ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Caracterización Y Convergencia De Los Movimientos Sociales Latinoamericanos Del 68.


Enviado por   •  18 de Abril de 2014  •  4.397 Palabras (18 Páginas)  •  235 Visitas

Página 1 de 18

“Caracterización y convergencia de los movimientos sociales latinoamericanos del 68.”

Avance de investigación de la Maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

GT 17- Pensamiento latinoamericano y teoría social.

Esta investigación tiene la finalidad de establecer una posible convergencia de los movimientos sociales de la década de los sesenta en América Latina. Sin pretender hacer un recuento de "todos" los movimientos que se dieron en esa época en la región; también tiene la intención de problematizar acerca del "espíritu del 68" en Latinoamérica, haciendo énfasis en resaltar que "el mayo francés o parisino" no es la única forma de estudiar el fenómeno, y que la amplitud del mismo no se circunscribe a su condición europea, sino que lo que hay de universal en el 68 pasa por varios países y regiones, es decir, no es una condición geográfica ni cronológica, sino un momento de "ruptura-encuentro" universal.

Marco Velázquez.

1968-América Latina-Movimientos Sociales.

Aproximaciones.

En esta investigación, se abordará el tema del año de 1968 en América Latina desde una perspectiva crítica, poniendo en entredicho los presupuestos dominantes establecidos sobre este tema por la “ingente literaria” que ha explotado el acontecimiento desde apenas pocos días de haber sucedido, construyendo un discurso vaciado de contenido y realidad práctica ; en este sentido, en esta investigación se piensa el año “simbólico” de 1968 en los mismos términos que lo plantea Immanuel Wallerstein (2008: 148), “Desde 1968, ha habido una búsqueda incesante, a pesar de todo, en aras de la construcción de un mejor tipo de movimiento antisistémico –uno que podría realmente llevarnos hacia un mundo más democrático e igualitario.”

De la misma manera, se tomará en cuenta el debate que se ha abierto sobre el tema de 1968, en el sentido de si es un parteaguas histórico, la culminación de un largo proceso histórico, o simplemente algo que dio paso a un cambio verdaderamente sustantivo, en las décadas posteriores. En este sentido, el carácter eurocéntrico del 68, así como su encubrimiento, a manera de tragedia, serán puestos en cuestionamiento por la universalidad del suceso histórico en sí mismo y su presencia amplia, festiva y cohesionadora en América Latina

Si el “mayo francés”, rebelión mayor de las acontecidas en el año del 68 en Europa, se encuentra hoy en día enormemente deformado, edulcorado por revisionismos sistémicos –que lo presentan exclusivamente como una “revuelta cultural” -, las rebeliones acontecidas en el continente americano, particularmente las que sucedieron en América Latina, han quedado casi en el olvido, encubiertas por discursos reduccionistas. Posiblemente la única excepción sea el caso mexicano, donde los acontecimientos trágicos del 2 de octubre, con el que se dio termino abrupto a las manifestaciones sociales en este país, han sido recordados permanentemente por núcleos militantes de la izquierda mexicana y de la sociedad progresista en su conjunto ; fuera de esta ámbito, el 68 la sido sepultado por la derecha y por todos los matices de la izquierda que prefieren refugiarse en la concertación o el dogmatismo, evitando el compromiso con un pensamiento crítico y una sociedad compleja.

El “año histórico de 1968”, o de la historia como encubrimiento.

En algunos circuitos de la intelectualidad occidental, 1968 se presenta como un “año histórico” al que se le tienen que construir mausoleos, monumentos, memoriales, relicarios… más que para recordarla, para venerarla en la petrificación del pasado y, así, decretar su defunción definitiva. Si uno “googlea” en la internet “A 40 años del 68”, se encontrará con más de 5,400,000 páginas relacionadas con este tema, que sumadas a todo el material aparecido desde aquel “mítico mayo de 1968” en otros idiomas, podremos deducir que son decenas de millones las referencias: publicaciones, exposiciones, conferencias, comics, videos, películas, intervenciones, performances y un largo etcétera que hacen palidecer a cualquier campaña publicitaria que se precie de exitosa.

La pregunta surge, entonces, como necesaria: ¿es esto positivo, o sólo una gran venta de garaje? Cómo lo comentaba hace cinco años Agustín Cano, en una mesa organizada para conmemorar el 40 aniversario del 68: “Tanto análisis sesudo y testimonio nostálgico… es al menos sospechoso.” (cf. 2008: web) Una posible solución a tales interrogantes pueden encontrarse en la reflexión que el filósofo historicista Benedetto Croce hace para proponer un balance de la obra de Hegel: discernir “lo que está vivo y lo que está muerto” ; separar lo que aun reverdece entre nosotros y nos es útil del 68 es la apuesta, pues “toda conmemoración es un recurso: un recurso de uso de la historia. Y en tanto recurso de la historia, toda conmemoración implica una narración del pasado en referencia al presente (sea para legitimarlo, sea para combatirlo) y por tanto en función de un proyecto o idea del futuro.” (Cano, 2008: web).

Enfático en sus tesis sobre el concepto de la historia, Walter Benjamin (2008: 20) nos apreviene: “Sólo a la humanidad redimida le concierne enteramente su pasado”, a lo cual Bolívar Echeverría (2003: 29) agrega: “El pasado (…) tiene un derecho sobre el presente, está en condiciones de exigirle que lo rescate, que salga en su defensa, que peleé por él, le confiere una capacidad o una fuerza mesiánica, redentora.” Siguiendo esta argumentación, los discursos que se han construido acerca de 1968 parecen encaminados a ocultarlo, encubrirlo, vaciarlo de toda actualidad práctica.

Como lo comentaba el poeta Juan Ruíz de Alarcón “De tan verdadera, la verdad se vuelve sospechosa”. Y la desconfianza ante el poder, en sus múltiples manifestaciones, debe de ser una constante a la hora de analizar un proceso histórico. Para ejemplificar, basten dos botones de muestra: hace ya bastantes años que el gobierno autodenominado de “izquierda” que gobierna en la Ciudad de México tiene a bien realizar un reconocimiento a los muertos y desaparecidos el 2 de octubre en la Plaza de la Tres Culturas, en Tlatelolco; sin embargo, dicha administración ha criminalizado la protesta social en la ciudad capital y ha colaborado para reprimir manifestaciones de jóvenes y estudiantes por lo menos en dos ocasiones, una de ellas convocada por

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (28.5 Kb)  
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com