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MEDIR Y EVALUAR, ESTABLECER LA DIFERENCIA


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2011  •  2.479 Palabras (10 Páginas)  •  990 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Hoy en día han surgido diferentes teorías acerca del aprendizaje, enseñanza, distintos métodos pedagógicos, etc. En esta ocasión el tema a tratar será específicamente de la pedagogía del éxito contra la pedagogía del error.

La pedagogía del éxito busca que el alumno aprenda todo lo que el docente le enseña, no importa que sólo sea por pequeños lapsos (en lo que se presenta el examen), lo importante es que los resultados indiquen que el alumno aprendió.

La sociedad en general apoya esta pedagogía, tal vez sin darse cuenta. Prueba de ello es la exigencia que tanto profesores como padres de familia, Sistema Educativo y sociedad en general tiene hacia los estudiantes, al momento de pedir resultados altos, sin importar si el estudiante realmente aprendió, reflexionó y esto le permitirá tener éxito en la vida.

La pedagogía del error, por el contrario, busca aprovechar los errores, fallas y deficiencias de los alumnos; de tal forma que más que recriminarles dichas fallas, pretende usarlas como punto de referencia para detectar los huecos que hay en el estudiante en cuanto al conocimiento que se pretende transmitir.

Aparentemente, es mejor la pedagogía del error que la pedagogía del éxito, pues al aplicar la pedagogía del error correctamente, se puede obtener ventajas de los errores, propiciando un cambio y mejora en el alumno; una prosperidad que le impulse a seguir aprendiendo de manera reflexiva y por tanto consciente.

Por lo anterior, vale la pena preguntarse:

¿Es mejor la pedagogía del error que la pedagogía del éxito?

PEDAGOGÍA DEL ÉXITO CONTRA PEDAGOGÍA DEL ERROR

La pedagogía del éxito, es un método rentable porque aprenden muchos las mismas cosas en un tiempo breve. Con ello se busca implícitamente que el estudiante manifieste una conducta de conocimiento, aunque sea sólo temporalmente, esto durante el momento de la evaluación. La finalidad de toda intervención didáctica acometida bajo esta perspectiva, es evitar el fracaso escolar, o al menos esa conciencia de fracaso que tanto fenómeno emerge precisamente de un momento en el que adquiere amplia difusión las estrategias derivadas de una pedagogía del éxito. (J. Amós Comenio, 1632).

La pedagogía del error, es la pedagogía que valora lo que ya se tiene conseguido y analiza, a través del error, lo que falta por mejorar.

Desde una perspectiva constructivista, el error es un desajuste entre lo esperado y lo obtenido. No comporta actitud sancionadora. Como escribe K. Fisher y J. Lipson (1986), un estudiante puede utilizar sus errores, fallos y equivocaciones para conseguir un conocimiento más profundo sobre determinados conceptos.

Reconocer un error permite proponer algo nuevo, aporta una corrección. Equivocarse no sólo es una fatalidad humana; muchas veces es lo que puede motivar al cambio, por el contrario, cuando el docente reprende al alumno de una manera sancionadora, le está creando una experiencia de frustración, la cual genera en él, INSEGURIDAD y por tanto es incapaz de arriesgarse a cambiar.

A partir de estas dos concepciones, se hace un análisis de ambas pedagogías, con la finalidad de argumentar cuál de las dos es mejor.

La Pedagogía del éxito no ha logrado resolver el problema del fracaso. Ello es grave por cuanto dicho fenómeno pone en entredicho la eficacia de tal pedagogía.

La mayor parte de profesores no presta excesiva atención por no decir ninguna, al hecho de que el alumno, calificado de sobresaliente en una evaluación, olvide al poco tiempo lo que vomito (con perdón) durante la prueba de control.

Quien teniendo competencia docente, reflexiona sobre su práctica, descubrirá fácilmente que no existe alta correspondencia entre las programaciones exigidas y el aprendizaje de los alumnos. Que la verdadera programación es fruto de la reflexión más que de la consulta de los libros de texto. Una vez más constatamos que la Pedagogía del éxito nos conduce al fracaso, al inmovilismo, a la reproducción. No favorece el cambio.

Los resultados hacen de foco, bajo el que cobran forma y significado todos los elementos de la enseñanza. Profesores, alumnos, padres, la sociedad en general, tienen en cuenta el producto final, las calificaciones obtenidas, sin examinar suficientemente cómo se ha llegado a ellas. Al alumno le interesa que conste el aprobado en las actas, aunque sea a costa de la clásica “trampa” estudiantil. Muchos profesores y padres atienden a la nota del examen más que al progreso real del alumno.

Como alternativa a este sistema de enseñanza, se cuenta con la Pedagogía del error.

Hoy recriminamos los errores en las tareas escolares mediante las calificaciones sin analizar a qué se deben tales fallos. Sin embargo, el error en la práctica escolar, simplemente pone de manifiesto una ocurrencia inadecuada, la existencia de fallos en el proceso de aprendizaje.

Los errores forman parte del aprendizaje, son fruto de la investigación experimental de los estudiantes, por tanto no debemos penalizarlos al cometerlos, sino ayudarlos a corregirlos. Debemos reforzar los logros positivos para reforzar su autoestima y animarlos a continuar aprendiendo.

Hay que dar la misma importancia a todas las actividades para conseguir que todos sean los mejores, o “de los mejores” en algo, puesto que, cuando nos sentimos valorados, nuestra confianza aumenta para acometer otras actividades.

Con esto, no quiere decir que se esté cayendo a la pedagogía del éxito, al pretender que todos sean “los mejores, se sepan todo (aunque sea sólo por un momento)”, sino que es necesario aprovechar los errores para identificar lo que habrá de reforzarse y así lograr que el alumno aprenda no sólo momentáneamente, sino que aprenda a través de la reflexión y logre el éxito en lo que haga, pero siendo consciente de ello.

La autocorrección es también una buena técnica de aprendizaje, porque facilita al alumnado el trabajo autónomo y la reflexión. El éxito escolar, en definitiva, consiste en dominar recursos y técnicas de aprendizaje para la vida. En saber hacer, en aumento. Pero, para ello, no es suficiente con estudiar de memoria, es necesario utilizar la inteligencia, encontrar sentido a los aprendizajes. (Perspectivas de la educación popular. Institut Coopératif de l’École Moderne).

Finalmente, debemos tener siempre muy presente que el aprendizaje es la búsqueda del sentido

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