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Los Deberes El Aprendiz Mason


Enviado por   •  25 de Marzo de 2014  •  2.548 Palabras (11 Páginas)  •  1.468 Visitas

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LOS DEBERES DEL APRENDIZ

Los ritos iniciáticos no tienen ninguna virtud sacramental. El profano que ha sido recibido masón, según las formas tradicionales, no ha adquirido por este solo hecho aquellas cualidades que distinguen al pensador ilustrado del hombre grosero e inculto. El ceremonial de recepción no tiene valor sino en cuanto importa el primer paso hacia el desarrollo de un programa que el Neófito debe cumplir para entrar en posesión de todas sus facultades. El aprendiz Masón tiene, pues, como primer deber el de meditar las enseñanzas del Ritual a fin de proceder en conformidad a ellas. Este es su deber por excelencia, su solo deber que abarca todos los demás. Pero un principiante necesita prescripciones más precisas. Estas están comprendidas en el compromiso que contrajo antes de recibir la Luz:

• Callar ante los Profanos.

• Buscar la Verdad.

• Querer la Justicia.

• Amar a sus hermanos.

• Someterse a la Ley.

Los deberes del Aprendiz serán como la respuesta a la pregunta que le es planteada al ingresar, y que dice: ¿Cuáles son sus DEBERES para con Dios, para consigo mismo y para con la humanidad? En la respuesta a esta pregunta se encuentran los deberes del Aprendiz.

¿Cuáles son los deberes para con Dios? Todos suelen responder: “Mis deberes para con Dios son amarlo”. El Aprendiz debe advertir el error de esta fórmula y pensar por sí mismo que nadie puede amar a Dios porque Dios es Amor y el amor no puede amar al amor.

La facultad de amar en nosotros es un reflejo de Dios. Podemos con ella amar un objeto o a una persona para llegar a sentir el Amor Impersonal y vivirlo para así volvernos dioses. El Dios Íntimo dentro y fuera de nosotros es la Fuente del Amor en todo el ser.

El deber del Aprendiz es tratar de sentirse Dios. Debe consagrarse a manifestar este amor en todos sus actos hasta llegar a la Unión con YO SOY DIOS por medio del pensamiento, de la aspiración y de la acción. La Unidad con Dios es impenetrable para la concepción humana, aunque “todo se conserve y viva en la Unidad y todo desaparezca en ella”.

La Religión Antigua decía: De Él venimos y a Él tenemos que volver. La Religión Moderna dice: Yo y el Padre somos Uno.

Consecuentes con estas últimas explicaciones, llegamos al convencimiento de que todas esas verdades, cuyos principios siempre hemos practicado los masones; forman un cúmulo de enseñanzas esotéricas y exotéricas, que por sí solas encierran toda la bondad toda la nobleza capaz de convertir al hombre, en un dechado de virtudes, y es por lo mismo, que estamos obligados a practicar, esa ciencia cuya escuela, consiste en llevar a la práctica más adelante, hasta hacer resplandecer grandiosa e inalterable a la naturaleza de las cosas, en relación con la magnificencia, que es palpable a la vez que misteriosa, como la propia divinidad, o sea la esencia que propaga en sus máximas el masón perfecto.

Antiguamente los hombres avanzaban hacia la Unidad, los de ahora viven inconscientemente en Ella y los del futuro la vivirán. Vivir la Unidad es identificarse con Ella y con el Dios Íntimo. Ser uno con una parte es poseer una ciencia, ser uno con lo Íntimo es ser Omnisciente.

El deber del Aprendiz es sustentar siempre el deseo de Unión con el Padre. ¿Cómo?. Con el cumplimiento de sus deberes para consigo mismo y para con el prójimo. Vamos a decir algo sobre esos deberes.

Saber sin practicar es como tener un tesoro enterrado, que no tiene utilidad alguna. Para llegar a la Unión el aspirante (Aprendiz) debe practicar lo que ha practicado con los Seres Excelsos: un cuerpo sano, un pensamiento puro y una aspiración total.

El primero de los deberes para consigo mismo es la Salud y para conservarla debe practicarse lo siguiente:

Por la mañana, al levantarse, y después de lavarse la boca, hay que elevar las manos, en la dirección del Oriente, invocar y agradecer: “Te agradezco, Padre mío, por la recuperación de mi conciencia. Dame Tu Luz, Tu Fuerza y Tu Amor para servirte en mi prójimo”.

En seguida, practicar 21 respiraciones rítmicas (Es aconsejable que se hagan las respiraciones rítmicas sólo bajo la dirección de un instructor o yoga competente para evitar disturbios). (N. del R.) pensando, al aspirar el aire, que se inhala la Energía Vital y, al exhalarlo, que se depura el cuerpo de sus hábitos malsanos y de sus impurezas. El ejercicio debe hacerse como se indica a continuación:

1. Tapar con el dedo índice la fosa nasal derecha, inhalar lentamente por la fosa izquierda, contando mentalmente ocho segundos.

2. Retener el aliento durante cuatro segundos.

3. Tapar la fosa nasal izquierda y exhalar lentamente el aire por la derecha, durante ocho segundos.

4. Mantener los pulmones vacíos durante cuatro segundos.

5. Aspirar nuevamente, según las indicaciones dadas, esta vez por la fosa nasal derecha, y alternar así la respiración hasta completar 21 veces.

Terminado ese ejercicio, debe practicarse el siguiente:

1. Inhalar por ambas fosas nasales, contando mentalmente ocho segundos, siempre con el mismo pensamiento puro y depurador.

2. Contener el aliento durante cuatro segundos.

3. Exhalarlo durante ocho segundos.

4. Mantener los pulmones vacíos durante ocho segundos y así, sucesivamente, siete veces.

Debe conservarse siempre el ánimo alegre y el pensamiento puro porque el hombre aspira átomos afines a su pensamiento.

Es muy buena costumbre, después del ejercicio, magnetizar un vaso de agua extendiendo sobre él las manos, pensando durante un minuto que el agua se está impregnando de su energía. Acto seguido hay que bebería despacio, a sorbos.

Antes de cada comida deben lavarse las manos y luego, si es posible, extenderlas sobre el alimento que se va a tomar, haciendo una pequeña oración o afirmación, como esta: Yo Soy la Presencia Divina en este alimento, que elimina todo lo negativo. Deseo de corazón que todo aquel que tiene hambre, tenga

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