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Peninsulares y canarios


Enviado por   •  26 de Marzo de 2013  •  Ensayos  •  2.548 Palabras (11 Páginas)  •  471 Visitas

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Peninsulares y canarios:

La incorporación de los españoles desde el siglo XVI al proceso de la formación demográfica y étnica de Venezuela representó un hecho de indiscutible trascendencia. Es cierto que, detrás del término español, se hallaba una diversidad de pueblos que, en muchos casos, sólo tenían en común la realidad geográfica de la Península Ibérica que compartían. Algunos de ellos, como los naturales de las Islas Canarias, no podían siquiera reclamar esa característica. Fue por esa razón, sin duda, que conquistadores y cronistas acostumbraban designar a quienes desde España atravesaban el Atlántico, con los nombres gentilicios derivados de las provincias o regiones de donde procedían mesnadas y pobladores. Andaluces y canarios, vascos y asturianos, castellanos y extremeños, catalanes y aragoneses, eran las denominaciones que frecuentemente se empleaban para diluir en las crónicas y reseñas de la conquista la denominación general de español. Esta, sin embargo, conservó siempre en la historia de Venezuela y América el poder aglutinante para identificar a cualquier poblador hispano de la Península. Los canarios, a quienes con mucha frecuencia se les llamaba también isleños, conservaron frente a aquél su especificación gentilicia tradicional. De esta manera, la referencia a los españoles no involucraba necesariamente a los canarios. Por tal razón, con frecuencia se empleaba, sobre todo a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, el término de peninsular, para diferenciar al español oriundo de Europa del isleño de las Canarias. En Venezuela, esta distinción se hizo muy común porque los canarios alcanzaron importancia numérica en el conjunto de los colonos hispanos. La participación cuantitativa tanto de peninsulares como de canarios en el desarrollo demográfico venezolano fue, en realidad, muy modesta, en cualquiera de los 3 siglos que abarcó la colonización hispánica. Diversas causas actuaron para que se produjera esa situación. La Corona española estableció, en general, un embarazoso sistema burocrático para controlar el paso a las Indias de sus súbditos. Quienes deseaban viajar debían primero presentar la autorización del rey, y esta licencia sólo podían obtenerla para asuntos muy concretos las personas que no tenían prohibición de viajar a América. A los judíos, los moros y sus descendientes, los condenados por el Santo Oficio y los gitanos, entre otros, les estaba vedado pasar a las Indias. La atracción que ejercieron México y Perú, particularmente en el siglo XVI y la primera mitad del XVII, fue otro factor para que peninsulares y canarios mostrasen en esa época poca inclinación por probar fortuna en una colonia que, como la venezolana, no se prestaba para despertar ambiciones. A pesar de estos hechos, la Venezuela del siglo XVI contó con grupos de isleños y españoles europeos lo suficientemente importantes como para imprimir a la formación demográfica y étnica del país, transformaciones cualitativas realmente originales. Ya antes de 1550 encontrábanse en la isla de Margarita y las ciudades de Coro y El Tocuyo algunas decenas de castellanos, andaluces, leoneses, extremeños y vascos, con el firme propósito de hacer perdurar en estas tierras la influencia de la España peninsular. Los canarios, desde los primeros años del descubrimiento, también estuvieron presentes en casi todas las jornadas de la conquista y colonización del espacio venezolano. Con Alonso de Ojeda, Jorge Spira y Diego de Ordaz vinieron muchos isleños que exhibieron, al igual que los peninsulares, gran tenacidad para el esfuerzo colonizador. Es verdad que su participación en aquel lapso ha sido ignorada a menudo, porque sus salidas, al no ser registradas en los puertos españoles de Europa, permanecieron ocultas para cronistas y funcionarios de la Corona. Fue, no obstante, evidente que en casi todas las naves que tocaban en el archipiélago canario se embarcaban muchos pobladores para las Indias. Hacia Venezuela, el paso de éstos, que se inició desde la segunda expedición de Ojeda con algunos marinos y soldados, se efectuaba también en aquella forma. Por esto resulta casi imposible, sobre todo en las 2 primeras centurias del período colonial, precisar detalles cuantitativos sobre la población canaria de cualquiera de las regiones y ciudades venezolanas. Tampoco se pueden establecer estos detalles para el grupo peninsular, pero los datos que sobre el mismo existen, a pesar de sus lagunas e imperfecciones, dejan la posibilidad de elaborar ciertas comparaciones. La colonia de peninsulares logró ampliarse más, después de 1550, cuando algunos centenares de castellanos, andaluces y extremeños comenzaron a organizarse en el país, según las pautas sociales y políticas que trajeron de España. Los castellanos superaban ligeramente en número a los andaluces y aumentaba aún más su ventaja con respecto a los extremeños, según lo que se desprende de los datos recogidos por la Casa de Contratación de Sevilla. Con ellos convivían en las principales villas y ciudades de entonces varias decenas de vascos, gallegos, aragoneses y catalanes. Los canarios, aparentemente, no lograban todavía estructurar en las provincias venezolanas un grupo colonizador bien definido, puesto que su orientación principal se volcaba sobre las Antillas, Nueva España y Nueva Granada. Los peninsulares, por el contrario, actúan ya con gran diligencia para definir influencias sociales, económicas y políticas; fundan pueblos y ciudades cuyos gobiernos acaparan; se reparten tierras e indios; envían diputados ante el rey para solicitar diversas prerrogativas. Estos reducidos núcleos de españoles de la Península esbozaron, por consiguiente, desde muy temprano, las características principales del papel que habrían de desempeñar posteriormente. Los peninsulares y canarios siguieron siendo en todas las zonas del país durante el siglo XVII, minoritarios con respecto a la población indígena, a pesar de que en este período aquéllos definieron una tendencia a preferir los pueblos y ciudades de la provincia de Venezuela A ésta llegaba la mayor parte de los españoles que salían de los puertos de la Península hacia Tierra Firme En la Nueva Andalucía y la isla de Margarita se encontraban los otros núcleos importantes, formados, principalmente, por andaluces y extremeños. Caracas, donde residían peninsulares de todas las provincias españolas que enviaban más emigrantes, era preferida por castellanos y vascos. Los canarios, de quienes existen pocos datos para aquella centuria, comenzaron desde entonces a concentrarse en Caracas, pero siempre, según diversos indicios, con magnitudes inferiores a las del grupo peninsular. Su volumen, sin embargo, aumentaba cada vez más, por lo que hacia las 2 últimas décadas, la población isleña de dicha ciudad no debía alejarse mucho cuantitativamente

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