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Parejas Felices


Enviado por   •  19 de Diciembre de 2013  •  1.067 Palabras (5 Páginas)  •  199 Visitas

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¿Parejas felices?

Nos guste o no, lo aceptemos o no, nos duela o no, culturalmente nos siguen importando muchísimo los asuntos relacionados con nuestra vida de pareja. Enamorarse, decepcionarse, sufrir la infidelidad, ser presa de los celos, de las rupturas, del miedo al abandono, de la adicción o dependencia que generamos a veces hacia quienes amamos. Parece que hacer pareja sigue siendo una aspiración dominante en el mundo actual a pesar de los descalabros y fisuras que esta idea ha tenido en las últimas décadas.

Los expertos en la materia somos torpes para informar, aclarar e ilustrar una realidad que es tan compleja que no admite simplificaciones, ni clichés ni generalizaciones estúpidas. No hay receta de cocina que valga para sacar adelante una relación que está deteriorada.

Salvador Minuchin, padre de la terapia familiar, sostiene que todas las relaciones amorosas estables son un error que pasamos mucho tiempo intentando reparar. Hay quienes son más exitosos que otros en esta reparación. Que todas las relaciones sean un error no es sólo una afirmación pesimista-fatalista. Tiene que ver con lo intensamente inconsciente que es la elección de pareja, elevándose hasta el cielo la posibilidad de elegir a alguien que se parezca a nuestro pasado, a nuestros patrones habituales de vinculación, a los personajes centrales de nuestro pasado afectivo. Sí, seguro que se parece a tu madre o a tu padre, o a una tía o a un hermano, porque de lo contrario no te habrías enganchado tan intensamente con él o con ella en la creencia de que esta persona estaba "destinada" para ti de alguna forma porque sentiste que la conocías de toda la vida.

Entonces, este elemento inconsciente de elección inicial no nos permite sino hasta mucho más adelante, darnos cuenta de lo que realmente tenemos o no con la pareja que elegimos. Cuántas afinidades verdaderas, cuántos puntos de conflicto sin resolver, cuántas diferencias, cuánto que no sabíamos y que el entusiasmo inicial encubrió.

Trascender este error en la elección del cual nadie se salva, es siempre producto del esfuerzo consciente y propositivo de librar batallas que generen diálogo, acuerdos, negociaciones exitosas, zonas donde se pueda circular libre y felizmente, búsquedas incesantes de bienestar compartido.

Las batallas en pareja se llaman luchas de poder. Quién puede más, quién toma las decisiones importantes, quién gana y quién pierde. En este escenario, surgen varias posibilidades: que el otro se resigne, se someta y diga que sí a todo lo que su pareja quiera, desapareciendo como individuo; que ninguno ceda ni un centímetro de terreno instalándose una relación basada en el conflicto permanente; y la posibilidad de la mutualidad, es decir, de la ayuda mutua, de la responsabilidad personal y de la compartida. Las parejas que logran la mutualidad han tenido que luchar mucho, ceder mucho, hablar mucho, plantear con valentía lo que lastima para buscar modificaciones. La mutualidad es una recompensa que sólo llega después de años de trabajo en la buena calidad de la relación.

Las parejas adultas emocionalmente saben que su relación puede terminar. Saben que esa es una posibilidad y es esta claridad lo que les permite no dar la relación por hecho, no pensar que ya todo está dicho o hecho sino seguir haciendo, diciendo y construyendo puentes que

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