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Historia Espanol


Enviado por   •  22 de Marzo de 2014  •  1.157 Palabras (5 Páginas)  •  203 Visitas

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Surgimiento del castellano

Las estimaciones glotocronológicas apuntan que la diversificación de latín empieza a ser notoria a partir del siglo III o IV d. C. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V, el latín vulgar evoluciona progresivamente en toda la Europa latina diversificándose. En ese mismo siglo, se producen las invasiones bárbaras, lo cual va a permitir la incorporación al español de algunos vocablos germánicos, junto con los que ya habían entrado anteriormente en el latín vulgar. Destacan los relacionados con las contiendas como guerra (werra), o yelmo (helm). Algunos nombres propios también derivan de las lenguas germánicas; es el caso de Álvaro (de all -todo- y wars -prevenido-) o Fernando (de frithu -pacífico- y nanth -atrevido-). Las sucesivas transformaciones fonológicas y gramaticales llevarían a la emergencia de las lenguas romances como lenguas con dificultades para la inteligibilidad mutua entre el siglo VI y IX d. C. Dicha evolución va a originar la aparición de las diversas lenguas romances.

En el siglo VIII, la expansión musulmana en la Península Ibérica pone a las lenguas romances peninsulares bajo una fuerte influencia léxica del árabe (más de 4000 vocablos en español), apareciendo el mozárabe (un conjunto poco conocido de dialectos romances con cierta influencia del árabe, fue el idioma utilizado por los cristianos arabizados). El contacto con los árabes probablemente dotó al mozárabe de unas características que lo distinguen del resto de lenguas romances. Muchas palabras castellanas actuales provienen del árabe como álgebra, almohada, almirante (donde al- es artículo), aceite, o ajedrez.

En el Siglo IX, la influencia árabe tiene sus expresiones artísticas, con la aparición de Jarchas y otros textos medievales en mozárabe, muchas escritas en alfabeto árabe, en lugar del alfabeto latino.

La lengua castellana en el reinado de Alfonso X el Sabio

Retrato de Alfonso X el Sabio.

Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla y Rey de León (1252-1284), institucionalizó las Escuelas de traductores de Toledo. De ellas surgió una forma estandarizada de castellano medieval, conocida como castellano alfonsino que el propio rey usó en sus obras. Entre los méritos de Alfonso X se cuenta la redacción de obras científicas e historiográficas (El Lapidario, Las Siete Partidas, General Estoria y la Primera Crónica) en lengua castellana en lugar de en latín como había sido costumbre. Alfonso X elevó el prestigio del uso escrito del castellano escrito dentro su corte y por todo el territorio castellano, al mismo tiempo en que Castilla y León se expandían paulatinamente hacia el sur. Además Alfonso X emprendió numerosos proyectos, tales como la traducción de textos jurídicos al castellano y la normalización ortográfica del mismo, bajo la labor de eruditos y escribas eclesiásticos.

El castellano medieval presentaba cierta variación dialectal y cambio sincrónico, aunque bajo el reinado de Alfonso X se extendió el uso del estándar literario toledano debido a Alfonso X y sus colaboradores. Esta lengua escrita estándar se cree representativa de la lengua culta de la corte y la de otros escritores del siglo XIII.1

Español áurico y moderno

Artículo principal: Español áurico

El español áurico o español medio es el estadio de la lengua que constituye la transición del castellano medieval al español moderno. La fase inicial del español áurico está caracterizado por la pérdida del contraste entre fricativas sordas y sonoras, pero conserva aún la distinción entre las sibilantes sordas /s̪̺ s̺ š/ que en español peninsular septentrional darán origen a /θ s x/ (mientras que en América, Canarias y otras áreas del sur /s̪̺ s̺ / se fusionarán en /s/).

Oficial en España y América Hispanohablante

Tomo V de la edición del Diccionario de la Lengua Castellana en 1737.

El castellano medieval, con sus influencias prerromanas, se expandió al sur de la península a medida que avanzaba la Reconquista. A finales del siglo XV, coincidiendo con la unión política de los reinos de Castilla y Aragón, la toma de Granada y el descubrimiento de América, Antonio de Nebrija publica en Salamanca su Gramática castellana, el estudio gramatical no relacionado al latín, siendo el primer tratado de gramática de la lengua castellana (y de la lengua moderna en general).

Con la expansión del Imperio español, el idioma español se expande a través de los Virreinatos de Nueva España, del Perú, Nueva Granada, el Río de la Plata y la colonia Filipina, Guam, Islas Marianas y las Carolinas. Esta espectacular difusión permitió a la lengua adquirir nuevo léxico procedente de lenguas nativas del continente Americano, sobre las que a su vez tuvo un enorme impacto.

Algunas de las características distintivas de la fonología incluyen la lenición (latín vita - español vida, latín lupus - español lobo), la diptongación en los casos fonéticamente breves de la E y la O (latín terra - español tierra, latín novum - español nuevo), y la palatalización (latín annum - español año). Algunas de estas características están también presentes en otras lenguas romances.

La expansión del castellano

Las principales familias de América del Sur (exceptuando el quechua, aimara y mapudungun).

En 1790, España y Gran Bretaña firmaron la Convención de Nootka, por la que España renunció a cualquier derecho sobre un vasto territorio de América del Norte constituido por Oregón, Washington, Idaho, Columbia Británica, Yukón y Alaska, impidiendo el avance del Imperio español hacia el noroeste de América. Aún perduran algunos nombres geográficos en castellano. En el siglo XIX, Estados Unidos de América adquirió Luisiana a Francia y Florida a España, se anexionó la República de Texas y, por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, obtuvo de México los territorios que actualmente conforman Arizona, California, Colorado, Nevada, Nuevo México y Utah; así como parte de los actuales estados de Wyoming, Kansas y Oklahoma. De esta forma, el castellano pasó a ser una de las lenguas de Estados Unidos, aunque estas variedades primitivas sólo sobreviven a inicios del siglo XXI en la parroquia de Saint Bernard, en Luisiana, donde se habla el dialecto canario; y en una franja que se extiende desde el norte de Nuevo México al sur de Colorado.

Por otra parte, desde el siglo XX, millones de hispanoamericanos han emigrado a Estados Unidos, con lo cual se han convertido en la minoría más numerosa del país: más de 41.300.000 personas, en 2004. El 1 de mayo de 2006, durante el Gran Paro Americano de inmigrantes ilegales, se entonó el Himno Nacional de los Estados Unidos en castellano, como una muestra de presencia en ese país de una minoría hispana que se está convirtiendo en una mayoría a pasos agigantados.

En Filipinas el castellano aún es hablado por unos tres millones de personas, en Brasil los hispanohablantes llegan al millón; mientras que en Canadá sumaban aproximadamente unos 350.000 en 2004 y en Marruecos llegaban a los 320.000. Éstos son los cinco países con concentraciones más importantes de hispanohablantes fuera de España e Hispanoamérica.

En Oceanía el castellano se habla en la Isla de Pascua, bajo soberanía de Chile desde fines del siglo XIX, llegando a casi 4.000 la cantidad de personas que lo hablan. También es hablado en Australia, gracias a la comunidad chilena que sobrepasa las 33.000 personas.

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