La Hora Sexta

La Hora Sexta

“A diferencia del 85% de todas las especies mamíferas, los humanos dormimos solamente una vez al día” (Muy Interesante, 2013).

¿Será que los que decidimos tomar pequeñas siestas de vez en cuando conformamos el modesto 15% restante de la población mundial? ¿Es la siesta un simple capricho que nos nace después de una buena comida? ¿Tiene esta pausa del día más beneficios que el rápido descanso de los párpados?

La palabra siesta, al igual que la costumbre, proviene de Roma, del latín hora sexta (RAE, 2001), correspondiente, en la actualidad, al momento del día entre las doce y las quince horas. Al esta hora, se hacía una pausa del trabajo y labores cotidianas para descansar y reponer energía; además de que es en ese momento del día en el que hace más calor e incluso los animales retornan a sus guaridas a descansar. Es por esto que, mientras que en los países ubicados en el norte del planeta consideran la siesta como un signo de holgazanería o pereza, en los países mediterráneos, latinoamericanos y próximos a los trópicos, se ha convertido ya en un hábito de lo más común.

Entonces, ¿es la siesta una costumbre o una necesidad? En este ensayo presento la moción de que la siesta, más que atribuírsele a la flojera, se relaciona con una buena salud.

Hoy en día se sostiene que las principales enfermedades y problemas de salud son derivados del estrés, “el estrés se refleja en la presión sanguínea, en el ritmo del corazón, las hormonas, el nivel de azúcar y de colesterol que tiene una persona” (La Flecha, 2007). Así pues, si el villano es el estrés que produce la vida diaria, el superhéroe es la siesta. Además de reducir los niveles de éste, “Arshad Chowdhry, dijo que ‘hay una cantidad enorme de investigación que apoya la idea de que 20 minutos de siesta por día rejuvenece, mejora la memoria, el aprendizaje, el humor y aumenta la productividad’” (La Nación, 2013) . Muchas empresas del mundo han decidido darle más importancia a esta teoría, adecuando tanto sus horarios como sus espacios para ser destinados para el descanso de sus empleados, los cuales, además de agradecimiento, reflejan un mejor rendimiento físico y mental, ya que tomar una siesta a la mitad de la jornada del día, mejora el estado de alerta que por consiguiente, aumenta la concentración y eficiencia mental en las horas posteriores.

Las siestas incluso son más efectivas que la cafeína para aumentar el estado de alerta e incrementar el aprendizaje. En 2008, investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de California, San Diego, compararon los efectos de 200mg de cafeína con 60 a 90 minutos de siesta, teniendo mejores resultados en los partícipes que durmieron un poco más. (Muy Interesante, 2013).

Sin embargo, el exceso tampoco es bueno. Aunque las siestas nos brindan infinidad de beneficios, abusar de éstas pueden afectarnos

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