LA PENA DE MUERTE EN MEXICO Actualmente México vive una de sus peores épocas en cuanto a seguridad se refiere, la delincuencia

ENSAYO LIBRE

LA PENA DE MUERTE EN MEXICO

Actualmente México vive una de sus peores épocas en cuanto a seguridad se refiere, la delincuencia

organizada y el índice de delitos cada día se encuentran a la alza. El pueblo mexicano coincide en que las

penas aplicadas actualmente a los delincuentes no son efectivas o son insuficientes, es por esto que es más

frecuente escuchar a las personas proponer que el castigo máximo: La pena de muerte.

Sin embargo antes de emitir juicio alguno, debemos preguntarnos ¿La legislación mexicana está lista para

aplicar la pena de muerte? ¿Es constitucional aprobar dicha sentencia? ¿Es justo matar a los delincuentes?

Es común ver spots en la tv donde dicen “Pena de muerte a violadores y secuestradores” como si esa fuera

la gran solución, como si con esta pena la inseguridad fuera a reducirse instantáneamente. Todo esto nos

llevó a pensar como equipo en que México aún no está listo para aplicar la pena de muerte.

Y es que si lo pensamos fríamente hay muchos más motivos para desistir la idea de una pena de muerte

que razones para apoyarla por ejemplo, al momento en que nosotros le estamos quitando la vida a un

delincuente estamos violando su derecho natural a la vida, ¿de qué privilegios gozamos para poder privar

a alguien de la vida? Igualmente es en el artículo veintidós párrafo primero de la Constitución de los Estados

Unidos Mexicanos donde se cita lo siguiente:

‘’ Quedan prohibidas las penas de muerte, mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el

tormento de cualquier especie… ‘’

Tomando en cuenta esto, sería anticonstitucional pensar en la pena de muerte como una salida, querer

legislar una reforma para que entre dentro de las sanciones aplicables iría totalmente en contra de la

naturaleza de toda nuestra constitución.

Además hay que hacer conciencia en el papel que jugaría el estado en toda esta situación, lejos de quedar

como el justiciero que busca que todos paguen por sus crímenes, quedaría como un verdugo inquisidor,

que amparándose en una constitución reformada y en leyes antinaturales, tendría el derecho de matar a

quien ha delinquido.

Lo anterior no sólo lleva a pensar que el Estado se convierte en un homicida, sino peor aún, lleva a confirmar

que los actos tipificados como delitos,

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