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El letargo de la conciencia (Marx y Weber).


Enviado por   •  31 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  1.312 Palabras (6 Páginas)  •  228 Visitas

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Teor[pic 1][pic 2]ía y análisis de las Ciencias Sociales:

“El letargo de la conciencia”

 

 

                                                                                           

La sociología de Max Weber ha inclinado su objeto de estudio hacia la acción social, siendo ésta considerada como la única realidad social existente, la cual puede definirse como una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo. [1] 

Weber plantea que la forma principal de interpretar este tipo de acciones se halla en el análisis de la racionalidad que las mueve, de esta forma las sociedades adoptan diversos cánones de comportamiento que irán condicionando su devenir. Este tipo de cánones se ve marcado por las regularidades existentes en el desarrollo de la acción social. Frente a esto, Weber señala la existencia de 4 tipos de acción, entre los cuales encontramos la racional con arreglo a fines, en la cual el sujeto toma en consideración el comportamiento de los demás y de los objetos del mundo exterior para el logro de fines propios. En segundo lugar encontramos a la racional con arreglo de valores, esta se ve condicionada por las convicciones de un individuo frente a una materia determinada. En tercer lugar está la acción afectiva, desencadenada especialmente por afectos y estados emocionales del individuo. Por último hallamos a la tradicional, que se desarrolla dentro de la atmósfera de una costumbre arraigada[2].

Intentando aterrizar el desarrollo de la racionalización de la conducta al escenario actual chileno, recurriremos a un ejemplo muy popular dentro de nuestra cultura: La Teletón.

Cada año es inmensa la convocatoria que reúne esta institución, en la que en cada versión se apela a la sensibilidad de los chilenos, visualizada como el único camino para llegar y superar la gran meta, con la cual se abastecerán las necesidades de miles de niños con limitaciones físicas.

Dentro de este marco podemos dar cuenta del desarrollo de una acción racional con arreglo a valores, en relación a esto Weber señala que las personas que realizan esta acción son quienes, sin consideración a las consecuencias previsibles, obran en servicio de sus convicciones sobre lo que el deber, la dignidad, la belleza, la sapiencia religiosa o la trascendencia de una “causa”, cualquiera que sea su género, parecen ordenarle.[3]

El problema radica en que personajes del mundo público (artístico, político y televisivo) en compañía de las empresas multinacionales y criollas, montan todo un espectáculo totalmente mediático, a través del cual incitan a la población a aportar, ya sea comprando productos de las empresas involucradas o con la donación en sí. Todo esto lo llevan a cabo mediante campañas publicitarias que comienzan a montarse normalmente  2 meses antes de lo que será el gran evento. Un ejemplo de este tipo de campañas podemos visualizarlo en el “compromiso” de una empresa X, en el cual al lograr un cierto número-bastante grande-de ventas, la empresa realizará una donación millonaria; si el número de ventas no se alcanza, la donación será menor. Esto último genera en la población una respuesta totalmente favorable a la campaña: acuden a comprar y a donar tal y como se lo “sugieren”, naturalizando el hecho de que las multinacionales alcanzan con ello el más alto pedestal de la solidaridad, a costa de nuestro bolsillo.

El espectáculo montado llega a tal punto de influencia que es considerado casi como una travesía nacional, una cruzada patriótica, una costumbre de la cual no es posible desarraigarse ni cuestionar, porque se presenta tan prolijamente que la audiencia llega a interiorizarla como parte de la idiosincrasia chilena. De esta forma, el individuo realizará su donación inexorablemente, encontrándonos en presencia con una acción tradicional, la cual está por completo en la frontera, y más allá, muchas veces, de lo que puede llamarse en pleno una acción con sentido. Pues a menudo no es más que una oscura reacción a estímulos habituales, que se desliza en la dirección de una actitud arraigada. [4]

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