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TEXto Argumentativo


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  1.181 Palabras (5 Páginas)  •  502 Visitas

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TERCEROS MEDIOS SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN TEXTO ARGUMENTATIVO

NOMBRE: ______________________________________ CURSO:_________ FECHA: _____________

PUNTAJE: _________ NOTA:___________

Objetivo de aprendizaje: Identifican con claridad la situación de enunciación del discurso argumentativo en distintos textos y contextos.

1. “La unidad del hombre es un problema cuyos aspectos sociales, políticos y éticos, no solamente preceden a los aspectos científicos, sino que actúan, soterrada o abiertamente, en el corazón de la problemática científica. Hoy, en la cultura occidental, hay algunas personas que están persuadidas de que el concepto homo, es decir, la unidad del hombre, responde a ingenuas apariencias que la mirada crítica disipa como humo. De hecho, la idea de unidad del hombre es una idea muy tardía y muy frágil, corroída y disuelta sin cesar por el etnocentrismo y el sociocentrismo. Cuando consideramos la noción de hombre, tanto en las sociedades arcaicas como en las sociedades históricas, parece claro que depende de una doble conciencia. De una parte, todo «extranjero», a los ojos de un grupo determinado, es percibido inmediatamente como hombre. Sin embargo, a pesar de esta conciencia «natural» de especie, al lado de ella, y ocultándola, hay otra conciencia, etno-sociocéntrica, en virtud de la cual la noción de hombre se reserva solamente a los miembros del grupo, siendo el extranjero otro. El extranjero puede ser considerado como un «espíritu» (ghost) o/y como un dios, y esto, no solamente en las sociedades arcaicas, sino en numerosas sociedades históricas (así los españoles que desembarcan en Perú oscilan a los ojos de los indios, de manera incierta, entre el estatuto de hombres y el estatuto de dioses). En las sociedades históricas, los pueblos extranjeros fueron considerados, no como enteramente humanos, sino como humanos inacabados, insuficientes, bárbaros. En el corazón mismo de las sociedades esclavistas e incluso en la Grecia de Aristóteles, el esclavo, aunque era anatómicamente hombre, no era psíquicamente humano, no era más que un «útil animado». Hoy, incluso cuando está presente en la cultura escolar, la idea de unidad de la especie humana es frágil, por no decir epifenoménica. Los conflictos entre naciones, grupos, individuos nos muestran que muy rápidamente el otro, el enemigo, se convierte en un «perro». Los epítetos de «rata», «víbora», «cochinilla», «bestia inmunda», las reducciones despreciativas e insultantes que identifican al otro con el animal e incluso con la materia excrementicia nos revelan que la expulsión del hombre fuera de la humanidad está estrechamente ligada a todo fenómeno de enemistad, de conflicto, de desprecio.

2. Sería interesante seguir los avatares del concepto de hombre, en las mitologías, las filosofías y las literaturas de las diversas civilizaciones, y comparar sus diversas acepciones. Cuando prestamos atención a la literatura occidental, podríamos quizás constatar cómo la idea de hombre, en principio siempre universal en su extensión, es, por el contrario, estrictamente particularista en su comprensión: La Bruyère cree describir al hombre «en general», describe de hecho algunos tipos humanos del siglo XVII francés. No obstante, a la inversa, lo universal puede revelarse en lo particular. La idea de Montaigne, según la cual sumergiéndose introspectivamente en sí mismo, se descubre toda la «condición humana», está estrechamente ligada a la idea de que lo que parece evidente y universal hic et nunc debe ser relativizado mediante la confrontación con lo que parece evidente y universal en otro lugar y otro tiempo. La idea de hombre surge a la vez del examen subjetivo y del examen objetivo de las diferencias de opiniones, creencias, costumbres, etc. Montaigne, adelantándose a muchos de los filósofos o científicos modernos, comprendía que la unidad del hombre es de naturaleza a la vez subjetiva y objetiva, y no puede ser disociada de la idea de pluralidad de las culturas.

3. La idea de la unidad del hombre se afianzó y afirmó en y por el humanismo. El humanismo funda al hombre aislándolo de la naturaleza y autonomizándolo en el derecho; el hombre es autosuficiente y adquiere su legitimidad y su fundamento en la (su) Razón: homo sapiens quizás surgió de la naturaleza, pero, por su sapiencia, escapa a esta naturaleza. El hombre es el ser supremo, superior, y, por eso mismo, debe ser respetado y honrado en todo hombre. De ahí esa idea humanista universalista y emancipadora: la idea de los derechos del hombre.

4. Este humanismo, que encuentra su completo desarrollo en el racionalismo de la ilustración y la ideología de la Revolución francesa, alimentó las ideas de emancipación modernas, desde la abolición de la esclavitud y la ciudadanía de los judíos hasta la emancipación de los proletarios y los colonizados. Todos los hombres son hombres; son, pues, todos libres e iguales en derechos. Este humanismo racionalista, aparentemente

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