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Etica Para Amador


Enviado por   •  27 de Mayo de 2013  •  3.960 Palabras (16 Páginas)  •  254 Visitas

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ETICA PARA AMADOR

En este libro Fernando Savater nos habla de muchos puntos que debemos tocar o vivir en nuestra vida, Savater escribió este libro únicamente con la finalidad de hacerle entender a su hijo amador las dificultades que nos muestra la vida o que se nos pueden presentar en la vida, cuando Savater escribió este libro su hijo Amador estaba aun pequeño, era un niño de apenas unos cuantos años de edad y pasaba su tiempo jugando, y haciendo cosas de niños, Savater quería que amador le pusiera atención y busco la manera la poder hablar con amador; el decidió escribir este libro llamo ética para amador, pues el savia que el tiempo pasaría y que su hijo tan querido Amador crecería y en ese tiempo donde los jóvenes siempre tienen confusiones aparecería el libró que el escribió para su hijo, Savater sabia que tarde o mas temprano su hijo leería, el libro que con tanto afecto el le había escrito, sabia que iba poder ayudar a Amador a resolver algunas dificultades y también lo ayudaría a entender con mayor facilidad la vida o las pequeñas cosas que nos brinda la vida.

Enseguida les presento una pequeña parte de cada capitulo que escribió Fernando Savater: el pensó escribir para su hijo los puntos que realmente valen la pena en la vida o los modales que realmente y necesariamente debemos tomar en cuenta para poder resolver lo difícil de la misma.

Cáp. 1.

De qué va la ética

Aquí se habla de lo que puede ser bueno y de lo que puede ser malo, a partir de lo que nos conviene o nos hace sentir mejor, eso se clasificaría como bueno, sin embargo para poder desarrollar lo bueno se nos atraviesan una serie de dificultades, que son las que les convienen a otros y eso es lo que consideramos como malo, pero aun así tenemos que saber que hay cosas que están hechas solamente para hacer algo, nos vamos percibiendo que es improbable realizar actividades que están dentro de lo que se considera una fantasía o algo similar.

Ciertas cosas uno puede aprenderlas o no. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Otras cosas hay que saberlas porque en ello, nos va la vida.

En sí, entre todos los saberes posibles existe al menos uno necesario: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no si queremos seguir viviendo. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo “bueno” porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos “malo”. Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos conseguir.

La mentira es algo en general malo, porque demuele la confianza en la palabra y enemista a las personas; pero a veces parece que puede ser útil mentir para obtener alguna ventaja. O incluso para hacerle un favor a alguien. Por otra parte, al que siempre dice la verdad caiga quien caiga, suele agarrarle manía todo el mundo. Lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencias de malo.

Hablar de libertad es a esto a lo que me refiero. Es cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Y aquí conviene señalar dos aclaraciones respecto a la libertad: No somos libres de elegir lo que nos pasa sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo.

Cáp. 2. Ordenes, costumbres y caprichos

Aquí se vuelve a tratar la libertad. Savater se centra en el hecho de que somos libres para hacer lo que prefiramos, pero esta libertad se ve limitada en muchas ocasiones. Numerosas veces es imposible elegir lo que nos pasa pero sí tenemos capacidad de elegir lo que podemos hacer en consecuencia de lo que nos sucede, ósea, no podemos elegir lo que nos pasa, pero podemos actuar frente a ello.

Sin embargo, como reconoce Savater, la mayoría de los actos que realizamos diariamente no los realizamos tras una larga meditación, sino que generalmente son casi instantáneos. Este tipo de casos suceden porque la mayoría del tiempo nos guiamos por determinados agentes, sin decidir de veras lo que nos es más o menos conveniente.

Savater establece los motivos por los que actuamos. Al principio establece tres tipos de motivos:

"Órdenes: Son aquello que otros nos mandan a que hagamos. Tendemos a seguirlas, quizá por miedo a las represalias tomadas por no cumplirla, para mostrar una muestra de afecto y confianza a un ser querido o bien con el único objetivo de obtener de ello una recompensa, pero su justificación no está demasiado clara”.

"Caprichos: Son aquello que realizamos sin motivos aparentes, son deseos momentáneos que realizamos simplemente porque nos apetece, sin pensar en las repercusiones que estos pueden generar. Salen de nuestro interior”.

"Costumbres: Representa todo aquello que se suele hacer a menudo, aquellos gestos que se repiten casi sin pensar, o también aquello que suele hacer todo el mundo a nuestro alrededor. Solemos guiarnos por ellas para lograr la comodidad de la rutina, o bien por estar sometidos a una determinada presión”.

Las órdenes y los caprichos son algo que viene del exterior de nosotros mismos, que se nos asigna sin pedir permiso, a diferencia de los caprichos que es algo que sale de nuestro interior. Por esto la mayoría de las personas suelen considerar más libre realizar un capricho que seguir una orden o una costumbre.

Cáp. 3. Haz lo que quieras

Decíamos antes que la mayoría de las cosas las hacemos porque nos las mandan, porque se acostumbra a hacerlas así, porque son un medio para conseguir lo que queremos o sencillamente porque nos da la gana o el capricho de hacerlas, así, sin más ni más.

Esto tiene que ver con la cuestión de la libertad, que es el asunto del que se ocupa propiamente la ética Libertad es poder decir si o decir no; lo hago o no lo hago, digan lo que digan mis jefes o los demás; esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por tanto no lo quiero. Libertad es decidir, pero también, no lo olvides, darte cuenta de que estás decidiendo. Lo más opuesto a dejarse llevar, como podrás comprender. Y para no dejarte llevar no tienes más remedio que intentar pensar al menos dos veces lo que vas a hacer; sí, dos veces, lo siento, aunque te duela la cabeza. La primera vez que piensas el motivo de tu acción la respuesta a la pregunta, por qué hago esto? lo hago por que me lo mandan, porque es costumbre hacerlo, porque me da la gana. Pero si lo piensas por segunda vez, la cosa ya varía. Esto lo hago porque me lo mandan, pero. ¿por qué obedezco lo que me mandan? ¿por miedo al castigo?, ¿por esperanza de un premio?.

Lo mismo sucede respecto a las costumbres. Si no pienso lo que

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