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Cultura De Legalidad En Chihuahua


Enviado por   •  7 de Mayo de 2014  •  1.696 Palabras (7 Páginas)  •  202 Visitas

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Nota: El siguiente ensayo pertenece al grupo de los tres ganadores

del concurso publicado por el Comité en Pro de una Cultura de la

Legalidad, denominado "Exprésate. La cultura de la legalidad en el

Estado de Chihuahua".

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Desde la conquista de México hemos sido un pueblo fuertemente lastimado y degradado, sujeto de arbitrariedades y despojos.

Se nos ha catalogado como una nación carente de deseos de superación con una población mediocre y conformista.

Esto, entre muchas otras cosas, al impactar en el mexicano ha propiciado que en nuestra cultura se arraigue notablemente el individualismo, es decir, a grandes rasgos, que las personas buscamos satisfacer únicamente las necesidades propias sin importar las de la colectividad, e incluso, siguiendo un principio maquiavélico, lograrlos por cualquier medio sin tomar en cuenta si éste último es ilegal, inmoral o afecta a terceros.

Así, el ser humano motivado por el placer, el poder y el tener realiza esfuerzos infinitos a fin de solidificar sus sueños y cubrir todas las metas planteadas, acción que por sí misma no representa un peligro para la sociedad, al contrario, es una labor laudable digna de ser reconocida e imitada.

La contrariedad acontece cuando las personas observamos que al igual que nosotros mismos, existen otras personas que están buscando la consecución de sus objetivos y que incluso algunos de ellos son idénticos o similares a los nuestros, como conseguir un empleo o comprar un automóvil, entonces pensamos que poco importa como obtener lo que deseo, aún cuando trasgreda derechos de otros o cometa un ilícito, se trata de una competencia que debo ganar respetando o no a mis compañeros contendientes, olvidando, que como una sociedad civilizada que nos jactamos de ser, hemos impuesto reglas para una pacífica y justa convivencia.

Quizá sea un contrato social como decía Rousseau, en el que los individuos hemos dotado al estado una parte de nuestra libertad para lograr un trato armónico dentro de los miembros de la sociedad, quizá sea una imposición de políticos y gobernantes o quizá sea una ficción, pero lo que nadie podemos discutir es que tenemos un cuerpo normativo que rige la conducta en sociedad, y no solo un conjunto de leyes nos marcan la pauta a seguir, también un legajo de principios morales, usos y costumbres.

Desgraciadamente para algunos nada importa esta normatividad. Si total, en un egocéntrico razonamiento, hay leyes que van en contra de lo que me propongo realizar y por tal motivo no se consideran dignas de ser respetadas.

Lo anterior dicho, no es exclusivo de un grupo específico de la sociedad, desgraciadamente este individualismo y la tendencia de apartarse del régimen legal no discrimina a nadie ni por su clase social, ni por creencias religiosas, ocupación, preparación, ni preferencias políticas o sexuales.

Se ha vuelto tan “normal” que inmersas en las conductas cotidianas se encuentren algunas que impacte negativamente a otras personas o de manera indirecta a la sociedad en general. E incluso, no satisfechos con violar leyes y normas, hoy en día hacemos mofa de aquellos que actúan siempre dentro del marco legal. Por tal motivo, en la sociedad, hablando más específicamente de la sociedad chihuahuense, actualmente se ha hecho hincapié en un concepto para mucho desconocido y para otros poco o nada trascendente. Me refiero a la tan nombrada como ignorada cultura de la legalidad.

Tal vez con solo escuchar estas palabras estemos en aptitud de formar una somera idea de lo que ellas envuelven, sin embargo, a continuación daré una definición sencilla y concreta a fin de uniformar ideas para lograr una mejor comprensión del texto.

La cultura de la legalidad es la aceptación jurídica y moral por parte de todos los ciudadanos a las leyes previamente escritas y aceptadas por la sociedad en un documento oficial

Esta aceptación se traduce en un cumplimiento de las leyes (que son una expresión de nuestra voluntad manifestada por quienes nos representan, es decir, los legisladores diputados y senadores) pero no únicamente de las normas jurídicas sino también, como ya lo había manifestado en otras líneas y lo trascribo de nuevo por considerarlo importante, de todos aquellos factores que de una u otra forma regulan la conducta, como los son la lógica, la moral, la costumbre y que en ocasiones escapan de las leyes existentes por no encontrarse estipuladas en alguna ley o código.

Para dar una mayor claridad citaré un ejemplo sencillo pero suficiente para esclarecer que no solo las leyes rigen nuestro comportamiento ante los demás.

Todos sabemos que para pagar los productos que adquirimos en un autoservicio es menester hacer fila para dicho acto, si nos “brincamos” la fila para adelantarnos a otras personas no cometemos un delito ni somos merecedores a ninguna multa o sanción, puesto que no existe ley alguna que así lo disponga. Sin embargo, la mayoría podemos decir que este es un acto que afecta los intereses de la colectividad y que violenta la convivencia pacífica de la misma, por tanto se presume que dicha conducta no es admisible dentro del núcleo social, aunque no se encuentre enlistada dentro de ninguna ley.

Los seres humanos por naturaleza tenemos cierta tendencia a contravenir las reglas utilizando como estandarte la libertad que tenemos, pues a nadie le

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