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LA HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD


Enviado por   •  6 de Abril de 2014  •  2.013 Palabras (9 Páginas)  •  247 Visitas

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HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD

La historia natural de la enfermedad es la relación sistematizada de los eventos que ocurren desde el momento en que el hombre, en estado de salud, se expone a un riesgo y da comienzo una enfermedad, de corta o larga duración, de la que puede o no recuperarse sin la ayuda de elementos externos.

Es un marco de referencia que permite señalar claramente que toda enfermedad, de cualquier etiología, se desarrolla en etapas sucesivas, de gravedad progresiva. Hace posible, por lo tanto, el poder anticiparnos al daño y tomar medidas preventivas, al alcance de médicos y profanos, para evitarla.

En la historia natural de la enfermedad se distinguen dos periodos:

• Periodo prepatogénico o de génesis.

• Periodo patogénico o periodo de evolución natural.

En el periodo prepatogénico destaca la presencia de tres elementos, el agente causal, el hospedero (el ser humano) y el ambiente, en interacción dinámica permanente, formando un conjunto denominado tríada ecológica. Mientras las relaciones de ésta interacción ocurran dentro de un estado de equilibrio y armonía, el individuo podrá mantenerse en estado de salud; pero, si en determinado momento, uno o más de los elementos de la tríada rompen el equilibrio puede dar comienzo la enfermedad.

La ruptura de este equilibrio o armonía es iniciada por un estímulo desencadenante que en la mayoría de los casos es el resultado de la acción conjunta y simultánea de alteraciones variables, cuantitativas y/o cualitativas, de factores intrínsecos de los tres elementos de la tríada ecológica, lo que significa que el origen de la enfermedad es generalmente multicausal.

Una vez roto el equilibrio, se desencadena el proceso evolutivo de la enfermedad o periodo patogénico, provocando respuestas o reacciones del hospedero consistentes en cambios bioquímicos, anatómicos y fisiológicos de carácter reparador que lo pueden llevar, a corto plazo, a la recuperación o, si el proceso morboso se prolonga, se hará crónico, pudiendo aparecer, más tarde, secuelas como la invalidez o discapacidad y la muerte.

Inicialmente, el agente se localizará en el lugar apropiado, y si se trata de un agente biológico, se multiplicará. Los daños pueden ser a nivel molecular, celular, tisular, orgánico o sistémico y ser tan pequeños que no se pueden detectar con la tecnología médica actual (enfermedad grado +), sino hasta que se incrementen a tal magnitud que produzcan alteraciones bioquímicas, fisiológicas o anatómicas. No obstante, la enfermedad todavía no es ostensible ni para el enfermo ni para el médico sin la ayuda del laboratorio u otros medios de diagnóstico (enfermedad grado ++) Si las condiciones permanecen desfavorables para el individuo, aparecerán los primeros signos y síntomas de enfermedad que pueden ser o no ser notados por el enfermo o las personas que le rodean, incluso el médico (enfermedad grado +++)

Lo anterior dependerá de la capacidad de percepción del individuo, de la importancia que les dé, el nivel de autoestima, etc. y de la preparación, experiencia y sagacidad del médico.

La capacidad de percepción varía de un individuo a otro, de manera que, los que tengan muy desarrollada esta capacidad, más oportunamente podrán reconocer su enfermedad. El tiempo también influye sobre la capacidad de percepción; si la enfermedad se instala en corto tiempo, es más probable que la persona note las alteraciones que ésta le ocasione. En cambio, si el padecimiento se desarrolla lentamente, el individuo se acostumbra a los cambios y las alteraciones pueden pasar inadvertidas.

Con frecuencia, la magnitud y la intensidad de los signos y síntomas no tienen relación con la severidad del padecimiento, pues se han observado casos de enfermos graves con signos y síntomas escasos y poco perceptibles.

El tamaño de la lesión tampoco guarda relación con la gravedad de las manifestaciones, pues hay casos en los que la presencia de un pequeño cisticerco en la corteza cerebral puede producir cuadros convulsivos epileptiformes o hipertensión intracraneana severa y hasta la muerte, cuando se localiza en algún lugar donde pueda interferir con la libre circulación del líquido cerebroespinal. La importancia de la lesión estriba en el grado de interferencia funcional que produce.

El lapso de tiempo que media entre la entrada del agente y la aparición de los primeros signos y síntomas, en infectología se llama periodo de incubación.

A partir del momento en que los daños rebasan el umbral de percepción del enfermo y de las personas que le rodean, permitiéndoles identificar signos y síntomas, da comienzo el horizonte clínico. Si los daños permanecen por debajo de este umbral de percepción, se dice que la enfermedad es subclínica o latente, pudiendo evolucionar en estas condiciones durante un tiempo variable y más tarde agudizarse o desaparecer.

De no revertirse el proceso, las condiciones del enfermo serán tales que se verá imposibilitado para llevar a cabo sus tareas habituales, es decir, aparecerá la incapacidad y más tarde la invalidez o discapacidad. Lo anterior significa la pérdida o disminución de su capacidad funcional, biológica, psicológica o social, temporal o permanente, que le impedirá realizar sus actividades cotidianas en forma útil e independiente, como resultado de lesiones graves e irreversibles.

Uno de los resultados de la evolución biológica del hombre ha sido la pérdida de la capacidad de regeneración de muchos de sus órganos, de suerte que, el daño producido en ellos es permanente, como sucede con el pulmón o el sistema nervioso, siendo ésta la razón de los daños irreversibles causantes de discapacidades permanentes.

Finalmente, la muerte puede sobrevenir como resultado de la falla funcional de los mecanismos de adaptación destinados a neutralizar los estímulos negativos generados en el ambiente o por el agente, causantes de la ruptura del equilibrio homeostático.

La recuperación espontánea de la salud puede ocurrir antes o después de la aparición de los primeros signos y síntomas, pasando por un estado más o menos prolongado de convalecencia y, en caso de que en su génesis haya intervenido un agente biológico, el hospedero adquiere cierto grado de inmunidad.

En opinión del Dr. Eleuterio Carbajal González, jefe del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, el estudio integral y dinámico de la historia natural de la enfermedad debe incluir también los posibles cambios evolutivos que pueden ocurrir en el

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