Pedagogia Del Oprimido

Paulo Freire y Henry Giroux son autores de épocas completamente diferentes, nacidos en países y sociedades distintas. Pero sus ideales logran una gran riqueza social y ambos desean empoderar la construcción de una educación crítica y con conciencia Social. Es por esto que sus pensamientos pueden compararse desde una misma raíz, la liberación del hombre.

Paulo Freire nació en 1921 en São Paulo, Brasil. Él vivió en un país con una gran desigualdad social, donde se dejaba ver la brecha que existía en el derecho mínimo que se tiene hoy, la educación. Freire realizó su labor en un país marcado por una población altamente analfabeta y eso, para Freire, significaba desigualdad.

Es entonces que en su libro “La pedagogía del oprimido” Freire inicia sus planteamientos hablando de la necesidad de liberarse de las cadenas de las personas, las que nos hace ser oprimidos, empujar al opresor y crear un acto de liberación. Esta liberación sólo nacerá cuando la persona se dé cuenta que está siendo oprimida por un ente superior y que la única forma de liberarse es educándose de una manera crítica con una solidaridad social, ya que si esa persona se libra de la ignorancia que solían ser sus cadenas, tiene la facultad de ayudar a otro a liberarse, de la misma forma que lo hizo él y de este modo romper el círculo vicioso de la ignorancia como método represor para las clases populares.

Pero, la gran barrera para llegar a ésta libertad es el “miedo” para encontrarla “ … miedo a la libertad que tanto puede conducirlos a pretender ser opresores también, cuanto puede mantenerlo atados al “status” del oprimido es otro aspecto que merece igualmente nuestra reflexión” (Freire, pág.43) Es decir, que las personas temen cambiar su status, ese miedo los deja atados a la ignorancia, a ser siempre pasados a llevar por otros, sin encontrar jamás esa educación liberadora e igualitaria.

Los hombres no se hacen cargo de ellos, y mucho menos la sociedad. “Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacen nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa.” (Freire, pág.47). Freire, como un humanista de excelencia no deja de lado la acción propia del hombre, en la que como sujeto aprendiz tiene la capacidad de liberarse a sí mismo y escapar de su ignorancia, lo que será factible mediante la ayuda de otro, un ente benefactor de su capacidad intelectual.

También Freire critica la noción de la “educación bancaria”: “Tal es la concepción bancaria de la educación, en que el único margen de acción que se ofrece a los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos. Margen que sólo les permite ser coleccionistas o fichadores de cosas que archivan” (Freire, 1970, pág. 76)

De este planteamiento se deprende la idea de que en la época de Freire, los estudiantes eran “memorizadores mecánicos”.

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