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Actividad No. 6 Stephanie Astudillo Sandoval 401


Enviado por   •  23 de Agosto de 2013  •  1.692 Palabras (7 Páginas)  •  353 Visitas

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El territorio rural mexicano, por sus condiciones agrícolas, orohidrográficas y climatológicas es agrícolamente pobre en lo general o cuando menos no tan rico como lo suponen quienes no advierten las dilatadas comarcas escabrosas que encierran, la baja calidad de los suelos planos, los bruscos desniveles y la profundidad del cauce de los ríos, la irregularidad e insuficiencia de las lluvias y otras contingencias meteorológicas, fenómenos todos que concurren a dificultar el aprovechamiento de la tierra.

En este medio rural natural, alienta una población mayoritariamente que vive en la pobreza y en la ignorancia en un nivel técnico incipiente, rutinario y casi primitivo, agobiada por una multitud de problemas que frenan poderosamente su ascenso a niveles superiores de vida y sufriendo la carencia de lo indispensable para satisfacer sus exigencias biológicas.

Entre los problemas vitales que afectan el desarrollo de las comunidades rurales descuella el de la producción, cuya magnitud resulta evidente mientras subsista la necesidad de importar maíz y trigo para la alimentación del pueblo, y mientras haya millones de campesinos que solo coman maíz, frijol, chile y sal. Sin propósitos de enumeración, el del albergue, el de la salud y conexos, el de la familia, el de la recreación, el de retraso cultural, el de aislamiento y por último los derivados de una condición secular de subordinación económica y política que ha gravitado sobre la masa campesina.

Las Vigas es una pequeña población veracruzana que se localiza entre las ciudades de Xalapa y Perote. Situada entre las montañas de la sierra, el frío y la humedad dan al poblado un carácter triste y silencioso. Después que el sol brillante calienta los tejados y da vida a los campos, desde las cañadas sube la neblina, se filtra por bosques y sembradíos, penetra por las callejuelas y cubre el caserío, entonces el paisaje parece visto a través de un cristal empañado.

En este pueblo, el 30 de diciembre de 1884, nació un niño a quien bautizaron como José Silvestre Rafael de Jesús. En el registro civil fue inscrito solamente con el nombre de Rafael. Sus padres fueron don Francisco Javier Ramírez y doña Pascuala Castañeda, ambos también originarios de Las Vigas.

Rafael Ramírez cursó en la escuela de su pueblo los cuatro grados que ésta ofrecía y continuo estudiando en Xalapa. Terminó su educación primaria y enseguida solicitó inscribirse en la Escuela Normal del Estado, en la propia ciudad de Xalapa, para cursar la carrera de profesor. Fueron cinco años de estudios, de grandes sacrificios y de muchas carencias, pero al fin obtuvo el título de profesor que tanto anhelaba.

Logros.

Después del periodo de 1917, concluido el movimiento armado, que se dieron los primeros cambios que trajo como resultado un proyecto político social donde se contemplaba el inicio del programa educativo y los intereses de todos los sectores de la población. En este marco tiene lugar la actuación de Rafael Ramírez, como muchos de sus contemporáneos consideró su momento como la mejor oportunidad de inducir la construcción de una nueva sociedad, y escogió para realizar su labor el medio rural que lo había motivado sobremanera.

En 1923 se le nombró miembro de la primera misión cultural destinada a Zacualtipan, Hidalgo. Su participación en esta importante actividad fue determinante para definir su interés por la problemática que se vivía en las comunidades rurales, que llegó a convertirse en pasión, por la educación rural.

Como director de Misiones Culturales desde el primero de enero de 1927, estableció un programa general de trabajo, logrando el mejoramiento colectivo en todos los aspectos de la vida rural.

Para ello, en lo económico - social, promovió que se entregara la tierra a los campesinos y se modernizaran las técnicas agropecuarias, se impulsaran las pequeñas industrias locales y se introdujeran otras nuevas.

En el aspecto social le dio gran importancia al concepto de propiedad y trabajo colectivos, a la dotación de ejidos y restitución de tierras comunales, con el fin de fortalecer los sentimientos de solidaridad, unidad y armonía en las relaciones sociales en torno al ejido.

En el ámbito educativo, además de los contenidos estipulados para el nivel primario y de alfabetización de adultos, Rafael Ramírez fomentó y enriqueció la vida espiritual de los campesinos con tareas recreativas, como el deporte, las actividades artísticas y culturales, la danza, canciones populares y representaciones teatrales.

En 1928, a su regreso de un nuevo viaje a Estados Unidos, el que realizó con el propósito de observar la educación rural, se le nombró Jefe del Departamento de Escuelas Rurales, primarias foráneas e incorporación cultural indígena.

Desde esa fecha hasta 1934 dirigió la educación rural y nutrió a los maestros rurales con orientaciones teórico-didácticas por medio de artículos que escribía en las publicaciones periódicas especializadas de la época, y con una vasta producción bibliográfica; o bien por medio de sus visitas a los lugares a un más apartados del país, con sus conferencias y su correspondencia para ayudar a los maestros a sistematizar sus experiencias.

