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Don de servicio


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2012  •  Tesis  •  670 Palabras (3 Páginas)  •  312 Visitas

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Don de servicio:

A mi ver, no debe limitarse a los cuidados materiales y financieros de una congregación, pues la voz se aplica a muy variados ministerios en el texto del Nuevo Testamento. Sin duda abarca el servicio material, pero puede incluir también los más elevados ejercicios del ministerio. (Romanos 12:7; Hechos 6:1; 16:1-2, 2 Corintios 8:4; 9:12; Romanos 15:25-27).

2). Don de enseñanza:

El que enseña dará el tiempo necesario para profundizar en la Palabra, siendo capaz de una exégesis exacta y de una clara definición de doctrinas. Una cadena de enseñadores a través de los siglos es el único medio para conservar la fe en medio de los cambios de ambiente y de pensamiento que produce constantemente la sociedad humana, y aun dentro la llamada sociedad cristiana. 2 Timoteo 2:2,15.

3). Don de exhortar:

El que exhorta es llamado a aplicar los principios de la Palabra a las necesidades de los creyentes en las circunstancias de su día. No se trata de aplicar el palo limpio a las espaldas de los oyentes, sino de una comprensión de las ondas necesidades espirituales que en efecto existen y que han de remediarse, no por ideas carnales, sino por la medicina y el alimento de la Palabra revelada. El ejercicio del don requiere simpatía, firmeza, corazón y claridad de expresión.

4). Don de repartir:

La iglesia local tiene responsabilidades de orden material frente a casos de pobreza y necesidad, de modo que el repartir constituye un carisma tanto como lo demás. Si el hermano que es ayudado percibe un espíritu mezquino, o una actitud condescendiente, se sentirá lastimado. Por eso la condición esencial para el ejercicio de este don es la sencillez o la liberalidad en dar con generosidad. (1 Corintios 13:3; Romanos 12:8; 2 Corintios 8:5; 2 Co. 9:6-7).

5). Don de presidir:

Cualquiera que tenga carisma de guiar. El ejercicio de autoridad de presidencia en la iglesia local requiere una dosis especialmente fuerte gracia y de humanidad, pues al yo carnal le gusta destacarse y mandar. Aquí se trata de un verdadero don del Espíritu. Que debe ser reconocido, sino hay diligente preocupación por la grey y por el adelanto de la obra del Señor no existe señal manifiesta de que el Espíritu Santo haya puesto a tal persona como sobreveedor de la grey. (Hechos 20:28) base obligada para toda ordenanza y reconocimiento.

6). Don de misericordia:

Este don es un poco diferente a los anteriores en un detalle importante: mientras aquellos tienen que ver con el cuidado de las necesidades de otros mediante la aplicación en su caso de dinero o cosas concretas que las cubren, como alimentos, ropa, medicamentos, un techo para cobijarse. Ejercer misericordia es ponerse uno mismo a lado o en lugar del otro, sufrir lo que sufre, o sea, darse a él.

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