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Precursores De La Sociologia


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2012  •  4.482 Palabras (18 Páginas)  •  1.333 Visitas

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Los precursors de la sociología

Un precursor es el que comienza o anuncia doctrinas, ideas que tendrán acogida y desarrollo completo en el futuro, o dicho con otras palabras es el que se adelanta a la fundación de una entidad, empresa u institución y que, por tanto, prepara su advenimiento.

Así que conociendo este significado podemos decir que un precursor de la sociología es alguien que prepara el camino para su aparición, pero no con cualquier contribución, sino con aportes que signifiquen un adelanto en algún aspecto fundamental de la ciencia.

La lista de hombres que deben ser considerados precursores de la sociología es bastante limitadas, donde podrían caber nombres como el de Nicolas Maquiavelo, Francisco Bacon, Tomás Moro, Tomás Hobbe, aunque sus aportes no fueron muy amplios en la materia de sociología como lo fueron en otros campos.

Por eso únicamente hemos incluido en esta lista de precursores a grandes pensadores como Aben Jaldun, Juan Bautista Vico, Ann Robert Jacques Turgot y Charles-Louis de Secondat mejor conocido como el Barón de Montesquieu. Todos ellos grandes pensadores que se adelantaron en ideas y pensamientos de la época.

Aben Jaldún

Aben Jaldún nació en Túnez el 27 de mayo de 1332 en medio de una familia andaluza originaria de Hadramawt (región de la costa sur de la península arábiga), que había emigrado hacia el África del Norte y de ahí a España alrededor del siglo IX, algunos decenios después de la invasión musulmana de la península ibérica.

Establecidos en Sevilla, los antepasados de nuestro autor ocuparon lugares prominentes en los reinados omeya, almorávide y almohade de la España islámica. A mediados del siglo XIII y debido principalmente a los efectos de la reconquista española, la familia Jaldún emigró al norte de África estableciéndose en Túnez. En la ciudad, el abuelo y el padre de Ibn Jaldún ocuparon puestos destacados en la administración gubernamental.

La educación que recibió Ibn Jaldún fue esmerada y acorde con su posición social. Su padre, que era afecto a las letras y además un erudito e inspirado poeta, dirigió los primeros estudios del futuro historiador.

En su narración Ibn Jaldún evocará algunos de los poemas paternos y no olvidará consignar los nombres de sus otros preceptores en estudios coránicos, en jurisprudencia, en gramática y en poesía. Cerca de Túnez su familia poseía una propiedad que se veía frecuentada por los amigos del padre, políticos o intelectuales, que propiciarían el desarrollo intelectual de nuestro autor.

En 1349 perdió a su padre, y a algunos amigos, maestros y familiares víctimas de la peste que azotó el Magreb. En 1350 se le nombra para un importante puesto político con el que inicia una azarosa vida de cortesano. Durante nueve años, de 1354 a 1363, lo vemos en la corte merínida de Fez. En estos años aprovecha para completar su formación con los maestros marroquíes a pesar de que los cambios y las peripecias políticas en las que se ve envuelto le cuestan dos años de cárcel (1357-1358). Durante dos años más, de 1363 a 1365, viaja a España. Es embajador ante Pedro el Cruel de Castilla y el año de 1364 lo pasa en Granada.

Entre 1365 y 1374 ocupa varios puestos políticos que lo llevan a intervenir en las diferentes pugnas dinásticas y en las rivalidades palaciegas, circunstancias que lo obligan a cambiar constantemente de partido según la fortuna de las armas de los múltiples reyezuelos norteafricanos en conflicto. Las peripecias políticas de esta época nos las ha retratado fielmente en su Autobiografía.

De 1374 a 1378 se retira a la villa de Qalat-Ibn-Salama donde se dedicará en callada pero activa soledad a redactar su opus magna: los Muqaddimah. Cuatro años más (1378-1382) le servirán para darle los toques bibliográficos a su obra la cual es ofrecida como presente al sultán hafsida en turno.

A los 50 años emprende una nueva carrera política en Egipto que durará 24 años (1382-1406), hasta su muerte. Cambiando constantemente de protector, de bando y de política, ocupará diversos cargos: será magistrado y maestro. Su elocuencia y su indudable talento le acarrearán enemistades difíciles. Cinco veces es removido de su puesto y otras tantas reincorporadas al mismo. Una única y saludable pausa, en 1387, le permite cumplir con su peregrinación a la Meca.

En 1401 lleva a cabo su última misión diplomática ante Tamerlán a quien encuentra cerca de Damasco. En fin, el 17 de marzo de 1406 muere en el Cairo y es enterrado en el cementerio de los sufís.

El frío dato cronológico nos ha ocultado los entretelones de la agitada vida de uno de los más grandes filósofos de la historia en quien la acción y la contemplación lograron en ciertos instantes una síntesis perfecta.

Su existencia rica y abundante en peripecias transcurrió en todas las ciudades musulmanas del sur del Mediterráneo: de Granada y Sevilla al Cairo y Damasco. La mayor parte de su vida la pasa en la Berbería entre Túnez, Tlemcén y Fez.

Todo el mundo político del que nos habla ha sido objeto de su experiencia personal. Sus viajes y su habilidad política, humana y social le permitirán familiarizarse con los estados musulmanes del Magreb y con sus instituciones. Conocerá la vida urbana y la nómada, la ciudad y la tribu, sus tradiciones, prejuicios y características peculiares. Político sutil y “oportunista”, sabrá colocarse a tiempo en el bando triunfante. Su lealtad, movediza y frágil, lo hará pasar de los hafsidas de Túnez, a los merínidas de Marruecos, a los narsidas de Granada, a los mamelucos de Egipto. Sus gestiones diplomáticas ante Pedro el Cruel y ante el mongol Tamerlán dan la pauta de sus méritos como político. Su larga línea genealógica española lo hará inclinarse con simpatía hacia las instituciones de la España musulmana, aunque no por ello dejará de reconocer su origen magrebino y árabe.

Ibn Jaldún comienza por establecer las reglas de la crítica histórica que permiten fijar con certeza los hechos; entra el tema de su materia estableciendo la gran división entre pueblos de tribus nómadas y sedentarias; describe la formación de las ciudades, la influencia que ellas ejercen sobre sus habitantes, el nacimiento de todo poder por el espíritu del seno de la familia, la fundación de imperios y las causas de su decadencia; la naturaleza de los diferentes especies de reinos, del califato y del imamato, es decir, del poder temporal y del poder espiritual del califa.

Ibn

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