Ética y práctica profesional.

ÉTICA Y PRÁCTICA PROFESIONAL

¿Es necesario un curso de ética en las universidades? ¿Por qué?

Según mi pensar, si es necesario, el por qué, creo que entra dentro del sentido común, puesto que las universidades forman a futuros profesionales, mismos que contarán con una capacitación mayor a la de un técnico y por lo tanto, con mayores responsabilidades, por lo que además de los conocimientos necesarios para ejercer una carrera, se necesita que lo hagan más allá de la sola satisfacción de un beneficio personal, puesto que al tener más conocimiento, repito, se tiene una mayor responsabilidad.

Un claro ejemplo nos lo da la lectura “Se necesitan gerentes éticos. La era post Enron”, donde se hace notar las consecuencias de no aplicar la ética en una empresa por parte de sus profesionales, que como bien se señala, fueron de dimensiones catastróficas.

La historia que se cuenta nos hace ver que independientemente de los valores que se nos inculcan en el seno familiar, se debe de inyectar el conocimiento de la ética en el futuro profesional, pensando en que su desempeño tendrá una mayor garantía de aplicar este valor a su trabajo y por lo tanto será lo más apegado al cumplimiento cabal, con entereza, sin albergar compromisos que vayan en detrimento de la calidad moral, ni en perjuicio a terceros.

Así pues, si lo que se quiere es aportar un grado mayor en la garantía de que los profesionales que se formen en las universidades y que desempeñarán los diferentes cargos dentro de las empresas, del gobierno y de un gran etcétera de puestos de importancia media y alta, se debe de concientizar a estos dentro de los valores éticos, para de esta forma lograr el propósito  en ese sentido.

¿Cuáles serían dos principios éticos que considero hacen falta por fomentar más en los profesionales? ¿Por qué?

El primero de ellos es el principio de solidaridad, pues considero que con esto se contribuiría a fomentar el trabajo en armonía, al hacer de lado el egoísmo y procurar el bienestar común, gozando de la satisfacción que esto provoca, pero que en muchas de las ocasiones, nos es difícil dominar.

El segundo principio es el de abstenerse de elegir dañar a un ser humano y que lo encuentro ligado al primero de los principios expuestos, en virtud de que como bien se evoca en el viejo adagio: “no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen”, nos señala en cierta forma que tenemos que dejar los malos sentimientos egoístas que nos orillan a hacer el mal a un semejante.

De igual forma, el aplicar este principio nos brindará el beneficio de trabajar en armonía con los demás, haciendo nuestra labor más afable, en la conciencia de que el resto de los colaboradores se contagian de este sentimiento.

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