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Ius Administrativo


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2011  •  416 Palabras (2 Páginas)  •  1.124 Visitas

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aaaaaaaaaaaaaaaaaoseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001 y ex-asesor del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, es autor de impactantes libros de denuncia sobre el mal funcionamiento de los organismos financieros internacionales. De hecho, decidió dimitir del Banco Mundial para poder expresarse públicamente y denunciar los extravíos de las instituciones financiaras internacionales. Inteligente a la par de díscolo, este rebelde con causa lucha por retornar el sentido común a un capitalismo que según él ha perdido la cabeza.

A lo largo de su ensayo El malestar en la globalización el Premio Nobel carga durísimamente contra los neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus ejecutivos, a quienes no vacila a la hora de tildar de bolcheviques del mercado. Según Stiglitz, los líderes del FMI están cegados por sus ideas neoliberales, obsesionados hasta el infinito con la liberalización extrema de los mercados y sobre todo, con la devolución de la deuda externa de las naciones. Esta ideología, entronizada hasta el infinito sin contar con otros muchos factores que también condicionan la economía, ha catapultado al caos y a la miseria a muchos países del Tercer Mundo, al imponérseles unas medidas de austeridad excesivas.

Stiglitz además critica duramente la tesis de la autorregulación del mercado, esa idea que pulula por la mente de muchos economistas según la cual habría como una especie de mano invisible que ajustaría el mercado. Eso para él no es más que un mito pues el mundo de la economía es demasiado complejo y poco transparente como para que se autorregule por sí mismo (buena prueba de este oscurantismo económico sería la especulación o las denominadas opciones de aprovisionamiento (en inglés stock options) que lejos que perseguir el beneficio de una empresa, tan sólo buscan, según Stiglitz, aumentar las fortunas personales de unos pocos). Por eso, para que el capitalismo funcione de verdad es necesario que el estado imponga algunas normas y que éstas se apliquen estrictamente.

El Nobel sostiene a lo largo de la obra la tesis de que la globalización, si se lleva con unas reglas justas y de igualdad, puede beneficiar a todo el mundo, puede constituir una gran oportunidad para las naciones y pueblos de la Tierra para enriquecerse. Pero para ello hay que apostar por la justicia y la democracia. Por eso mismo Stiglitz considera que los militantes antiglobalización son, salvo algunos casos excepcionales, personas llenas de sentido común que han comprendido que la globalización, tal y como se lleva a cabo en nuestros días, además de injusta no puede durar.

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