral o formal, no hay duda en que seamos estrictos pero muy humanos.

Antes de ser azules, tricolores, o amarillos, creemos en que nuestra misión suprema es lograr un Ciudad del Maíz más justo. Entre nosotros no hay desencuentros, actuamos con naturalidad, con gusto nos vemos y podemos platicar durante horas para coincidir en que falta mucho por hacer y que podemos aportar más de lo que hemos dado hasta ahora. Nos animamos y nos deseamos suerte. Nuestra constancia incrementara las responsabilidades, y es preferible que nos conozcamos desde ahora para así confiar en cuanto nos toque negociar.

Es muy claro que este no es momento de confrontaciones entre nosotros, ya que es suficiente con las descalificaciones que tenemos de parte de esos compañeros adultos que nos regatean virtudes como para que entre nosotros mismos nos desgastemos. Después de todo hay grandes amistades que se han consolidado con diferencias y rencillas.

Al momento de estar con un militante de un partido distinto al nuestro, debemos ser pacientes y receptivos, para así tomar decisiones que surjan de evaluar capacidades y propuestas y no sujetarse jamás a caprichos o limitarse sólo a las afinidades de carácter ideológico. Nadie renuncia a sus ideales. Por ello debemos preguntarnos: ¿hasta dónde tomar acuerdos antes de que las diferencias y prejuicios nos separen?

Los políticos no son eternos, también se mueren. No hay peor muerte que la que sucede en vida. El político agoniza cuando se aferra a modelos que ya no responden a lo actual, cuando se niega a cambiar y comprender los nuevos problemas que vivimos, cuando objeta la participación de jóvenes y mujeres, cuando se cree el impulsor del cambio y no se da cuenta que la sociedad cambió antes que él.

El profesional de la política en cambio, sabe que puestos, dirigencias y liderazgos son cíclicos. Que las estructuras gubernamentales y partidistas deben oxigenarse con nuevos integrantes. Reconoce que el valor más grande de la política es actuar con responsabilidad.

Nosotros queremos el camino de lo profesional. Sabemos que el cargo es una oportunidad para servir y no para lucirse. Le damos la bienvenida a la competencia política, ya que nos obliga y estimula para prepararnos. Reconocemos que las generaciones políticas ya no se siguen en fila india, sino que se entrelazan y complementan.

Contamos con grandes referentes que incitan nuestro pensamiento y activismo político. Manuel Gómez Morín y su llamada tradición humanista del PAN. Heberto Castillo con su aguerrido y decidido carácter que fuera un símbolo importante de la izquierda. Jesús Reyes Heroles, el intelectual que dirigió al PRI con sus tesis liberales. Los últimos dos veracruzanos. Los tres hombres que estaban convencidos de que la sociedad debía participar con libertades plenas. Todos hombres eternos, que optaron por la lucha política de una manera genuina y convencidos de obtener lo mejor para los mexicanos. Convergencia en las misiones, diferencias en las visiones.

Debemos ser congruentes y estar preparados para estar y para saber cuándo ya no estar y retirarse con dignidad. Ahí vendrá el cumplimiento de otro compromiso: promover y apuntalar la participación de jóvenes como lo hacen con nosotros. Parte importante de nuestra realización es contribuir a formar cuadros. Hagámoslo con entusiasmo y convencidos de que así correspondemos las atenciones y oportunidades que hoy recibimos. Como dijera el Maestro Marcelo Ramírez: “No rehúyan ese compromiso porque es lo que define a los hombres”.

Tenemos de nuestro lado el valor agregado de la astucia, pero esta debe ser acompañada por el sentido de la oportunidad, la discreción, la gratitud y la prudencia. Seamos jóvenes políticos, no políticos novatos. Evitemos la competencia desleal. Difundamos al interior de nuestro partido que antes de ganar en las urnas, debemos de ganar en el debate y el trabajo social. Así como Onésimo Villanueva, Silvestre Carrizalez y Edmundo Alvizo Beltrán lo han hecho, solo ellos han sido historia en nuestro partido en Ciudad del Maíz, reconozcamos el valor de la pluralidad y la exigencia de los maicenses por alcanzar la conciliación e inclusión de todos.

Demostremos diariamente a Ciudad del Maiz que los jóvenes no nos regocijamos en la simulación y que precisamente porque no estamos de acuerdo en muchas cosas que suceden en los partidos políticos, estamos participando en ellos para contribuir a la transformación institucional desde el corazón de los mismos.

Existe

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