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Como Aprender Y Enseñar Competencias


Enviado por   •  7 de Agosto de 2012  •  2.279 Palabras (10 Páginas)  •  796 Visitas

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Cómo aprender y enseñar competencias

Antoni Zabala, Laia Arnau. Col. Ideas Clave, 3. Ed. Graó. Barcelona, 2007

El término competencia nace como consecuencia de las limitaciones de la enseñanza tradicional Se parte de la acepción empresarial del término: lo que caracteriza a una persona capaz de realizar una tarea con eficiencia. Los curricular han recogido han recogido conocimientos académicos más que habilidades y las practicas usuales, pruebas que miden conocimientos más que la capacidad de los alumnos de da respuesta a problemas nuevos.

Ello se debe a la presión de la universidad y al peso de los valores teóricos en nuestra área cultural, posiblemente derivado de la tradición católica definida en la Contrarreforma, de raíz platónica y que por lo tanto prima la precedencia de las ideas sobre la realidad. La tradición calvinista, sin embargo, es de raíz aristotélica y legitima la materia y la forma como cosas reales. Para la mayoría del profesorado los únicos conocimientos son los contenidos académicos de siempre, pero se abre paso lentamente la necesidad de un modelo de enseñanza que responda a los profundos cambios sociales, culturales y económicos que se están produciendo. El enfoque alternativo parece ser la enseñanza basada en las competencias para el pleno desarrollo personal, social y profesional de las personas. Sus precedentes están en la llamada “escuela nueva” (Freinet, Dewey ) que de hecho hablan de competencias cuando plantean la necesidad de “saber hacer”, saber dar respuestas a problemas nuevos (“trampa”, amigo Zabala; lo plantean con un objetivo democrático, igualitario y emancipador) Recientemente insisten en la necesidad de una enseñanza basada en las competencias la ONU,la UNESCO, la OCDE, el Informe Delors que enfatiza la importancia de saber conocer, saber hacer, saber ser y saber convivir. Las competencias se repartirían pues en tres grandes ámbitos: Conocimientos académicos tradicionales, pero para saber aplicarlos en situaciones nuevas; el saber hacer y saber emprender, como exigencias profesionalizándoras y el saber ser y convivir.

Las competencias son la actuación eficiente en un contexto determinado Zabala pasa revista a diferentes definiciones de competencia desde el mundo empresarial y del trabajo y admite que la transposición del concepto al mudo educativo recoge “las ideas principales formuladas en el mundo del trabajo, pero adoptando niveles de mayor profundidad y extensión en el campo de aplicación”. Dentro de las definiciones educativas, la más completa parece la de Perrenoud. Para él: “competencia es la aptitud para enfrentar eficazmente una familia de situaciones análogas, movilizando a conciencia y de manera a la vez rápida, pertinente y creativa, múltiples recursos cognitivos: saberes, capacidades, micro competencias, informaciones, valores, actitudes, esquemas de percepción, de evaluación y de razonamiento. “ Recogidas, analizadas y tabuladas todas las definiciones, Zabala propone ésta de síntesis: “Es la capacidad o habilidad de efectuar tareas o hacer frente a situaciones diversas, de forma eficaz en un contexto determinado. Para ello es necesario movilizar actitudes, habilidades y conocimientos al mismo tiempo y de forma interrelacionada.” Trasladando la definición al ámbito educativo, tendremos que: “La competencia ha de identificar aquello que necesita cualquier persona para dar respuesta a los problemas a los que se enfrentará a lo largo de su vida. Por lo tanto competencia consistirá en la intervención eficaz en los diferentes ámbitos de la vida mediante acciones en las que se movilizan, al mismo tiempo y de manera interrelacionada, componentes actitudinales, procedimentales y conceptuales.” La competencia remite a la necesidad de intervenir ante una situación compleja y un contexto determinado. Para que sea eficaz se necesita dar una serie de pasos en muy poco tiempo.

Una simplificación caricaturesca del debate pedagógico entre una enseñanza tradicional y otra progresista ha llevado a reacciones pendulares, también muy reduccionistas, de ambos signos. Los detractores de esta última la identifican a menudo como una posición que rechaza los conocimientos y demoniza la memoria. En este último aspecto, por ejemplo, no hay una sola línea escrita por parte de pensadores o colectivos renovadores en contra de la memoria. Lo que sí se ha planteado es en qué condiciones es necesaria su activación. Por ejemplo, es absolutamente indispensable para interiorizar conocimientos factuales (por ejemplo, los momentos clave del proceso de la Revolución Francesa), pero completamente inútil cuando se trata de aprender conceptos abstractos o redes conceptuales que obligan a una gran actividad intelectual. En más de una experiencia de “escuela activa”, por su parte, se ha hecho una priorización también reduccionista de los contenidos procedimentales y una defensa de la escuela activa que ha incurrido en el falso activismo, que defiende que los alumnos deben estar permanentemente realizando actividades. Posición de “hacer por hacer” que no genera aprendizaje. El concepto de competencia (con interrelación de componentes conceptuales, procedimentales y actitudinales) se opone a este “activismo”. “No hay ninguna acción humana donde aparezcan de forma separada estos elementos, ya que es imposible dar respuesta a cualquier problema de la vida sin utilizar estrategias y habilidades sobre unos componentes factuales y conceptuales, dirigidos inevitablemente por unas pautas o principios de acción de carácter actitudinal”. Así pues, el término “competencia” representa la alternativa que supera dicotomías entre memorizar y comprender, conocimientos y habilidades, teoría y práctica.

Los fines de la educación en competencias son el pleno desarrollo de la persona Planteamientos universalmente aceptados en el terreno d los principios, pero de poca aplicación práctica. Diferentes instituciones y foros (UNICEF, UNESCO, Constitución Española) insisten en la exigencia del pleno desarrollo del ser humano, la interiorización de la democracia, el respecto a la diferencia, la intercultural dad, sin que eso se haya traducido en una cambio de las prácticas pedagógicas y curriculares. Históricamente son las revoluciones burguesas las que enfocan la extensión social (burguesía y pequeña burguesía) del derecho a la educación en el sentido de la formación superior, universitaria. Así queda establecidas dos redes escolares: la de las personas que tienen condiciones para hacer estudios superiores y las de aquellos que sólo van a poder realizar estudios básicos, pero sobre el mismo modelo curricular que prepara para la universidad. Este proceso determina que la escuela desemboque en una acumulación

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