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Cuentos Cortos


Enviado por   •  28 de Abril de 2014  •  3.234 Palabras (13 Páginas)  •  283 Visitas

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CUENTOS POLICIALES

El misterioso ladrón de ladrones

Caco Malako era ladrón de profesión. Robaba casi cualquier cosa, pero era tan habilidoso, que nunca lo habían pillado. Así que hacía una vida completamente normal, y pasaba por ser un respetable comerciante. Robara poco o robara mucho, Caco nunca se había preocupado demasiado por sus víctimas; pero todo eso cambió la noche que robaron en su casa.

Era lo último que habría esperado, pero cuando no encontró muchas de sus cosas, y vio todo revuelto, se puso verdaderamente furioso, y corrió todo indignado a contárselo a la policía. Y eso que era tan ladrón, que al entrar en la comisaría sintió una alergia tremenda, y picores por todo el cuerpo.

¡Ay! ¡Menuda rabia daba sentirse robado siendo él mismo el verdadero ladrón del barrio! Caco comenzó a sospechar de todo y de todos. ¿Sería Don Tomás, el panadero? ¿Cómo podría haberse enterado de que Caco le quitaba dos pasteles todos los domingos? ¿Y si fuera Doña Emilia, que había descubierto que llevaba años robándole las flores de su ventana y ahora había decidido vengarse de Caco? Y así con todo el mundo, hasta tal punto que Caco veía un ladrón detrás de cada sonrisa y cada saludo.

Tras unos cuantos días en que apenas pudo dormir de tanta rabia, Caco comenzó a tranquilizarse y olvidar lo sucedido. Pero su calma no duró nada: la noche siguiente, volvieron a robarle mientras dormía.

Rojo de ira, volvió a hablar con la policía, y viendo su insistencia en atrapar al culpable, le propusieron instalar una cámara en su casa para pillar al ladrón con las manos en la masa. Era una cámara modernísima que aún estaba en pruebas, capaz de activarse con los ruidos del ladrón, y seguirlo hasta su guarida.

Pasaron unas cuantas noches antes de que el ladrón volviera a actuar. Pero una mañana muy temprano el inspector llamó a Caco entusiasmado:

- ¡Venga corriendo a ver la cinta, señor Caco! ¡Hemos pillado al ladrón!

Caco saltó de la cama y salió volando hacia la comisaría. Nada más entrar, diez policías se le echaron encima y le pusieron las esposas, mientras el resto no paraba de reír alrededor de un televisor. En la imagen podía verse claramente a Caco Malako sonámbulo, robándose a sí mismo, y ocultando todas sus cosas en el mismo escondite en que había guardado cuanto había robado a sus demás vecinos durante años... casi tantos, como los que le tocaría pasar en la cárcel.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

El Detective Anxo

Erase una vez un detective llamado Anxo. Como todos los días, Anxo tan pronto se levantaba se ponía a ordenar sus cosas en su habitación. Un día, mientras hacía ésto oyó un grito horripilante: - Ahhhhhhhhhhh! Anxo saltó de la cama, cogió su lupa y su gorra y como una flecha salió de su cuarto. Volvió a oir el grito: - Ahhhhhhhhh! Lo pilló tan desprevenido que Anxo casi se asusta de este segundo grito. Pero, se acordó de que un detective de verdad no se asusta así que, se tragó el sentimiento de miedo y comenzó con su investigación para ver de donde procedían aquellos gritos. - Ahhhhhhhhh! Era el mismo grito que se volvía a oir. Anxo casi había llegado a la cima de la escalera cuando decidió coger un arma, por si las moscas. Volvió a su cuarto pero no encontró nada que le pudiese servir, asi que se dirigió al cuarto de su madre a ver si allí tenía mas suerte. Allí se aprovisionó del perfume de su madre: si se lo vaporizaba a alguien en los ojos lo volvería ciego durante unos minutos y eso podría ser muy útil.... - Ahhhhhhhhh! Era el grito otra vez. El detective ya estaba descendiendo por las escaleras cuando lo volvió a sentir, así que decidió armarse con un par de tenis que su hermano había dejado al pie de la escalera. Los tenis estaban muy sucios y Anxo tuvo la brillante idea de olerlos: -¡Arrrrrrrgggggg! ¡Qué asco!- dijo tapóndose la nariz. Sería un arma más que perfecta contra fuese lo que fuese el causante de todos aquellos gritos horripilantes. En su camino, pasó por delante del baño así que decidió entrar. Por el ruído que hizo debió de haber tirado un montón de cosas, pero no le importó. Se aprovisionó de un rollo de papel higiénico (para amarrar al enemigo), una cepillo de dientes (por si tuviese mal aliento) y una escoba (que podría hacer las funciones de espada o algo así...). Cargado con todos estos aparatos, Anxo volvió a oir el grito: - Ahhhhhh! El grito parecía, si es que es posible, aún mucho mas horripilante. Y Anxo ya había identificado su procedencia: ¡Venía de la cocina!. Se aproximó con mucho cuidado a la puerta de la cocina, que estaba cerrada. El detective Anxo dudó por unos segundos si debería entrar o no. ¿Qué grandes peligros lo esperarían detrás de aquella puerta?. - Ahhhhhhhh! Cuando oyó este último grito no tuvo dudas: él haría lo que había venido a hacer. Le dio una patada a la puerta de la cocina con tanta fuerza que se abrió estrepidosamente. Entonces pudo ver a su hermana mayor encima de una silla. Mientras miraba de un lado para otro volvió a gritar: - Socorrooooo ¿Que terribles monstruos marcianos atacaban la cocina de su casa e intentaban raptar a su hermana?. ¿Qué perversos bandidos asaltaban su casa en busca de los dulces que había preparado su madre para la comida?. ¿Qué crueles y sanguinarios monstruos invadían su casa para llevarse todo lo que encontrasen?. El detective Anxo intentó mantener la calma. Y se fijó que su hermana miraba para abajo. Chascó los dedos y concluyó brillantemente: - ¡Eureka! ¡Lo que asusta a mi hermana está en el suelo! Entonces el detective se aproximó al ser maligno que estaba causando todo ese terror a su hermana. Armado con todo lo que había ido cogiendo por la casa él no tenía miedo, no podía fallar. Y fue entonces cuando él estaba muy próximo cuando pudo ver, allí en el limpio suelo de la cocina... ¡una cucaracha!.

CUENTOS DE CIENCIA FICCIÓN

Byte, un robot diferente

Byte (se pronuncia “bait”) era un robot que vivía en un planeta llamado Renegón. Todos los robots de ese planeta, eran muy renegones e impulsivos (no se sabían controlar). Frecuentemente se herían verbalmente entre ellos pero ya estaban acostumbrados, así que si un robot le gritaba a uno, el otro le respondía más fuerte y así, empezan a discutir.

Byte era un robot pequeño al cual le afectaba mucho lo que veía en los adultos pues él recién empezaba a vivir y aunque sus amigos le decían que ya se iba

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