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Estudio Ambiental


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2012  •  2.593 Palabras (11 Páginas)  •  449 Visitas

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LA ÉTICA AMBIENTAL COMO REFLEXIÓN EN EL MARCO DE LA EDUCACIÓN EN CIENCIAS Y EN TECNOLOGÍA: HACIA EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA DE LA RESPONSABILIDAD.

Las ciencias y la tecnología de nuestra época: una perspectiva crítica.

Las ciencias pueden ser concebidas como una cierta manera de relacionarse con el mundo. Ellas son el reflejo de una necesidad profunda y ancestral del ser humano de explicarse el universo que le rodea. Estas buscan revelar como funciona el universo y como funcionan los humanos en relación con este universo. Algunos autores como Moscovici han llegado, incluso, a ver en las ciencias una especie de identificación mística del científico delante el universo. Las ciencias en sus inicios se fundaron también sobre un profundo sentimiento de rebelión frente a los dogmas impuestos por ciertas esferas de la cultura, en especial de la religión. Este deseo de salirse del dogma llevó a las ciencias a buscar nuevos caminos para hacerse de conocimientos valederos. Nació así una estructura lógica y sistemática llamada método científico que le ha permitido a las ciencias hacerse de un prestigio muy importante como fuentes primordiales de conocimientos “valederos”. Este prestigio ha sido tal que, para muchos, las ciencias y la tecnología que derivan de ellas, son consideradas como los logros más importantes de la humanidad. Las ciencias se transformaron de este modo en el modelo a seguir por toda la humanidad, una especie de ideología triunfante beneficiosa a todo el mundo. Así pues, las ciencias se fundaron como un valor guía para una gran parte de las acciones de la vida humana. Sin embargo, algunos pensadores nos han dado una alerta en relación con este hecho. Al tener a las ciencias como el camino ideal del intelecto humano, se ha corrido el riesgo de dejar pasar desapercibidos los límites de este modo de ver el mundo y los riesgos que implica para el equilibrio ecológico del planeta y para la humanidad misma.

El filósofo venezolano Mayz Vallenilla nos advirtió, en 1974, acerca de la posibilidad de que esta confianza plena en las posibilidades de las ciencias y la tecnología pueda conducirnos a un automatismo ciego que nos vacía de nuestra esencia reflexiva humana. Este automatismo viene con otros riesgos, el peor de ellos, a nuestro juicio, la incapacidad de observar y analizar los impactos sociales y ambientales que los avances científicos y tecnológicos traen consigo. Somos como caballos con tapaderas. Estamos muy dispuestos a observar los aspectos positivos de las innovaciones científicas y tecnológicas, pasando desapercibidas o dándoles poca importancia a las repercusiones negativas que tales innovaciones puedan tener sobre la sociedad y el ambiente. De este modo, los sentidos de rebelión frente al dogma y de búsqueda del bien de toda la humanidad, a la base en los inicios de las ciencias, no son los dominantes en nuestras ciencias y tecnología actuales. Éstas están sesgadas por el dogma del desarrollo económico neoliberal y están dirigidas por criterios mercantiles y no humanitarios. Prueba de ello, es el campo de las investigaciones farmacéuticas y biomédicas. Son conocidas las demandas millonarias de compañías farmacéuticas a gobiernos de países pobres por la producción y utilización en éstos de medicamentos genéricos “inventados” por estas compañías para paliar o curar ciertos tipos de enfermedades. Como es de esperar, las tapaderas que llevamos con respecto a las intenciones e impactos de las ciencias y de la tecnología se reflejan en los procesos educativos de las mismas.

Uno de los postulados de base del presente artículo es la necesidad de llevar una reflexión crítica acerca de las ciencias y de la tecnología a las aulas de clase. La intención es hacerle frente al automatismo ciego del que nos habló Mayz Vallenilla. Proponemos entonces la ética ambiental como dimensión reflexiva que nos abra a la conciencia de la responsabilidad. Se ha hablado entonces, de “transmitir” el saber científico y tecnológico. El estudiante debe entonces memorizar conceptos, teorías y procedimientos, por el mejor camino que le sea posible. Gracias a los avances de la psicología del aprendizaje, impulsada por los trabajos de Piaget entre otros, y a los aportes de los filósofos, sociólogos e historiadores de la ciencia como Bachelard y Kuhn, entre otros, la visión de la educación de las ciencias como transmisión ha sufrido ciertas modificaciones. No se habla entonces de transmitir conocimiento sino de hacer que los estudiantes construyan estos conocimientos. A esto se le ha llamado “constructivismo” en el campo de la enseñanza y didáctica de las ciencias y de la tecnología. Sin embargo, la visión del constructivismo no valorizaba lo suficiente la influencia de los aspectos sociales en el desarrollo del conocimiento. De este modo surgió una teoría más extendida que, aceptando que el aprendizaje es un proceso de construcción, postula que los factores sociales tales como el lenguaje, la comunicación, la identificación, las modas, la tradición, etc., juegan un papel fundamental en este proceso constructivo. Esta teoría lleva por nombre socioconstructivismo. Las más recientes tendencias investigativas en educación en ciencias y en tecnología nos hablan de la necesidad de poner al estudiante en situaciones de socioaprendizaje. Esto quiere decir, establecer las condiciones en las que cada estudiante, en interacción con sus pares, con “expertos” y con el profesor mismo, desarrolle los conceptos, teorías y procedimientos científicos. No obstante, estos conceptos, teorías y procedimientos científicos no son puestos en cuestión como tales. Se desea que los alumnos lleguen a aprenderlos, los asimilen. La diferencia con la visión más tradicional es que en este caso no se habla de transmisión del saber científico y tecnológico sino de construcción y de socio-construcción de este saber.

El movimiento Ciencia, Tecnología y Sociedad pretendía acercar más el conocimiento científico al estudiante, colocándolo en el contexto social y cultural donde fue producido y acercándolo a la realidad cotidiana del educando.

En los últimos años ha surgido un movimiento en la educación en ciencia y en tecnología que, posible de considerar dentro de la perspectiva de Ciencia, Tecnología y Sociedad, da un paso adelante en dirección de dar más fuerza a los factores sociales y ambientales-ecológicos en relación con las ciencias y la tecnología.. Esta participación es social, política y ecológica. Se trata de impulsar el poder protagónico de los ciudadanos en las decisiones relativas a las funciones, modos de hacer, financiamiento, resultados, etc. Del que hacer científico y tecnológico. La idea de incluir la reflexión ética ambiental como dimensión transversal de la

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