A fines de 1934 dejo la dirección de las escuelas rurales y fue nombrado Asesor del Departamento de Enseñanza Agrícola y Normal Rural.

Cuatro años después, en 1946, tras más de treinta años de servicio continuo a la Educación del país, se jubiló. A partir de entonces cambió el hábito de su acción en beneficio de la escuela rural mexicana. Habló a favor de ella al ocupar diversas tribunas en congresos, reuniones de trabajo y asambleas. Empleó su pluma para defenderla en las páginas de periódicos y revistas más reconocidas de su época.

Su experiencia y su capacidad reflexiva lo llevaron en la última etapa de su vida a adoptar posiciones muy críticas respecto a diversas políticas educativas gubernamentales. Estas actitudes críticas lo acercaron a muchas corrientes ideológicas y políticas de izquierda y las concretó con su militancia en esa época en el consejo Mundial de la Paz.

En su obra escrita pueden observarse tres etapas: antes de 1921, cuando trabajaba en la Escuela Industrial José María Chávez dedicó sus reflexiones a la educación industrial.

Durante los años veinte y treinta se dedicó con toda su plenitud a la educación rural y a esta época corresponde el mayor volumen de su producción escrita y durante la última época de su vida, ya jubilado, sus escritos, reflexiones, conferencias, asesoría y artículos publicados en revistas especializadas, están destinados a hacer un recuento de la labor desarrollada por la escuela rural en su llamada época de oro.

En Ramírez encontramos el vivo interés por aplicar este pragmatismo en su actuar docente dentro de la escuela rural mexicana, llevando con ello este pensamiento a todos los rincones de las escuelas rurales, así como formando a los maestros rurales con ese espíritu de la escuela progresista.

“La educación debía ir a los marginados, estar guiada por preocupaciones democráticas. Su deber ser, consistía en formar hombres con confianza en sí mismos, que emplearan su energía sobrante en el bien de los demás.”

Para la visión de Ramírez, la pobreza y la ignorancia son los mayores enemigos del progreso, resolverlos precisaba de la educación. Para subsanar tan grandes males, la educación no debía ser sólo una ciencia, había tener un carácter normativo, de ahí sus semejanzas con la ética o la política.

Para ello, era necesario combatir la opresión que durante siglos había pesado sobre el mexicano, porque le impedía cristalizar sus esfuerzos en favor de la actividad productiva e imaginativa un uso placentero de su ocio que evitara su hundimiento en la pereza.

La escuela bajo la concepción de Rafael Ramírez, guiada por valores de equidad y de distribución de la riqueza, era un instrumento de liberación humana para todos y no como prerrogativa exclusiva de una minoría.

Con esta convicción el maestro pugnaba por vincular el plantel escolar con la vida; promover desde este sitio el desarrollo pleno de la población; en fin, esta institución educativa era el centro del desarrollo cultural de una sociedad en busca de su integración como Nación.

Buscaba fervientemente incorporar al campesino y al indígena a la civilización, para la escuela de Ramírez significa de vital importancia integrarlos a la herencia cultural de la humanidad y la comunidad de habla nacional.

Sólo la entereza de Ramírez es capaz de sostener en pie la escuela rural, difundirla y defenderla contra propios y extraños. La personalidad del maestro: seria, severa, solemne e intransigentemente honesta, fruto de la formación axiológica, donde se le fomentaron y desarrollaron; la honradez, el decoro, la verdad, la bondad, la justicia e igualdad entre los seres, y la parte espiritual que tuvo, forjada en el rigor del pensamiento ideológico de Vasconcelos, se ajusta admirablemente a la tarea que se impone.

Ramírez, enemigo de la desigualdad social, no se limita a lamentarla en sus efectos, sino que quiso combatirla en sus causas, buscaba una concepción del universo donde hombre, sociedad, cultura y naturaleza se vinculen de manera armoniosa. Sin ser filosofo de profesión, impregnó su pensamiento humanista, en acciones a favor de los más desprotegidos, reflejándose éstas en su quehacer pedagógico. En él, encontramos la inspiración de un trabajo profundo con mucho amor y dedicación, a las causas justas que emanan de lo más profundo del corazón, como una muestra inequívoca del compromiso social.

Con él se cierra un capítulo importante de la educación rural mexicana, dejando a la postre, su pensamiento filosófico al servicio de las nuevas generaciones, dejando.

Conclusión.

“Rafael Ramírez mostro el esfuerzo y entrega de un hombre que tuvo la visión de una educación progresista y que se adelantó a su tiempo, se le debe reconocer la implementación de la escuela rural en nuestro país. Tristemente considero que no se obtuvieron ni se han obtenido los resultados que él esperaba por múltiples y distintas razones, a pesar de ello la idea en sí es genial, desafortunadamente pienso que en la actualidad las escuelas rurales han tenido un mal manejo, claro ejemplo la Escuela Rural de Ayotzinapa que se han olvidado de su compromiso cultural, social, y educativo con los mexicanos, es por eso que como docente en formación no rural pero al fin y al cabo normalista, debo retomar lo bueno de esta gran concepción que ha heredado Rafael Ramírez.”

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