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El Misterio Del Mas Alla Resumen


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2014  •  2.110 Palabras (9 Páginas)  •  3.185 Visitas

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1. Argumento ontológico: tenemos ideas clarísimas e cosas abstractas, universales, que escapan en absoluto al conocimiento de los sentidos corporales internos o externos. Son ideas abstractas, ¿acaso las ha visto alguien con los ojos? ¿las ha captado con sus oídos? ¿las ha percibido con su olfato o las ha tocado con sus manos? Los sentidos no nos dicen nada, sin embargo ahí está el hecho indiscutible de que tenemos ideas abstractas y universales.

Señores, el alma existe, es evidente para el que sepa reflexionar un poco y es más evidente que el alma es espiritual, esto equivale a decir que nuestra alma es absolutamente simple, porque carece de partes, ya que, éstas afectan únicamente al mundo de la materia cuantitativa.

2. Argumento histórico: recuerdo todas las razas, todas las civilizaciones, a los civilizados y a los salvajes, a los cultos y a los incultos. Todos ellos tienen en común el reconocer la existencia de un principio superior. Hay quienes ponen un principio del bien y otro del mal; como adorar al sol; otros a los arboles; otros a las piedras. Pero todos se ponen de rodillas ante un misterioso más allá.

3. Argumento de teología natural: Nos referimos a la teología natural, a eso que llamamos teodicea o sea, a lo que puede descubrir la simple razón natural en torno a Dios. Existen tres atributos que exigen la existencia del más allá:

a) La sabiduría

b) La bondad de Dios

c) La justicia

¿Por qué permite Dios que haya tanta gente perversa en el mundo? ¿Por qué permites sobre todo que triunfen con tanta frecuencia los malvados y sean oprimidos los justos?

“Si yo no tuviera otra prueba de la inmortalidad del alma, de la existencia de premios y castigos en el otro mundo, que ver el triunfo del malvado y la opresión del justo acá en la tierra, esto sólo me impediría ponerlo en duda. Tan estridente disonancia en la armonía universal me empujaría a buscarle una solución, y me diría: Para nosotros no acaba todo con la vida; todo vuelve al orden con la muerte” –Juan Jacobo Rousseau

Segunda conferencia: El tránsito al más allá

Vamos a dar un paso más y vamos a hablar del momento de transición, del salto al más allá, de la hora decisiva de la muerte. Sabemos que este tema resulta muy antipático a la inmensa mayoría de la gente. Si dejando de pensar en la muerte, pudiéramos alejarla de nosotros… Pero vendrá sin falta, en el momento que Dios ha fijado para nosotros desde toda la eternidad.

En el capítulo anterior se mencionaros dos concepciones de la vida, pues también hay dos concepciones de la muerte:

• Concepción pagana: la muerte es la cosa más terrible entre las cosas terribles

• Concepción cristiana: se considera la muerte como un simple tránsito a la inmortalidad

“Ven muerte tan escondida, que no te sienta venir porque el gozo de morir no me vuelva a dar la vida” –Santa Teresa de Jesús

Podemos encontrar hasta cuatro tipos distintos de muerte y vamos a examinarlas de una por una:

a) Sin preparación próxima ni remota: éstos no han tenido preparación remota, han vivido siempre en pecado mortal.

b) Con preparación próxima pero no remota: Un hombre que ha vivido en la impiedad, incluso que ha combatido la iglesia, puede ocurrir y ocurre a veces que a la hora de la muerte, cuando ve ante sus ojos el espantoso aviso se vuelve a dios con un sincero y autentico arrepentimiento que le vale la salvación eterna de su alma.

c) Con preparación remota pero no próxima: con la preparación remota tenemos asegurada la salvación del alma y para eso basta con que vivamos sencillamente en gracia de Dios.

d) Doble preparación: Con la preparación remota del que ha vivido siempre en gracia de Dios y con la preparación próxima del que a la hora de la muerte corona aquella vida cristiana con la recepción de los santos sacramentos y de los auxilios espirituales de la iglesia.

Tercera conferencia: El juicio de Dios

La muerte es un fenómeno mucho más aparente que real, afecta al cuerpo únicamente pero no al alma. En fin de cuentas, la muerte en sí misma no tiene importancia ninguna, es un simple tránsito a la inmortalidad.

Pero ahora tenemos otro problema formidable: el problema del juicio de Dios.

Habrá dos juicios: el particular y el universal que con todo lujo de detalle describió personalmente en el evangelio nuestro señor Jesucristo, que actuará en él de juez supremo de vivos y muertos. Este segundo juicio será mucho más aparatoso pero tiene muchísima menos importancia que el juicio particular, ya que en el particular es donde se van a decidir nuestros destinos eternos.

• ¿Cuándo se celebrará el juicio particular? Inmediatamente después de la muerte real no de la aparente, porque cuando una persona enferma deja de respirar no es porque haya muerto realmente, en realidad, solo han desaparecido los signos vitales.

• ¿Quiénes serán juzgados? Absolutamente todos los hombres del mundo, sin excepción; los buenos, los malos, incluso al indiferente que no piensa en estas cosas, incluso al incrédulo que se burla ¡Yo no creo eso! Todos ellos serán juzgados por Dios porque las cosas que ha juzgado Dios no dependen de nuestro capricho, de que nosotros estemos conformes o lo dejemos de estar y el justo y el impío serán juzgados por él en el momento mismo de producirse la muerte real.

• ¿Dónde y cómo se celebrará el juicio particular? En el lugar mismo donde se produzca la muerte real: en la cama, bajo las ruedas de un automóvil, entre los muertos del avión destrozado, en el fondo del mar, etc. la razón es muy sencilla, el juicio consiste en comparecer el alma delante de Dios y Dios está en todas partes, el alma no tiene que emprender ningún viaje.

• ¿Cuánto tiempo durará? Será instantáneo, en un abrir y cerrar de ojos se realizará el juicio y recibiremos la sentencia.

• ¿Qué veremos en ese tan corto instante de tiempo? Resulta que todos somos efectivamente los protagonistas de una gran película, delante de nosotros, de día y de noche, cundo pensamos y cuando no pensamos en ellos, está funcionando una maquina cinematográfica que está siendo manejada por un ángel de Dios. Comenzó a funcionar en el momento mismo de nacimiento y a partir de aquel instante, recogió fidelísimamente todos los actos de nuestra infancia, niñez, juventud, edad madura y de nuestra vejez, hasta el último suspiro de vida.

El cine de Dios es perfectísimo, acabadísimo, absolutamente insuperable, no le falta un detalle, recoge todo con maravillosa precisión y exactitud.

Cuarta conferencia: Resurrección de la carne

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