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Poemas De Salvador Diaz Miron


Enviado por   •  22 de Junio de 2013  •  3.864 Palabras (16 Páginas)  •  422 Visitas

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• "poemas de salvador diaz miron"

A GLORIA

No intentes convencerme de torpeza

con los delirios de tu mente loca:

mi razón es al par luz y firmeza,

firmeza y luz como el cristal de roca.

Semejante

mi esperanza inmortal no mira el suelo;

no viendo más que sombra en el camino,

sólo contempla el esplendor del cielo.

Vanas son las imágenes que entraña

tu espíritu infantil, santuario oscuro.

Tu numen, como el oro en la montaña,

es virginal y, por lo mismo, impuro.

al nocturno peregrino,

A través de este vórtice que crispa,

y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,

oruga enamorada de una chispa

o águila seducida por un astro.

Inútil es que con tenaz murmullo

exageres el lance en que me enredo:

yo soy altivo, y el que alienta orgullo

lleva un broquel impenetrable al miedo.

Fiando en el instinto que me empuja,

desprecio los peligros que señalas.

"El ave canta aunque la rama cruja:

como que sabe lo que son sus alas."

Erguido bajo el golpe en la porfía,

me siento superior a la victoria.

Tengo fe en mí; la adversidad podría,

quitarme el triunfo, pero no la gloria.

¡Deja que me persigan los abyectos!

¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!

La flor en que se posan los insectos

es rica de matiz y de perfume.

El mal es el teatro en cuyo foro

la virtud, esa trágica, descuella;

es la sibila de palabra de oro,

la sombra que hace resaltar la estrella.

¡Alumbrar es arder! ¡Estro encendido

será el fuego voraz que me consuma!

La perla brota del molusco herido

y Venus nace de la amarga espuma.

Los claros timbres de que estoy ufano

han de salir de la calumnia ilesos.

Hay plumajes que cruzan el pantano

y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!

¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palma

crece en la orilla que el oleaje azota.

El mérito es el náufrago del alma:

¡vivo, se hunde; pero muerto, flota!

¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!

¡Consuela el corazón del que te ama!

¡Dios dijo al agua del torrente: bulle!;

¡y al río de la margen: embalsama!

Confórmate, mujer! Hemos venido

a este valle de lágrimas que abate,

tú, como la paloma, para el nido,

y yo, como el león, para el combate.

OJOS VERDES

Ojos que

por recelo o por decoro,

ojos de esmeralda y oro,

fu nunca me veis, erza es que me contempléis;

quiero que me consoléis

hermosos ojos que adoro;

¡estoy triste y os imploro

puesta en tierra la rodilla!

¡Piedad para el que se humilla,

ojos de esmeralda y oro!

Ojos en que reverbera

la estrella crepuscular,

ojos verdes como el mar,

como el mar por la ribera,

ojos de lumbre hechicera

que ignoráis lo que es llorar,

¡glorificad mi penar!

¡No me desoléis así!

¡Tened compasión de mí!

¡Ojos verdes como el mar!

Ojos cuyo amor anhelo

porque alegra cuanto alcanza,

ojos color de esperanza,

con lejanías de cielo:

ojos que a través del velo

radian bienaventuranza,

mi alma a vosotros se lanza

en alas de la embriaguez,

miradme una sola vez,

ojos color de esperanza.

Cese ya vuestro desvío,

ojos que me dais congojas;

ojos con aspecto de hojas

empapadas de rocío.

Húmedo esplendor de río

que por esquivo me enojas.

Luz que la del sol sonrojas

y cuyos toques son besos,

derrámate en mí

...

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