Discurso De Sep

DISCURSO DEL SECRETARIO DE EDUCACIÓN PÚBLICA, MAESTRO ALONSO LUJAMBIO, EN LA CEREMONIA DEL DÍA DEL MAESTRO EN EL PATIO DE ARMAS DEL CASTILLO DE CHAPULTEPEC

15 – MAYO - 2011

Gracias, gracias. Muy buenos días.

Maestro Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; Margarita Zavala Gómez del Campo, maestra Margarita. Gracias por estar hoy aquí con nosotros, Margarita.

Maestra Elba Esther Gordillo Morales, Presidenta Nacional de Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Felicidades maestra.

Profesor Rafael Ochoa Guzmán, Secretario General del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato. Don Rafael.

Quiero saludar con especial afecto a la Profesora Elodia Cámara Canul, del Estado de Campeche. Gracias por sus palabras y por su afecto, maestra.

Muy distinguidos asistentes; amigas, amigos todos; maestras, maestros, durante muchos años, como maestro, como profesor, me he preguntado, y le he preguntado a otros colegas, maestras y maestros, qué pasó en nuestras vidas para que optáramos por la vocación magisterial, qué fue lo que nos sucedió para decidirnos a ser maestras y maestros.

Lo que la gran mayoría me ha respondido coincide con mi propia experiencia y con mi propia respuesta. Muchos maestros fuimos, siendo niños, cautivados por una maestra o por un maestro y quisimos emularlos.

Nos cautivó escuchar al maestro, porque el primer instrumento del maestro es la palabra. Nos cautivó su claridad. Nos cautivó la luz que emanaba de sus explicaciones y de sus conceptos. Nos cautivó la emoción que nos produjo aprender con él, con ella, a escribir, a leer, a contar, a cantar, a comunicarnos, a situarnos en el mundo y en nuestra sociedad.

Nos cautivó el modo en que la maestra, el maestro, nos enseñó a comprender nuestro presente y a relacionarnos con los otros. Nos cautivó su dirección. Nos cautivó su conducción. Nos cautivó su liderazgo. Nos cautivó la maestría con la que cultivaba el arte de ser maestro, el exquisito arte de enseñar.

Pero también nos cautivó su afán de enseñarnos a valorar, su ideal ético. No sólo alimentaron nuestra inteligencia. Las maestras, los maestros alimentaron, también, el alma y el espíritu.

Nos cautivó su autoridad moral, su guía, su deseo de hacernos buenas personas, buenos compañeros, buenos hijos, buenos mexicanos. Nos cautivó su ejemplo. Nos cautivó su generosidad.

Y también, debo decirlo muy enfáticamente, nos cautivó su cariño, porque ofrecieron muchas veces una palabra, una palmada, nos dieron un abrazo, nos secaron una lágrima.

Muchos maestros somos, ciertamente, hijos de nuestros maestros. Quisimos emularlos. Nos marcaron a tal grado, que dejaron, incluso, en nuestro ser una impronta magisterial, la semilla de una convicción y de una vocación.

Por eso, maestras, maestros, hoy los homenajeamos a ustedes, a las maestras y a los maestros de nuestro presente, y al mismo tiempo, sin duda, honramos la memoria de nuestras maestras y de nuestros maestros del pasado.

Es el mejor modo de entendernos hoy, como constructores del futuro, conscientes, plenamente conscientes de que México nos agradece lo que hemos hecho y nos exige, también, hacer mejor nuestra tarea. Entendemos el momento histórico que nos ha tocado vivir, por supuesto.

Por eso, el Gobierno del Presidente Calderón ha diagnosticado con cuidado, con ustedes, con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el estado actual de nuestras tareas y nos hemos puesto en actitud de actuar.

Por eso, por primera vez en la historia de nuestro sistema educativo, sí, realizamos evaluaciones para reconocer y discutir con la sociedad nuestras fortalezas y nuestras debilidades.

Ningún país del mundo, quiero enfatizarlo, ningún país del mundo hace lo que hacemos en México durante el Gobierno del Presidente Calderón. Nos evaluamos todos los años, todas las escuelas, con toda transparencia para que la sociedad conozca todo el tiempo de nuestros avances y de nuestros retos pendientes.

Debo decirles que en la Prueba ENLACE sistemáticamente mostramos un avance desde el 2006, un avance que quisiéramos que fuera, sí, quizá más acelerado, pero hay que saber ver lo que los datos nos dicen.

También vemos con especial gusto que en la Prueba PISA, México haya sido el país que más avanzó de todos los países de la OCDE. Reconocemos que de un punto bajo hemos partido, pero reconocemos, también, con gusto, que los mecanismos que hemos establecido para la formación continua de maestros, precisamente en este campo, esté dando resultado.

Por otro lado. También, por primera vez en la historia de nuestro sistema educativo, amigas, amigos, maestras y maestras, nos exigimos más en el reclutamiento de los nuevos maestros y maestras, para que los mejores se sumen a la tarea de formar a nuestras niñas y a nuestros niños. Ya más de 80 mil maestras y maestros se han incorporado al Magisterio a través del concurso

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